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Cosme Damián de Churruca (Mutriku, 1761-Cabo de Trafalgar, 1805) es conocido sobre todo por su muerte tras recibir una bala de cañón que le arrancó una pierna cuando comandaba un navío en la batalla de Trafalgar. Benito Pérez Galdós recuperó su figura en las páginas de 'Trafalgar' y le hizo pasar a la historia como el arquetipo de héroe romántico que es capaz de sacrificar su vida por su nación. Pero Churruca fue en realidad algo más que un símbolo. «Se sabe mucho sobre su muerte, pero muy poco sobre su vida», resume el escritor donostiarra José Andrés Alvaro Ocáriz, que ha recuperado la biografía sobre el marino que en 1806 publicó su hermano Julián después de adaptar su lenguaje a los tiempos actuales.
Churruca vivió en una época movida. «Su vida fue apasionante, casi como una película de aventuras», se entusiasma el escritor. Participó en exploraciones científicas al otro lado del Atlántico, levantó mapas de remotas costas sin cartografiar, ideó soluciones de ingeniería naval gracias a sus conocimientos matemáticos y hasta fue reconocido por el mismísimo Napoleón, que le obsequió con un sable y unas pistolas. Fue el arquetipo del marino de la Ilustración, con una curiosidad sin límites y una confianza ciega en las posibilidades de avanzar que brinda el conocimiento científico. A su erudición en materias relacionadas con el mundo marítimo cabe añadir un gran interés por el mundo de las letras: frecuentaba los clásicos latinos y dominaba tanto el italiano como el inglés y el francés.
Nació en Mutriku en el seno de una familia acomodada –su padre fue el primer alcalde de la localidad– y desde pequeño se sintió atraído por el mar. Séptimo de diez hermanos, inició primero en Bergara y luego en Burgos una carrera destinada a llevarle al sacerdocio. La atracción de la vida marina, sin embargo, terminó imponiéndose a su vocación eclesiástica y a los 15 años se enroló en la Compañía de Guardiamarinas de El Ferrol.
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Con apenas 20 años participó en su primera acción militar: un asedio para intentar recuperar Gibraltar de manos de los británicos que se saldó con un fracaso. En 1781 participó en una expedición científica en el Estrecho de Magallanes y se reveló como un extraordinario cartógrafo. Cuatro años más tarde volvió a embarcarse al frente de otra misión que realizó estudios hidrográficos para la reforma de un atlas marino de la América septentrional. A su regreso recibió el título de capitán de navío. Su inquietud por introducir mejoras en los barcos y su formación enciclopédica hicieron de él una de las figuras de mayor prestigio de la Armada.
En 1799 fue llamado a Brest por el propio Napoleón, que había sellado una alianza con los españoles para combatir a Inglaterra. El general francés preparaba una operación militar para aislar por mar a los británicos con la ayuda de la flota española. Napoleón reconoció su valía obsequiándole con un sable y unas pistolas. De regreso a España, Churruca escribió un tratado para perfeccionar las técnicas de artillería de la Marina mientras solicitaba el mando del buque 'San Juan de Nepomuceno'. Fue en la cubierta de ese navío donde vivió sus últimas horas cuando una flota británica cercó a una treintena de barcos hispano-ses cerca del cabo gaditano de Trafalgar. Los británicos, que querían hacerse con el control del Estrecho, derrotaron a sus contrincantes guiados por la mano de Nelson, que también falleció en la batalla.
Lugar. Hoy en el Aquarium (auditorium) a las. 19 00 horas. Entrada libre.
Participantes José Andrés Alvaro Ocáriz (autor), Javier Mateos Guerra (comandante naval de San Sebastián), Ángel García Ronda (presidente del Ateneo Guipuzcoano) y José Ignacio Espel (presidente del Aquarium).
La biografía, que se presenta esta tarde en el Aquarium de San Sebastián, fue escrita por Julián, uno de los hermanos de Churruca. «Era un sacerdote, un hombre culto que tuvo una relación muy estrecha con el marino», explica Ocáriz. Tan estrecho fue ese vínculo, añade el escritor donostiarra, que el autor se define en el título original de la obra como «el amigo más confidente que tuvo» Churruca. Un título algo profuso y que reza así: 'Elogio histórico del brigadier de la Real Armada Don Cosme Damián de Churruca y Elorza, que murió en el combate de Trafalgar en 21 de octubre de 1805, escrito por el amigo más confidente que tuvo'.
La recuperación de la biografía de Churruca no solo tiene que ver con la voluntad de poner a los lectores del siglo XXI en o con una realidad histórica a menudo desconocida. También es una forma de reivindicar una figura que no tiene demasiado reconocimiento en nuestros días. «Mi intención es recordar a Churruca, que aunque forma parte de ese grupo de personajes históricos que no necesitan ser presentados, siempre viene bien recordarlos y aportar datos que pueden ser desconocidos».
Ocáriz no se ha limitado a actualizar el texto de la biografía sobre Churruca de su hermano Julián. También ha introducido en sus 85 páginas fotografías y algunos de los mapas que el marino trazó a lo largo de sus expediciones científicas. «Además, he añadido unas cincuenta notas a pie de página con el objeto de explicar el contexto histórico en el que se desarrolla su vida», puntualiza el escritor donostiarra, que ya estaba familiarizado con la figura de Churruca después de haber publicado hace unos años una edición actualizada del 'Trafalgar' de Benito Pérez Galdós que corregía los nombres de algunos de los personajes de la novela del escritor.
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