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La precampaña vasca ha entrado en un territorio embarrado esta semana, a mes y medio de la cita con las urnas. Las declaraciones del consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, en las que insinúa que «algunas siglas» pueden estar detrás de los últimos incidentes callejeros en Euskadi –en una alusión indirecta a EH Bildu– ha encendido la mecha. Las afirmaciones han generado una severa polémica, quizá la de mayor temperatura de la coyuntura preelectoral. El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ha entrado de lleno al trapo al negar categóricamente que la formación soberanista esté detrás de estos altercados. Ni por activa ni por pasiva. Además, ha pedido a Erkoreka que si tiene pruebas de esa implicación que vaya directamente al juzgado y presente una denuncia correspondiente. «Si no está mintiendo», ha asegurado,
Las afirmaciones de Erkoreka incluso han sorprendido en el seno del PNV, en donde no se tienen pruebas para entrar en ese territorio de denuncia, que en cierta forma ha roto el guion de campaña de la izquierda independentista. Por eso, EH Bildu ha recuperado a Arnaldo Otegi para marcar su rol propio y hacerlo desde el manual clásico. La mejor defensa es un buen ataque. Es decir, EH Bildu regresa a un perfil tradicional, que responde a Erkoreka e, incluso, le acusa de «irresponsabilidad». Una estrategia que polariza y que puede servir para activar la movilización de los sectores más convencionales de la izquierda abertzale. El juego no es del todo nuevo. Otros partidos han utilizado esta doble táctica. El líder exhibe músculo y el candidato se mueve en otras coordenadas tranquilas.
La izquierda independentista cree que el PNV se ha adelantado en esa estrategia más fruto del nerviosismo y de un cierto desorden en la estrategia discursiva de la campaña, con Imanol Pradales destinado a lanzar propuestas de país. Pero Erkoreka ha bajado al terreno de juego y ha lanzado un balonazo hacia adelante que rompe la tónica del juego. La polarización de nuevo se vislumbra en el horizonte y los socialistas de Eneko Andueza saben que necesitan colarse en el escenario para reivindicar su espacio y decantar el futuro de la política de alianzas con el peligro de verse desplazados en esta disputa.
El principal objetivo de EH Bildu es preservar el perfil 'soft' de Pello Otxandiano, al que le interesa una campaña plana y suave en la que esquivar a poder ser los charcos de las polémicas y las declaraciones altisonantes. Otegi permite a Otxandiano desarrollar una campaña de amplio espectro, dirigida a ir de ganador, ensanchar su espacio electoral con un mensaje que rebase el espacio habitual de la izquierda independentista con discursos menos agresivos, dirigidos a sectores más amplios, no estrictamente ideologizados, que no se limitan solo a la sociología abertzale. Los caladeros que se buscan están en la abstención crítica de izquierdas y en el mundo de Elkarrekin Podemos y Sumar.
La estrategia de EH Bildu pasa por la simbiosis y el equilibrio entre el mensaje social y el soberanismo. La visita a Irlanda del Norte para entrevistarse con Michelle O'Neill, ministra principal del Ulster, busca precisamente que se visualice esa apuesta por el independentismo social, ligando la ideología abertzale con el posibilismo del día a día. Atrás quedan las míticas 'voces ancestrales' que el nacionalismo irlandés ejercía sobre el vasco desde los años de la Revuelta de Pascua en 1916 y teorizados por el escritor Jon Juaristi. Ya se ha superado esa visión del mito.
El giro que ha imprimido Erkoreka ha colocado en el centro de gravedad el debate sobre el modelo policial, pero el PNV quiere poner el foco en el problema previo de los ataques y las amenazas que recibe y ha recibido la Policía vasca desde el entorno radical. Y la cuestión de fondo es que los jeltzales creen que el verdadero talón de Aquiles de la izquierda independentista sigue siendo el doble juego que intenta ocultar con un envolvente aparentemente dulcificado. Por un lado, cara exterior amable y con piel de cordero. Por otra parte, duros de fondo, aunque disimulen las formas.
El PNV ha comenzado su precampaña en Gipuzkoa con una lógica confrontación con EH Bildu. Un tono con el que quiere desnudar al sector abertzale y quiere precisamente dejar en evidencia el perfil izquierdista preponderante y un supuesto desdibujamiento de su ADN nacionalista. Sobre todo en un territorio como Gipuzkoa en el que el abertzalismo es un sentimiento de identidad mayoritario y en librar una batalla electoral cuerpo a cuerpo. Municipio a municipio. Este es el contexto de la precampaña. Llena de sorpresas. Mientras ayer, el propio Otxandiano celebraba en el Palacio Europa de Vitoria el acto principal de su precampaña electoral, donde reunió a los 90 candidatos que concurrirán en las listas al Parlamento Vasco para los comicios del próximo 21 de abril.
Otxandiano aprovechó el encuentro para reivindicar su candidatura en un contexto de máxima polarización con el PNV. De ahí que afirmase que «la mejor garantía para el cambio es que la izquierda soberanista logre el mayor apoyo electoral de su historia»
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