
Accidente mortal en la N-121
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Accidente mortal en la N-121
«Nadie va a devolvernos a nuestro hijo, queremos acabar ya con todo esto»El Tribunal Superior de Justicia de Navarra confirmó este jueves la sentencia de 5 años y un día de prisión impuesta al conductor de un ... todoterreno que, el 11 de enero de 2020, se llevó por delante las vidas del donostiarra Mikel Manzano, de 21 años, y del igantziarra Xabier Taberna, de 19, y dejó heridas a otras tres personas en un accidente de tráfico registrado en la N-121-A, en el término del municipio navarro de Olague. Según recoge la sentencia, que ratifica una anterior de la Audiencia de Navarra y puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, el condenado, que responde a las iniciales de A.M.L. y que en el momento del siniestro tenía 34 años, es autor de un delito de conducción temeraria bajo la influencia de drogas, con dos delitos de homicidio por imprudencia grave y tres delitos de lesiones por imprudencia. Por contra, estima que concurre la atenuante de reparación del daño, ya que con anterioridad al juicio consignó 25.000 euros para poner a disposición de los familiares de las víctimas.
«Nadie va a devolvernos a nuestro hijo, así que lo que queremos es acabar ya con todo esto», asegura Mikel Manzano, padre de uno de los fallecidos. «Necesitamos pasar página para dejar de darle vueltas, y mientras la sentencia siga en curso, para nosotros es imposible cerrar esta puerta para siempre», añade visiblemente emocionado mientras reconoce que estaba «deseando» que saliese la condena para respirar «más tranquilo».
Agradecido a este periódico por el «respeto y buen trato» recibido en todo momento, Manzano mantiene la idea de que «los cinco años que va a pasar en la cárcel me dan igual, yo lo único que pedía era que ese individuo no pudiese volver a conducir nunca más». Una petición de la que todavía no hay constancia que se vaya a cumplir, ya que la sentencia refleja la retirada del permiso de circulación durante 8 años. «Si es una persona que está enganchada a la droga y ha matado a dos personas, a lo mejor dentro de esos ocho años me puede pasar a mí o a cualquiera otra persona. No estoy de acuerdo si así fuera, pero si es lo que marca la ley, no quedará otra que aceptarlo y tirar hacia adelante», añade el padre de Mikel, quien en el momento del accidente, poco antes de las 20 horas de aquel 11 de enero, «circulaba correctamente» tal y como recoge la sentencia.
Mikel y Xabier, junto a su otro amigo J.G.I.O., el único superviviente, venían de Zaragoza, donde uno de ellos acababa de comprarse un BMW que trasladaban en un remolque, cuando el autor de los hechos invadió con su vehículo el carril contrario sentido Behobia, que era de aceleración, para después colisionar frontalmente con el coche de los fallecidos al quedarse dormido mientras conducía drogado. La madrugada anterior, según se considera probado, había consumido anfetamina en notable cantidad, lo que provocó que se durmiera al volante fruto del agotamiento. También se ha demostrado que usó el WhatsApp durante la conducción.
Roto aún por el dolor que supone perder a un hijo, Mikel confiesa que ha tenido que dejar de trabajar al encontrarse «sin fuerzas. Tenía un negocio en Donostia y lo he dejado. Por fortuna mi otra hija trabaja, pero yo no podía más», insiste al tiempo que añade que «todo el mundo tiene derecho a defenderse, pero no atacando como ha hecho él. Pese a las evidencias, en el juicio siempre negaba la mayor, y escuchar eso sabiendo que has perdido a tu hijo de 21 años y que la justicia nos ha dado la razón... te deja destrozado. Nos ha hecho mucho daño», cuenta Manzano.
Pese a todo, esta familia quiere afrontar el presente y futuro «lo mejor posible dentro de lo que cabe». Aunque reconoce acordarse de él «todos los días porque es muy complicado desconectar», la vida sigue. «Hay momentos mejores y otros peores en los que solo nos sale llorar, pero estamos muy unidos y cuando a uno le entra el bajón, siempre hay otro dispuesto a animarle». Al final, explica Mikel, «el tiempo no hace olvidar, pero sí suaviza en parte el dolor. Yo solo puedo mirar por los que están vivos, por lo muertos ya...».
Mikel era un conductor experimentado -competía en rallies- que intentó sin éxito evitar el impacto por las marcas que quedaron en la carretera en el punto kilométrico 20 de la mencionada N-121-A. En su vehículo, un BMW 330D, los tres s viajaban con un portacoches en el que llevaban el vehículo recién adquirido, por lo que, probablemente, ese lastre tampoco ayudó en la maniobra por esquivar el fatal desenlace. En la última memoria elaborada por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), con la colaboración del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, se detectó que en el 49,4% de las muertes de conductores en accidente de tráfico había presencia de alcohol, drogas o psicofármacos.
La Audiencia de Navarra considera que el siniestro se debió al «elevado consumo de anfetamina» del condenado, «unido» a su «cansancio» y al uso del WhatsApp durante la conducción. Según recoge la resolución judicial, la ingesta de sustancias le produjo una sensación de «agotamiento y pérdida de atención», lo que determinó que realizara «una conducción irregular con maniobras extrañas», como por ejemplo frenar en una recta cuesta arriba en la que no había ningún obstáculo ni peligro a la vista. Pese a que el condenado alegó haber estado todo ese día «pescando en Hondarribia», los datos de geoposicionamiento de su teléfono móvil lo situaron en «Anue-Lesaka, Donostia-Lesaka-Ondarroa-Irun-Hondarribia y Baztan».
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