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Si la semana pasada fueron buena parte de los feligreses de la parroquia de la Sagrada Familia del barrio donostiarra de Amara los que se ... alzaron en contra de los cambios de párroco ordenados por el obispo José Ignacio Munilla, ahora han sido los catequistas de la Iglesia del Espíritu Santo, en Igara, quienes han mostrado sus discrepancias por las decisiones adoptadas por la cúpula eclesiástica, lo que les ha llevado a presentar la dimisión en bloque. Lo hacen tras los últimos ceses relacionados con este centro de culto que, según afirman, «socavan gravemente en fondo y forma la línea de catequesis por nosotros propuesta», afirman por medio de un comunicado que han hecho llegar a los feligreses.
Este nuevo conflicto que surge dentro de la Iglesia guipuzcoana tiene su origen, según desvelan los catequistas, en el relevo de Luis Aranalde al frente de la citada parroquia hace tres años.
Relatan que cuando el entones párroco cumplió los 75 años puso el cargo, como impone el Derecho Canónico, a disposición de Munilla. El veterano sacerdote transmitió a su superior que todavía se sentía con fuerzas para seguir con su labor pastoral por algún tiempo. Sin embargo, el prelado guipuzcoano aceptó la dimisión de Aranalde, aunque lo hizo únicamente como párroco de Ibaeta y le mantuvo al frente de las iglesias de Añorga y Añorga Txiki de las que el sacerdote también era párroco.
La decisión de cesar a Aranalde solo en Ibaeta y el posterior nombramiento en este mismo centro de Francisco José Marín Porgueres, «sacerdote del Opus Dei», según indican los catequistas que han dimitido, fue interpretado en esta comunidad de feligreses como «otro golpe» a la «unidad pastoral del Antiguo» y al deseo de Munilla por controlarla.
Aquellas decisiones del obispo generaron un notable malestar y ello a pesar de que el cura cesado pidió a la comunidad católica del barrio que acogiesen y apoyasen al nuevo párroco.
Por aquellas mismas fechas, los catequistas transmitieron también a Francisco José Marín Porgueres, al que conocen como 'Toché', su temor a que la línea pastoral que se había mantenido hasta ese momento fuese modificada por postulados cercanos al Opus Dei. «Nosotros no teníamos nada en contra de él, no le conocíamos pero en una reunión que mantuvimos le transmitimos este temor. Nos dijo, sin embargo, que no venía como representante del Opus y comentó también que la catequesis funcionaba muy bien y que no iba a cambiar nada», explicó ayer una de las nueve personas que ha presentado su renuncia.
No obstante, según afirman los dimisionarios, aquella promesa no se ha cumplido y desvelan que durante este tiempo el nuevo párroco ha incluido en la junta parroquial a personas afines a él, aunque en este sentido reconocen que «tiene todo el derecho del mundo».
ORIGEN
DIMISIONARIOS
La gota que ha colmado el vaso han sido los ceses este verano de Luis Aranalde, en calidad de responsable de catequesis y reuniones en euskera con padres y madres, y de dos catequistas que desempeñaban otros cometidos también en la enseñanza del Evangelio. A estas destituciones, se suma el nombramiento de otra persona como responsable del Área de Familia y reuniones en euskera con padres y madres.
Estas medidas, a juicio de los catequistas, «contravienen» lo prometido por el nuevo párroco y «socavan gravemente en fondo y forma la línea de catequesis por nosotros propuesta, y refrendada por los resultados de la encuesta, que antepone los valores del evangelio de Jesús a muchas de las normas y ritos que últimamente algunos están imponiendo por el poder de la dictadura dentro de nuestra Iglesia. Está bien que los niños vayan a misa, pero lo importante es que sean buenas personas en el día a día», afirman.
La renuncia de los catequistas fue comunicada el pasado día 12 y posteriormente se trasladó la decisión a los padres. En total son nueve las personas que han renunciado, siete mujeres y dos varones. Alguno de ellos ha venido realizando idéntica labor en Añorga, donde continuarán, aunque ya no colaborarán con de la Ibaeta.
Pero además del conflicto generado por las diferencias con el parroco y que ha dado lugar a esta masiva renuncia, los feligreses, entre ellos algunos de los catequistas, afirman estar preocupados porque el centro de culto de Igara pase a manos del Opus Dei. «La iglesia se pudo construir gracias al esfuerzo del párroco Erasmo Atorrasagasti que estuvo cincuenta años ahorrando para levantar el templo, que se inauguró en mayo de 2001. El obispado cedió el suelo, pero la parroquia se pagó, por un lado, con el dinero que Atorrasagasti había logrado reunir y, por otro, gracias a la aportación los feligreses mediante el abono de cuotas. Y lo que ahora nos duele es que cuando está todo pagado se lo quede el Opus Dei».
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