La suerte de varas (2)

Y como no, Joselito que es más listo que ninguno, se da cuenta perfectamente de los derroteros por los que debe discurrir la tauromaquia, de cara a hacer de la misma un espectáculo de masas ya netamente urbano. Adopta y asimila su toreo al de Belmonte e, impone un nuevo tipo de toro en las ganaderías. Con 'Diano', semental del encaste Ibarra, es con el que se inicia la transformación de la ganadería de D. Vicente Martínez, de toros jijones de Colmenar Viejo, en una ganadería más moderna y acorde con los tiempos de predominio del toreo de muleta. Ahí es donde deja de tener definitivamente preponderancia la suerte de varas, convirtiéndose ésta en un limitador de la fuerza del toro, en aras de una faena de muleta cada vez más artística y larga.

Se ha pasado de disfrutar con la bravura del toro en su pelea con el caballo, ante unos tendidos poblados en su mayoría por espectadores del entorno rural, a disfrutar con una faena de muleta cada vez más larga, artística y en la que el concepto de parar, mandar y templar se impone, Estamos ante la llegada de las plazas monumentales promovidas por Joselito y repletas de público urbano. Los ganaderos van criando toros cada vez más nobles, más suaves, más tontos, más mansos y en cuanto llega el castigo, dicen que nones. De aquí, estamos a un paso de hacer desaparecer a los picadores y convertir esto en un ballet con acompañamiento, por eso algunos dicen que todas las corridas les parecen iguales. Este es el cáncer y no el de los antitaurinos.