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Hombres heridos en el hospital de sangre instalado en el Colegio de Lekaoz. Fondo Ucla
Guerra Civil

Rescatan imágenes históricas del hospital de sangre de Lekaroz

Salen a la luz grabaciones inéditas que estaban en la Universidad de California en las que se puede ver a los heridos en el frente de Irun en septiembre de 1936 en las escaleras de la Iglesia del Colegio de Baztan

Alicia del Castillo

Baztan/Bidasoa

Domingo, 9 de marzo 2025

Se sabía que durante parte de la Guerra Civil el 'Colegio de Lecároz', en el Valle de Baztan, se había transformado en Hospital de Sangre y también se conocían algunas fotografías. Sin embargo, ahora han salido a la luz distintas filmaciones. El médico, investigador y escritor pamplonés Pablo Larraz Andía (1974), ha buceado en decenas de esas grabaciones inéditas sobre la Guerra Civil española a través de la página web de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y ha conseguido identificar algunas de ellas en el Colegio de Lecároz.

Todas estas grabaciones formaban parte de la colección del periodista, editor y magnate de la prensa William Randolph Hearst (1863-1951), y fueron donadas junto a cientos de filmaciones históricas empleadas en su momento en informativos cinematográficos. Cuando la institución emprendió la tarea de digitalizar e inventariar estos fondos, con la participación en el proyecto de la española Silvia Ribelles, comprobó que alrededor de 360 películas correspondían a episodios y acontecimientos referentes a la Guerra Civil española.

Las filmaciones recuperadas abarcan tanto escenas del frente y combates, como de la vida cotidiana en la retaguardia en ambos bandos de la contienda. Muchas formaron en su día parte de informativos, pero en un innumerable número de casos, buena parte del material fue desechado y almacenado sin que llegara a ver la luz.

Este material cinematográfico presenta una excelente calidad gráfica gracias a los procesos de limpieza y restauración a que ha sido sometido. En su mayoría son filmaciones de poca duración, fragmentadas y sin montaje, carentes de sonido, muchas veces sin relación geográfica. Las fichas de registro en ocasiones ofrecen información incorrecta, lo que dificulta poder realizar una búsqueda precisa desde la web.

El médico y escritor Pablo Larraz Andía, tras analizar los fondos, ha logrado identificar varios fragmentos de filmaciones realizadas en Navarra sobre las que no existía referencia.

Pablo Larraz con las grabaciones identificadas, ante la Iglesia

El hallazgo más sorprendente corresponde a varias secuencias de un hospital de sangre intercaladas entre imágenes de los combates en torno a Irun y Oiartzun, en septiembre de 1936. El investigador navarro logró identificar que se trataba del Colegio de los Capuchinos de Lecároz, en el que por esas fechas se instaló de urgencia un hospital de vanguardia para atender a los heridos procedentes de los combates librados por aquellas fechas en tierras guipuzcoanas.

Combates en Gipuzkoa

En las imágenes, de gran calidad, «se recoge la llegada al centro de algunos heridos, llevados a hombros, ante las indicaciones de varios frailes capuchinos. También grupos de heridos sentados en la escalinata de al convento, con brazos en cabestrillo, aparatosos vendajes, muletas y bastones. Otras escenas más distendidas corresponden a escenas de convivencia, paseo, o reparto de tabaco y obsequios entre los hospitalizados por parte de chicas jóvenes de los pueblos colindantes», explica Larraz.

«Estaba viendo imágenes de un hospital de Burgos y me di cuenta de que había imágenes de Lecároz». Con toda seguridad, fueron grabadas en los primeros días de septiembre de 1936, cuando el improvisado hospital de sangre no había dejado de recibir heridos —requetés navarros en su mayoría, aunque también algunos legionarios— víctimas de los combates en torno a Oiartzun, Irun y los combates del Fuerte de San Marcos.

UCLA

Todo parece indicar que se trata de una filmación realizada «por alguna agencia sa de noticias que cubrió informativamente la parte del frente de Irun controlado por los sublevados, y que, en su periplo, además de escenas del frente y del incendio de Irun, filmó en localizaciones concretas en Navarra como el puente de Endarlatsa, y el citado Colegio», explica.

Entre los fondos de la UCLA, el investigador pamplonés ha identificado además numerosas escenas de unidades de requetés navarros en el frente Norte. Un tesoro documental que ya está accesible para la consulta pública desde la página newsreels.net del archivo gráfico de la UCLA.

El hospital de sangre

Aunque Navarra no contó con frente de batalla en su territorio, la proximidad de los combates en el frente de Gipuzkoa durante las primeras semanas de conflicto, obligó al establecimiento de varios «hospitales de sangre», improvisados centros de urgencia establecidos cerca de la línea del frente con el fin de proporcionar una primera asistencia sanitaria a los heridos de guerra. Los hubo en Lesaka, Bera, Elizondo, Oronoz y en Lecároz, el principal, centro de referencia para el resto.

El colegio Ntra. Sra. del Buen Consejo de Lecároz sirvió como hospital durante más de dos meses y medio, debido en buena medida a las extraordinarias condiciones que reunía para ese propósito, y el encontrarse en aquel momento vacío de alumnos debido a las vacaciones estivales. El centro contaba en aquel momento con adecuadas comunicaciones, espacios amplios con buena ventilación e iluminación, cuatro salas de dormitorio con más de 300 camas disponibles, cuarto de socorro equipado con aparato de rayos X, agua esterilizada, material médico y quirúrgico completo, y hasta un pequeño quirófano habilitado en la zona de enfermería del colegio.

UCLA

El centro fue atendido por dos cirujanos militares, un radiólogo, seis internistas, cuatro practicantes. Como personal auxiliar, varios sanitarios –seminaristas de Pamplona– y los numerosos hermanos de la comunidad de frailes de Lecároz, al frente de cuya organización se encontraba el padre capuchino José Miguel Aldaz.

El también capuchino Pedro de Leiza, recordaba: «Hubo días de 200 hospitalizados que atender». Teodoro Yoldi, uno de los hermanos capuchinos que asistió a los heridos, recordaba en 1999, en una entrevista recogida por Pablo Larraz: «En aquel momento, los frailes íbamos con hábito y barbas, y cuando venían la primera impresión era de susto. Luego estaban encantados por lo bien que les atendíamos y lo abundante de la comida».

En otoño de 1936 la dirección de Sanidad Militar ordenó la evacuación y clausura del hospital de sangre; justo a tiempo para poder convocar a los alumnos del curso 36-37, e iniciar una trepidante labor de limpieza y desinfección del colegio. Según la estadística elaborada por el médico e investigador navarro, del 4 de agosto al 18 de octubre, el Hospital de Sangre de Lecároz atendió a 633 combatientes, 80 enfermos y 553 heridos, de los que 4 fallecieron en el centro a consecuencia de sus heridas.

Sin embargo, la prolongación de la contienda y la necesidad de atender al cada vez mayor número de combatientes convalecientes obligaría a la reapertura del centro en junio de 1937, esta vez como 'Hospital Militar General Mola de Lecároz'. Hasta julio de 1939, cuando definitivamente se clausuró el centro, habían pasado por sus salas 9.313 soldados.

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