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Zuhaitz Gurrutxaga: «En ninguna categoría se triunfa sin darlo todo»
Fútbol

Zuhaitz Gurrutxaga: «En ninguna categoría se triunfa sin darlo todo»

Zuhaitz Gurrutxaga jugó en numerosos equipos tras salir de la Real y ha enfocado su vida en el mundo de la cultura siendo músico, actor y presentador

Tito Irazusta

Sábado, 31 de diciembre 2016, 09:39

F utbolista que debutó en la Real a los diecinueve años, músico, monologuista, actor teatral y ahora presentador de televisión, todo eso le contempla a Zuhaitz Gurrutxaga (Elgoibar, 1980). Intenta hacer reír a la gente con las cosas que cuenta y ha encontrado en ello un modo de vida que no pudo imaginar cuando era jugador de fútbol. Entramos en profundidad a recorrer su trayectoria en todas sus facetas.

Zuhaitz, ¿cómo vive?

Muy bien. Trabajo en ETB presentado algún programa y soy feliz, esa es la verdad.

Seguro que no era lo previsto en un futbolista.

Nunca lo había pensado. De pequeño el sueño era ser futbolista, como el de muchos jóvenes y lo conseguí. Lo que nunca imaginé es que mi vida seguiría este lado artístico.

Dicen que lo más difícil es hacer reír a la gente

Lo es y está bien conseguir que la gente crea que todo es fácil y natural, pero no sé quién dijo que el humor es algo muy serio y cuesta mucha concentración y mucho trabajo hacer reír a la gente. Esa es una gran verdad.

¿Le quita el sueño saber que tiene que subirse al escenario?

Cada vez que sales al escenario siempre te queda la duda de saber cuándo va a entrar el público, porque puede entrar en el primer minuto o que no entre, te cargas de peso y lo pasas mal. Sí que te quita en parte el sueño hasta que entras en el ambiente.

¿Pensó que su carrera de futbolista haría gracia?

Todo fue una consecuencia de que siempre me ha gustado contar historias. Las contaba en el vestuario, en las cenas de equipo y funcionaban. Un día pensé que podía subirme a un escenario y contarlas también a otro púbico. Funcionó y por eso estoy en lo que estoy actualmente.

¿Hablaba del futbolisto porque era un listo del fútbol?

Creo que no pensé tanto. Es como cuando se presenta el título de un disco a un cantante, algo hay que poner e hice ese juego de palabras, pero no me preguntes el motivo de por qué lo hice porque no sabría contestarte. Era un juego de palabras muy sencillo, pero sin mucho sentido.

¿Qué le dejó el fútbol?

Cumplí el sueño de jugar en la Real, que era lo que quería de pequeño como tantos niños guipuzcoanos. Jugar antes miles de personas... Esas vivencias me han servido de mucho para lo que hago ahora. Pero no era todo felicidad, también tenía algo de sufrimiento. Se trataba de cómo gestionar esa presión siendo muy joven, pero lo que me ha dejado, además de muchos amigos, es ganar en tablas. Subirme a un escenario me causa ahora menos presión que a otra gente por lo que pasé.

«Soy autocrítico, pero no entendí que no tuviera equipo tras jugar en el Real Unión»

  • ¿Qué me dice de eliminar al Madrid con el Unión? «Es verdad que debutar en Primera fue algo muy importante para mí, pero seguramente el mejor momento fue eliminar al Real Madrid de la Copa, fue como una película. Un equipo de Segunda B que va al Bernabéu, con setenta y tantas mil personas, les ganamos y el público nos aplaudió. Fue algo maravilloso, con la única pena de que no hice un buen partido». Tiene mal recuerdo de su final en el fútbol. «En la Real jugaba poco, también en el Algeciras, en el Rayo... Pocas veces he echado la culpa al entrenador, normalmente me miraba al espejo para reconocer que había mejores que yo y que no lo estaba haciendo bien. Siempre fui autocrítico y la única vez que no entendí lo que ocurría fue cuando después de una temporada con el Real Unión en Segunda, aunque fuera verdad que descendimos, es que no tuviera equipo al que ir en ninguna categoría. Sólo el Lemoa me rescató el último día del mercado y tengo que agradecérselo, pero es verdad que jugando veintiséis partidos en Segunda y una bastante buena temporada por mi parte no entendí que no tuviera equipo».

  • Hizo su debut televisivo en Teledonosti. «Sé que trabajos que me han llegado de televisión habían visto mis vídeos de Teledonosti y debo mucho a esa oportunidad que me ofrecisteis porque salió a la luz una faceta que me metió en la dinámica que se ha convertido en mi modus vivendi. Recuerdo que tuve mucha libertad para hacer los reportajes y fue muy divertido. Tengo claro que sirvieron para enfocar mis proyectos».

  • ¿Satisfecho con lo que hace? «Sí, porque hago el trabajo que me gusta. Nunca lo imaginé, pero siento que este es mi sitio y estoy satisfecho. Sentí el cariño de mi época de futbolista y ahora es otro cariño también. Todas esas vivencias te hacen crecer. Mi tema ahora es no cansar, estar ahí y escribir algún monólogo más. Quiero hacer algo bonito con mis vivencias».

  • Viene de conocer a su segunda sobrina y sobre su futuro personal dice que «aún tengo 36 años y soy feliz con lo que hago, lo que no quita que tenga que sacrificarme para hacerlo. Pero aún lo considero divertido y eso es una gran suerte que tengo y quiero disfrutarla».

Tuvo fama de agresivo

No lo era. Tenía mucho nervio y entraba a todo, eso sí. Un joven no ve el peligro, quizás algo de inconsciencia, aunque no demasiado. De haber sido muy inconsciente quizás me hubiera ayudado a llegar más lejos en el fútbol y a liberarme de aquella presión ambiental. Creo que en juveniles tocaba más el balón, pero hice creer que era un defensa férreo y hasta yo me lo creí. A partir de ahí no confié en manejar bien el balón, cuando era algo que antes hacía con mucha soltura y lo pedía continuamente. No me fue mal como defensa, pero se me fue aquella habilidad del toque de balón que tuve de chaval.

Y Clemente le hizo debutar para marcar a Halsselbaink...

Fue mi debut en el Vicente Calderón y Javier Clemente me encargó defender al que era pichichi de la Liga. Lo cierto fue que dormí diez horas esa noche y eso que no soy de dormir mucho. Compartí habitación en Madrid con Joseba Llorente y recuerdo que dormí a pierna suelta, aunque es vedad que cuando salí al campo se me vino el mundo encima. Es que la semana anterior había jugado en Tercera contra el Tolosa y en pocos días me cambió la vida. Un fin de semana hizo que me reconocieran por Donosti y por Gipuzkoa. Ya era objetivo de la prensa... Fue un cambio rotundo de la noche a la mañana.

Y eso que no acabó el partido...

Recuerdo que estaba haciendo un buen partido. Cuando bajé al vestuario y Díaz Vega me enseñó la tarjeta roja me hundí pensando que había dejado al equipo con diez y que me iba a caer una buena. Por suerte, Clemente me cuidó bien, tiramos para adelante, pero aunque supe que había hecho un buen partido, también sabía que la había liado. Me quedé un poco raro.

Jugó mucho ese año.

Debuté al principio de la segunda vuelta y jugué todos los partidos hasta el final, salvo el de la sanción por la expulsión. El trabajo de marcar al delantero rival me salió bastante bien. Se creó el Gurru que seca al rival más importante y me adapté, porque era joven, fuerte y rápido. Como entraba a todo, no tenía miedo de hacerme daño. Lo que pasó al año siguiente fue que cuando dejas de ser debutante se te exige un poco más, no basta con marcar al rival, sino que hay que salir con el balón jugado, guardar la línea, y no supe hacer bien esa transición. El segundo año es verdad que cuesta más para los jóvenes, porque en el primero se te perdona todo porque eres de casa y cualquier fallo se pasa, pero el segundo año ya te quitas el dorsal del Sanse, eres del primer equipo con todas las consecuencias y se te exige más. Tu trabajo es saber gestionar esas exigencias y no todos estamos preparados para hacerlo bien. Se me atragantó aquello, tenía veinte años. Los futbolistas no somos robots.

Se acabó la aventura de la Real.

Pues sí. El primer añojugué mucho, el segundo menos, el tercero mucho menos y en el año del subcampeonato sólo dos partidos. Ahora que han pasado trece años de aquello me digo a mí mismo que estuve ahí, en aquella temporada del segundo puesto. No sé cuánto aporté en el campo, probablemente aporté algo en el vestuario con los compañeros y ahora estoy más orgulloso de aquello que entonces, porque hasta en las celebraciones me encontraba un poco sin dar rienda suelta a la euforia del momento. En aquella bonita historia una línea, aunque sea pequeñita, ya aporté. Estaba entre aquellos veinticinco jugadores y lo cuento como el abuelo que cuenta estas historias al nieto. Entonces tuve una sensación de no involucrarme, hasta que al final me quité eso de la cabeza y lo festejé como si hubiera sido el pichichi de la Liga.

De Donosti a Algeciras...

Fui cedido. Recuerdo que le pedí a Roberto Olabe, creo que estaba él, una salida porque estaba perdiendo la ilusión de jugar al fútbol y fui a Algeciras. Tampoco salió muy bien y empezó mi declive. Aunque lo cuente en los monólogos porque hace gracia, no es cierto que me despisté en la noche. Me despisté más porque llegaba de un Primera División y está claro que ni en Segunda, ni en Segunda B ni en Tercera se puede estar sin correr y sin darlo todo. Gente como yo tienes que vaciarte porque tampoco somos Ronaldinho o Messi. Ahí me despisté creyendo que porque llegaba de una Real que jugaba Champions jugaría sin esforzarme, Fue un gran error y poco a poco bajé de nivel.

Incluso jugó sin cobrar.

Me tocó en Lemoa, en Segunda B. Había gente con responsabilidades familiares que necesitaban el sueldo y lo pasaron mal. Nosotros íbamos tres en un coche desde Donostia y gastábamos en gasolina y peaje. No sólo no ganábamos dinero, sino que perdíamos. Fue duro.

Y algunos futbolistas forrados...

Es difícil ser políticamente correcto con esta historia. Quiero pensar que los grandes futbolistas generan ese dinero. No soy economista, quiero creer que es así porque me parece una exageración, pero no puedo posicionarme.

¿Va al fútbol?

No, me interesa mucho menos que antes. De chaval no tenía otra cosa en la cabeza, esperando los domingos los partidos de la Real. Fueron muchos años detrás de un balón e intento ahora separarme un poco. Por supuesto que me sigue interesando la Real. Conozco a varios jugadores como Illarramendi, Zurutuza, Markel... No fuimos compañeros, pero hay algo que une a quienes fuimos futbolistas con los que lo son ahora. Quiero que les vaya bien. Sigo a la Real y me alegro de que en este momento vaya todo bien porque me caen de cine. Veo a la gente feliz por la calle por el fútbol que practica la Real y así todos contentos.

¿Exageramos el estado de ánimo en función de un resultado?

Yo he sido así. Hasta que mi trabajo fue el fútbol, la pasión me hacía que tras una derrota de la Real el domingo, no iba a gusto al instituto el lunes. No voy a juzgar a nadie, porque yo lo he sentido. Es verdad que hay que medir las pasiones para que no crucen un límite, pero si te sientes bien o mal por la Real es que estás vivo por algo.

«Mi mejor público en los monólogos son los futbolistas»

  • Fue monologuista para el vestuario del Athletic. «Bielsa me llamó cuando entrenaba al Athletic para hacer un monólogo a su plantilla. Jugaba ese día en Getxo, con el Beasain, en Tercera. Estaba en el banquillo y pensaba no sólo en el triunfo del equipo, que ganamos, sino en los chistes que iba a contar después en Lezama, porque era importante para mí ir a hacer un monólogo a un equipo de Primera. Pensaba que les importaría poco contarles lo que yo pasé en el Bernabéu si ellos estuvieron unos días antes. Se unía a mis temores que era exjugador de la Real..., pero salió muy bien. Mi mejor público son los futbolistas. Me felicitó Bielsa y eso me dio confianza».

¿Qué me dice del día después?

Me parece difícil. A mí no me ocurrió porque no pasé de Primera a dejarlo de golpe, sino que fui bajando escalones y me resultó muy natural desaparecer como futbolista, pero veo tocada a gente que está arriba y que de repente dejan de ser profesionales de un deporte que les ha generado tanta fama. No creo que les vendría mal una ayuda para saber cómo redirigir la vida, porque el halago y la fama son adictivos y que te falte la nube en la que estás con todo eso hay que cuidarlo al caerte de ella. Ni se preparaba eso, ni tampoco que con veinte años sepas superar la presión de toda una provincia y que cada lunes te pongan una puntuación en el periódico y se hable de ti en la calle. Te preparan para correr y darle al balón y quizás hoy en día hay psicólogos en los clubes, pero en mi época, no. Para estudiar y formarte a la vez que jugar al fútbol hace falta mucha fuerza de voluntad, aún teniendo tiempo para ello...

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