Eduardo Anitua, entre los odontólogos más influyentes del mundo

Muchas veces se va a buscar fuera de casa lo que se tiene dentro de ella. Son numerosos los investigadores vascos que se han forjado el nombre en el exterior, como es el caso del doctor e investigador Eduardo Anitua. Encabeza la lista de los trece investigadores españoles del sector odontológico que han sido incluidos en la última edición del ranking elaborado por la Universidad de Stanford. El Ranking de Stanford ha vuelto a destacar el pasado mes de noviembre a Eduardo Anitua como uno de los odontólogos más influyentes del mundo, algo que ya sucedió el pasado año ocupando la posición número 22 a nivel mundial, que representa el 2% de los investigadores más relevantes.

Los inicios de Anitua como odontólogo, una vez acabada su carrera, estuvieron muy relacionados con Aretxabaleta, ya que tuvo una consulta con la que inició su labor, desde el año 1980 hasta 1983, momento en que la trasladó a la calle San Antonio de Vitoria-Gasteiz. No es de extrañar por tanto que, entre sus pacientes, siga habiendo numerosos habitantes de todo Alto Deba.

El doctor recuerda gratamente esa época: «Estuve simultaneando esos tres años en Aretxabaleta con una consulta en Vitoria-Gasteiz, hasta que una revisión médica me dijo que si seguía con ese ritmo iba a durar poco, porque no tenía tiempo ni para comer. Porque yo empezaba a trabajar todos los días de ocho de la mañana hasta las tres y media de la tarde en Vitoria, y luego en Aretxabaleta desde las cuatro hasta las once de la noche. Eso de lunes a viernes y los sábados los pasaba en la consulta de Ramón Antín en Donostia, que fue mi mentor, y una persona a la que le debo mucho en mi profesión. Estuve unos diez años con él. Y luego le ayudé a montar su departamento de periodoncia en la clínica».

Anitua rememora esos tres años que trabajó en su consulta atxabaltarra, que la tenía justo encima de Muebles Ezkurra: «Éramos tres personas en la consulta: una secretaria, mi ayudante Virtu, que sigue trabajando conmigo 41 años después, y yo. En aquella época era una consulta pequeña pero tengo recuerdos extraordinarios. Como cuando fui a Aretxabaleta con medio metro de nieve, creo que fui el único que llegó a pasar algún día. Pasé la carretera con ruedas de clavos. Un tiempo maravilloso, primero por mi juventud y por la relación extraordinaria con toda la gente de allí, y de hecho hay mucha gente de hace 41 años que sigo viendo en la consulta aquí en Vitoria». Y añade: «La verdad que fueron unos años inolvidables de mi vida. Y un valle que me cautivó y que por muy poco, y por mi madre, no me quedé a vivir allí. Son los recuerdos entrañables de aquella época. Es un paisaje maravilloso».

Sobre por qué eligió Aretxabaleta para poner en marcha su primera consulta, comentaba que «yo trabajaba en Vitoria y el dentista de Aretxabaleta, Víctor Vives, me pidió que fuera a Aretxabaleta a hacerle algunas sustituciones cuando él no estaba. Era su consulta pero él se trasladó a León y entonces pasó a ser mía y allí estuve 3-4 años. Y recuerdo que el alcalde de Aretxabaleta de entonces me pidió que no lo dejara».

Anitua tiene claro que «en este país hay mucho talento pero escasean los lugares donde demostrarlo. Y tenemos la obligación de crear las estructuras para poder investigar. Hay que reclamar a las autoridades que sean conscientes de que la innovación solo vive si se protege». A lo que añade que «hay un cierto recelo para establecer una colaboración público-privada con empresas de aquí. Se ha ido mucho talento por esa falta de sensibilidad con la gente de aquí. Y aquí no protegen lo suficiente ni la innovación ni a los innovadores».

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