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Xabi Urresti muestra su colección de cámaras de fotografía en su casa rural Olatuenea, en Sunbilla. A. D. C.
«Mi barco era Olatua, así que la casa tenía que ser Olatuenea'

Xabi Urresti

Fotógrafo y patrón de barco

«Mi barco era Olatua, así que la casa tenía que ser Olatuenea'

Olatuenea, «la casa de la ola» es su cabo a tierra, desde donde comparte sus dos pasiones: el mar y la montaña

Alicia del Castillo

Baztan/Bidasoa

Miércoles, 7 de mayo 2025

Xabier Urresti recibe a todo aquel que quiera desconectar unos días en Olatuenea, «la casa de la Ola» en Sunbilla. Esta casa rural es su nuevo proyecto, su cabo a tierra, aunque continuará navegando por el Mediterráneo por temporadas. Nacido en Irun, tuvo durante muchos años una tienda de fotografía en Donostia, vivió en Hondarribia y compró el velero de un amigo. Después de 15 años en la mar como patrón de Olatua (la ola) , navegando y enseñando a los tripulantes los secretos de las islas Baleares, ha remontado el Bidasoa hasta llegar a Sunbilla. Desde aquí quiere compartir sus dos pasiones: el mar y la montaña.

– ¿Qué hace un marino en Sunbilla?

– Tras unos años en la mar llegó el momento de buscar un lugar en tierra. No me he ido muy lejos del agua, porque estoy al borde del Bidasoa. Como los salmones, ttipi-ttapa para arriba y cambio de aires. En la vida yo nunca había pensado que iba a venir a vivir a Sunbilla, pero mi amona es de Elgorriaga y la otra amona de Arantza, así que he vuelto un poco a los orígenes.

– Desde aquí ves Mendaur, como desde Elgorriaga y desde Aran-tza.

– He subido varias veces y las vistas son espectaculares: desde el Pirineo hasta Donostia, casi Las Landas...

– ¿Echas de menos la mar?

– La verdad es que no la he dejado. He estado 15 años como patrón de velero en Baleares, navegando entre Ibiza y Formentera, sobre todo, intentando acercar el tema del mar a la gente. Porque dices: un velero en Ibiza, y toda la gente piensa: pasta, dineral... Y yo he querido transmitir lo que es convivir en un barco a vela, descubres cuevitas, lugares, atardeceres... He hecho muchos amigos, pero hay etapas, el viento va rolando y tocaba cambio. He puesto el barco en venta, pero sigo en proyectos.

– Hace poco has cruzado el Atlántico...

– Sí, con una familia. Es una pareja que tiene un proyecto de vuelta al mundo con un peque de dos años y medio. Andaban por el Mediterráneo, pero querían cruzar el charco (el Atlántico). Vieron que les hacía falta una mano. El patrón y yo hicimos Canarias-Cabo Verde en 9 días, paramos 4 días y desde ahí otros 16 días hasta El Caribe.

– ¿Cómo son 16 días en alta mar? Duro, ¿no?

Muy potentes. Sentir que estás en medio del océano y tener 1.000 millas a proa y otras 1.000 a popa, casi 2.000 kilómetros. Fue un viaje interior, para mí también. Mucho tiempo solo haciendo las guardias. Estar ahí en el medio del mar, a veces con olas grandes, con ese cielo, con chubascos, con atardeceres y amaneceres impresionantes... Fue una navegación bonita, disfrutamos mucho, pero tuve mucho tiempo para pensar, para estar conmigo mismo y hacer repaso de la vida.

«Seguiré ofreciendo los viajes en velero de vez en cuando, Olatua continúa, pero de otra forma»

– ¿Habías tomado ya la decisión?

– Sí, esto ha sido de noviembre a diciembre. Ahora voy a alquilar un velero y voy a ir a Menorca con la gente que tenía de Olatua, que dicen que son reincidentes. Así que estoy en mar y montaña. Estoy disfrutando mucho de este momento.

– ¿Y la fotografía?

– Bueno, voy a retomarla un poco. He tenido proyectos. Últimamente con Mikel Urdangarin, he estado haciendo una película con Unai Basurko, que es navegante, también. He estado un poco de segundo cámara, de audio... Dejar, dejar nunca lo he dejado. Estuve 15 años en Amaiur, la tienda de fotos.

– Anda que no han cambiado las cosas en ese mundo...

– Hicimos la transición del analógico al digital. Fueron años muy chulos, en Gros. Teníamos una pequeña escuela y todo.

– El nombre de la casa lo tenías claro...

– La casa se llamaba Pepabaita, no sé por qué... Pero mi barco era Olatua, así que tenía que ser Olatuenea.

– El barco transformado en casa...

– Sí, estoy contento. Tampoco tenía pensado comprarme un barco, empecé como hobby, en piragua, buceo, por Hondarribia.

– ¿Recuerdas cuándo fue tu primera vez en velero?

– Sí, tengo como unos momentos mágicos cuando estuve en un barco de Greenpeace, que soy socio. Yo veía a los marineros, al capitán y aquello era como mágico. Fui varias, veces, estuve de cocinero, empecé a sacar títulos, me gustaba mucho el mar, estudiar... Y luego un día dejé la tienda de fotos, así también, una volada de viento. Les dije a mis socios que me iba... Mi idea era acercar a la gente ese momento. Por eso todavía ahora intento ponerme en el lugar de la persona que viene por primera vez y pienso... para esta gente tiene que ser alucinante, esta puesta de sol en el mar, el bucear y entrar en una cuevita... Acercar la vela, la naturaleza y el mar. Todavía sigo en ello, pero de una manera un poco diferente.

– Ahora la casa rural, el mar y la montaña.

– Es recibir a gente también. Aquí con un poco más de intimidad, porque en el barco el espacio es muy reducido. Recuerdo que las primeras veces después de una semana conviviendo me daba pena que se fueran, aunque luego venían otros. Fue todo un proceso, aceptar que unos vienen y otros se van. Aquí les doy opciones: tienen Leurtza o les dejo unas bicis para ir por hasta Bertiz por la Vía Verde del Bidasoa. Es un lugar estratégico. Estoy encantado en Malerreka, de Olatua a Olatuenea.

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