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efe
Martes, 21 de febrero 2017, 14:13
Una breve aparición en la película 'La La Land', favorita para los Óscar de este año, ha transformado el histórico club de jazz parisino Le Caveau de la Huchette en un lugar de peregrinaje para amantes de este musical venidos de todo el mundo.
El club era ya un sitio de referencia del jazz en la capital sa, y desde su apertura en 1946 había acogido a clásicos como el trompetista Ronald Baker, el batería Duffy Jackson o la cantante Nancy Holloway. Sin embargo, un minuto al final del romance que protagonizan en la gran pantalla Ryan Gosling y Emma Stone es lo que ha popularizado a nivel mundial el local.
"Chinos, alemanes, norteamericanos... cada vez vienen más", explica satisfecho Dany Doriz, el propietario, que calcula en un 25%-30% el incremento de público desde el estreno de 'La La Land'.
Irónicamente, en la cueva subterránea no se filmó ni una sola escena. Las imágenes que aparecen en la película de Damien Chazelle son una reconstrucción del local hecha a partir de fotografías, en la que las paredes y el suelo del mismo, si bien reconocibles, aparecen pintadas de rojo.
La productora les ó por correo electrónico, solicitó algunas fotos y la posibilidad de explotar el nombre del club "sin dar muchos más detalles". Duriz asegura que hasta el estreno no sabía que eran para 'La La Land'.
Pista de baile
Le Caveau de la Huchette cuenta como elemento característico con una pequeña pista de baile enfrente del escenario en la que decenas de parejas bailan al ritmo de la música. Precisamente por ser "el único bar de jazz del mundo donde la gente puede bailar", la productora estadounidense lo eligió, piensa Doriz, que afirma que "ni en EE UU quedan sitios así".
La masiva llegada de público internacional ha alterado de alguna manera la vida de Le Caveau de la Huchette, en el que el propio espacio refleja la división entre el público tradicional y los amantes de la película. "En este extremo se sientan los de siempre", precisa Tahina, una de las habituales del local, mientras señala dos bancos de madera situados a la izquierda de la entrada. "El resto de gente que ves son turistas, y nunca ha habido tantos", añade.
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