Cannes: 37.0000 pisos turísticos y 15 drones

Está sucediendo, por ejemplo, con el estreno de la monumental, apabullante, insondable, grotesca (en su primer sentido etimológico, que nos remite a los tiempos de Miguel Ángel Buonarotti, cuando él y sus pares descubrieron en unas cuevas - 'grotta'- antiquísimas pinturas que les causaron profundo estupor, desasosiego y iración y denominaron 'grottescas' o 'de la cueva'), inabarcable 'Megalópolis' de Coppola en cuya ensoñación ha pasado 40 años y para cuya realización ha invertido 120 millones de su peculio, logrados tras vender gran parte de sus viñedos californianos. Ha habido medios de comunicación que han convocado a siete críticos, 7, para comentar una obra sin fondo ni sin fin que remite a todo el cine hecho y por hacer. Toda anécdota es tan histórica en Cannes que aún se discute por las esquinas si los diez minutos de atronadores aplausos con el público puesto en pie fueron suficientes para un trabajo sin parangón en el cine que se ha visto y se verá.

Todo sigue resultando mítico en Cannes por más que este 2024 se esté celebrando ya la edición septuagésima séptima. Por eso se dedican emisiones de radio a la patrulla canina (sic) que husmea la alfombra roja antes de cada ceremonia no fuera a ser que alguien, alguienes, hubiesen depositado una bomba, un bote de gas mostaza o unos polvos pica pica. Hasta ahora lo más terrible que se ha detectado, y lo ha hecho el destacamento de CRS (no canino sino de experimentados pilotos) apostado en las azoteas de los palacios cinematográficos, ha sido la presencia de quince, 15, drones piratas que no eran ni iraníes ni rusos sino de un puñado de 'paparazzi' e irredentos fans de distintas estrellas altamente tecnologizados que buscaban la imagen más increíble,más icónica.

'Histórico', sí. El estreno en salas comerciales de toda Francia, dos días antes de hacerlo en nuestras pantallas, de la también inabarcable, alucinante/nógena/toria 'Furiosa' de George Miller que como 'Megalópolis' pero en un registro diametralmente diferente remite a mundos que quizás ni hayan existido ni existirán pero que pueblan el imaginario de las sagas y los cantares de gesta.

Todo lo que acontece en Cannes resulta mítico, histórico, historiado. 37.016 pisos turísticos se ofrecen no solo en la ciudad sino en su radio de acción que puede llegar en temporada altísima (festival + Grand Prix de Mónaco donde este año se espera la presencia de Taylor Swift) hasta Niza y más allá. 37.016 más hoteles y villas para recibir a tal cantidad de visitantes que durante 15 días de mayo que siguen asombrando al mundo triplican la población de esta villa provenzal de unos 75.0000 habitantes en temporada baja.

Histórico. Por ejemplo descubrir el bonísimo cine de Ariane Label, una actriz franco griega que da la casualidad de estar casada con el Yorgos Lanthimos de 'Pobres criaturas', 'La favorita' o 'Langosta'. Ha presentado en este festival su primer trabajo como directora, 'September Says', una película arrebatada sobre dos hermanas y una madre apetitosa y disfuncionalmente atractivas, al borde de la más exquisita y regocijante desestructuración.

No menos regocijantes e igualmente disfuncional es la patrulla detectivesca de un filme coreano proyectado en las sesiones de medianoche cuando todos los gatos y los asesinos en serie son pardos, 'Veteran 2' es la anarquía gozosa, total y para nada anecdótica. Aquella medianoche crujió la pantalla cerca de la Croisette.

Todo es mítico en Cannes. Aunque sea por unos segundos, unos minutos, unas horas, unos días. Hasta la Llama Olímpica ardió en lo alto de las escaleras más famosas del cine (con permiso de las de 'El acorazado Potemkin…). Volverá Macron de Nueva Caledonia, alguien recibirá la Palma de Oro y la leyenda seguirá imbatible. Hasta la edición 78. Y más allá.