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«Ha sido mi Camino más especial. He llorado como un bobo al entrar con mis nietos a la plaza del Obradoiro». El irundarra Josin Galzacorta cumplió este viernes la promesa que hace dos años les hizo a Jakes y Jon: hacer juntos y a caballo el Camino de Santiago. La pandemia obligó a retrasar sus planes, pero el pasado Lunes de Pascua aitona y nietos pudieron, por fin, ponerse en ruta. El reto no era pequeño ya que Jakes, de doce años, es invidente de nacimiento, pero este joven hondarribiarra ha demostrado una vez más que para él no hay nada imposible.
A lomos de 'Boneca', Jakes ha cabalgado junto a su familia una media de seis horas diarias para completar los algo más de 120 kilómetros que separan el municipio lucense de Sarria de Santiago de Compostela. El frío les ha acompañado durante las cinco etapas, pero «hemos tenido suerte y solo nos llovió un poco el jueves», cuenta aún emocionado Josin mientras disfruta de un chocolate con churros en la plaza del Obradoiro. A sus 74 años ha hecho cinco veces y siempre a caballo el Camino de Santiago, «pero ninguna es comparable a esta», insiste quien es también presidente de la Asociación Jacobea de Irun. La misma alegría transmite Jakes al otro lado del teléfono. «Estoy muy contento. Mi aitona me lo había prometido y ha sido una pasada».
Los olores, las voces y los sonidos son para él la luz en la oscuridad. Su hermano Jon, de 11 años, y su abuelo han sido sus ojos en este viaje. Ellos le han ido describiendo los diferentes paisajes que él iba descubriendo con su olfato y el oído. «Me ha gustado el olor de los eucaliptos y los ánimos de otros peregrinos», cuenta. La ceguera no ha impedido a Jakes obtener pericia con las riendas.
Tanto él como su hermano han montado desde pequeños en el caserío familiar de Lesaka, siempre bajo la supervisión de su aitona. «Voy con mi caballo detrás de Jakes y le voy guiando. Le digo si se tiene que agachar si hay una rama o le doy indicaciones para que lleve su caballos hacia uno u otro lado», explica Josin. Además, el grupo siempre lo encabeza otro equino con un cascabel para que el sonido permita a Jakes conocer la dirección de la ruta. Al paso, al trote y al galope, Josin, Jakes y Jon no han estado solos en esta aventura. También les han acompañado a caballo su sobrina Lucía, de doce años, y otros seis amigos. Además otros cinco familiares les han dado apoyo logístico en coche. Todos han querido ser parte de una promesa que dieron por cumplida este viernes cuando a las 8.40 horas entraron a la plaza del Obradoiro.
Tras asistir a las doce a la Misa del Peregrino en la Catedral, «con la suerte de que había botafumeiro y Jakes ha podido disfrutar de los olores y los cánticos», el grupo aún disfrutará de unas horas más en Galicia antes de emprender el domingo el camino de vuelta a casa. Jakes y Jon volverán el lunes a la ikastola con la mochila cargada de una experiencia que nunca olvidarán. «¿Cuándo repetimos, aitona?».
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