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Luca Corsi
Viernes, 23 de mayo 2025, 22:05
Aparecen los campanarios venecianos, faros, vigías y símbolos de poder. La serenísima mira al mar, pero las montañas acechan a sus espaldas. El Giro llega ... al Véneto y los corredores saben que una carrera termina y otra empieza. Aquí no hay dilema gramsciano: lo viejo muere pero lo nuevo sí nace, de golpe. Desde mañana no habrá apenas descanso hasta Roma.
Antes del zafarrancho, solo quedan dos días para los motores de alta cilindrada y este viernes los dos más grandes se enfrentan en un mano a mano en el 'strappo' que lleva al santuario del Monte Berico, en los altos de Vicenza. Gana Mads Pedersen (Lidl-Trek), con una de sus tremendas arrancadas largas moviendo vatios suficientes para iluminar una ciudad. Van Aert (Visma), valiente y listo, hace lo que debe, pero no le alcanza. Un segundo puesto al alcance de pocos.
Isaac del Toro (UAE), exuberante todo el día, es tercero pero no puede evitar que las dos bestias que le preceden abran hueco: los jueces pican dos segundos. El 'Torito', como ya le llaman en Italia, saca a su vez tres más a sus rivales en la general, que con los dos de bonificación son cinco. Tiene a su compañero Ayuso a 38.
Este sábado, último suspiro para los hombres rápidos, camino a Gorizia. La meta estará muy cerca de la histórica estación ferroviaria austrohúngara, después italiana, más tarde yugoslava y ahora eslovena, sin moverse nunca de sitio. Tras la II Guerra Mundial, la zona urbana de Gorizia cayó del lado italiano y algunos barrios periféricos y la estación, en Yugoslavia. La nueva población construida a partir de 1947 recibiría el nombre de Nova Gorica, pero en realidad Gorizia es una sola ciudad. Una placa en el suelo de la plaza Transalpina es casi la única señal de que se cambia de país sin salir de la ciudad. La medieval Gorizia y Nova Gorica son la capital europea de la cultura, como lo fue Donostia en 2016.
Pedersen lleva cuatro etapas y buscará este sábado la quinta, antes de dejar paso a los escaladores. Mañana, el aperitivo de lo que será el tramo final del Giro. Y no será, precisamente, ni un moderno Spritz ni un vermut clásico al atardecer para que el rojo del contenido del vaso y el del horizonte se mezclen y se alcance algo muy parecido a la belleza. De eso, nada. Montaña, dolor y sufrimiento.
Juan Ayuso no va cómodo. El Ineos le cazó en su ataque en San Giovanni in Monte, el primer puerto de la jornada. Enlazó rápido. Tampoco entró en la pugna por la etapa ni por seguir la rueda de Del Toro al final. Dice que le duele la rodilla lastimada en Siena, que los puntos no consiguen cerrarla; quizá piensa que su compañero despilfarra fuerzas apostando a pequeña cuando queda toda la montaña (domingo, martes, miércoles, viernes, sábado, Monte Grappa, Mortirolo, Colle delle Finestre...). Salvo esos segundos, la general no se vio alterada, con Antonio Tiberi a 1:18 y Primoz Roglic a 1:35.
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