¿Cuál es tu tormento?

Ahí esá, nos sentimos atrapados en un cuadro. En 'Personas al sol'. Encerrados. Almodóvar coloca a sus actrices como si fueran personajes de una obra pictórica . Figuras necesarias como fondo de un reportaje de revista de decoración (o moda) de lujo. Puesta en escena fría. Ellas recitan 'Los muertos' de Joyce y ven películas de Buster Keaton y Max Ophuls mientras algún que otro espectador se acuerda de Bergman y 'Persona'.

Todo muy cool. La muerte puede ser 'cool' si quien se está muriendo es la Swinton.

Muy cool y 'high class'. Citan a las dos Carrington, a la Woolf y al grupo Blooomsbury. De mientras, la música de Iglesias marca la película con unos subrayados que de tan excesivos, molestan.

Muy 'cool'. Muy al día. Leamos 'Vagancia erótica; todo sobre Elizabeth Taylor y Richard Burton'. Muy 'artístico'', tengamos algo de la Bourgeois en nuestra casa.

Contrapicado sobre una puerta roja. Esto es el León de Oro de Venecia. Pero no es un diez sino un siete. Almodóvar, atrapado entre Hopper y Sigrid Nunez, pierde el eje narrativo cada vez que se aleja de la relación entre la mujer que se está muriendo y la que la acompaña. No funcionan la escenas fuera de la casa, allá por Woodstock. Ni la del incendio. Ni la de la comida con el ex de ambas ni, la que menos, el encuentro con los carmelitas en la guerra de Irak. Tampoco la del gimnasio. Ni todo el añadido a lo que pasa cuando todo ya ha pasado. ¿Para qué, por qué? Si estás atrapado en el cuadro de Hopper con Tilda y Julianne, quédate en él y déjanos en él. Aunque sea una copia. Buena. León de Oro. Un 7, no un 10.