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Un peregrino avanza en su camino por el paseode La Concha, enDonostia. LOBO ALTUNA
Mucho peregrino para tan poco albergue en el Camino de Santiago
Camino de Santiago

Mucho peregrino para tan poco albergue

Sin camas en Gipuzkoa ·

La asociación del Camino de Santiago lamenta los «problemas de alojamiento» que constató en Semana Santa y que prevé «mucho peor en verano»

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Miércoles, 27 de abril 2022, 06:39

Con el deseo de que los coletazos que la pandemia viene dando en las últimas semanas sean los últimos, el Camino de Santiago trata de recobrar la senda de la normalidad perdida durante los dos últimos años en Gipuzkoa, en los que los albergues públicos permanecieron cerrados. Sin embargo, la Semana Santa ha vuelto a poner de manifiesto que se mantiene la normalidad prepandemia: es decir, que quienes pasan de peregrinaje por el territorio encuentran «muchos problemas» para descansar a un precio módico, que es una de los puntos fuertes de este tipo de alojamientos. «No hay albergues de peregrinos suficientes. Es un problema que ya teníamos, que se ha sufrido solo un trocito en Semana Santa y que en verano va a ser mucho peor», lamenta Fernando Imaz, presidente de la Asociación del Camino de Santiago de Gipuzkoa.

Para el directivo de la asociación que gestiona varios albergues guipuzcoanos con la ayuda de sus hospitaleros voluntarios, la situación ya era precaria desde hace «más de 15 años», y se ha agravado últimamente al haberse perdido tres establecimientos en los últimos tres años: en 2019 desapareció el albergue claretano al cerrarse la ikastola Claret en la que se encontraba; en 2020 les dejaron utilizar por última vez el de Zarautz –aunque se clausuró por la pandemia– antes de claudicar «por el mal estado» de las instalaciones de 'Ebro Etxea'; y en 2021 se quedaron sin el de Zumaia, ya que «el Ayuntamiento proyecta ahí un centro cultural», según explica Fernando Imaz.

Plazas de peregrinos

  • Públicos

  • Irun 60

  • Pasai Donibane 14

  • Deba 56

  • Andoain 20

  • Beasain 20

  • Zegama (desde junio) 12

  • Privados

  • Orio 20

  • Getaria 24

Según detalla el presidente de la Asociación del Camino de Santiago de Gipuzkoa, la oferta de albergues específicos públicos –en los que los peregrinos pueden pernoctar a un precio bajo o por la voluntad– se limitan a los de Irun (60 plazas), Pasai Donibane (14) y Deba (56) –que abrió el lunes– en el camino de la costa, a los que se les suman los de Orio (20) y Getaria (24), estos dos últimos, de gestión privada. Por su parte, la oferta en el camino del interior se limita a las plazas de Andoain (20), Beasain (20) y Zegama (12), cuya apertura no se llevará a cabo en junio. Este tramo –que luego conecta con el túnel de San Adrián y la llanada alavesa y de ahí hacia La Rioja o Burgos–, cuenta con una afluencia que «no llega a los mil peregrinos al año, por lo que no tenemos fuerza como para exigir más plazas», ite Imaz.

Sin embargo, quien en 1988 abriera un camino del norte hasta entonces olvidado, se siente legitimado para exigir «más plazas» en él. «Son insuficientes. En Semana Santa hemos tenido unos 30 peregrinos todos los días recorriendo las etapas. En Irun no suele haber problema porque es amplio y al ser inicio de camino, mucha gente que viene de Francia o de otros lugares llega a Irun con el alojamiento ya gestionado». Los inconvenientes llegan después. La siguiente morada es la de Pasai Donibane, en la ermita de Santa Ana, que «es precioso pero son únicamente 14 plazas. Y después no hay más camas hasta Deba –que en Semana Santa estuvo cerrado», salvo la veintena que ofrecen tanto el oriotarra de San Martin como el getariarra de Kanpaia, pero «al ser privados, tienen otro precio y además me parece perfecto que sea así».

Entre Pasai Donibane y Deba, se acusa la pérdida de las moradas de Donostia, Zarautz y Zumaia, e Imaz pone el ejemplo de gente que en Semana Santa «llegó a Zumaia y tuvo que coger el tren para volver a Orio y alojarse donde Rosa (Arruti, responsable de San Martin). Es algo que pasa a menudo. Y muchos otros te preguntaban dónde podían dormir, y les tenías que decir que en ningún sitio».

3.000 al mes en Donostia

Imaz se muestra muy escéptico en torno al futuro del camino guipuzcoano. «Llevamos muchos años ya mal, y no hay ninguna voluntad de mejorar». Hace hincapié sobre todo en la situación de la capital, donde «desde hace dos o tres décadas no interesa el turismo de mochileros y por tanto tampoco el de los peregrinos, ya que se considera que dejan poco dinero en la ciudad». Por tanto, no cree que a corto plazo vaya a haber un hospital, albergue o refugio de peregrinos que reemplace al antiguo de Claret, donde «en julio y agosto recibíamos a 3.000 peregrinos al mes». «La ciudad ya tiene otros albergues pero no están enfocados para los peregrinos», ya que se emplean sobre todo para jóvenes, estudiantes o deportistas, y en general no cumplen con las necesidades de horarios que entraña la peregrinación.

El presidente de la asociación guipuzcoana –que «en los cuatro años previos al covid entregamos 90.000 euros recaudados a organizaciones benéficas»– lamenta que a nivel istrativo «se venda» el atractivo turístico del camino del norte y, en cambio, «no esté acondicionado para acoger a todos los que llegan. No se pueden permitir gastar 70-80 euros todos los días por dormir, como pasaría de media en un hotel de Donostia».

En este sentido, Imaz también afea a los turistas que se hacen pasar por peregrinos para acceder a estos albergues. «Pasa todos los veranos, gente que llega hasta Deba y al día siguiente vuelve para atrás y se pasa 15 días de turismo barato. Otros te llegan con la tabla de surf y te dicen que la han alquilado ese día». Pero este ya es «otro problema».

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