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Murales en distintos pueblos de Gipuzkoa proponen dejar por escrito emociones en torno a la muerte

«Antes de morir, quiero...»

Reflexión sobre la muerte ·

Varios murales colocados en distintos municipios de Gipuzkoa proponen dejar por escrito emociones y deseos en torno a la etapa final de la vida

Ane Urdangarin

Donostia

Martes, 3 de noviembre 2020, 06:26

En 2015, después del devastador huracán Katrina, la artista Candy Chang realizó una intervención en una casa de Nueva Orleans, en cuyas paredes escribió decenas de veces la frase «Before I die I want...» (Antes de morir, quiero...). Los ciudadanos no tardaron en responder a esta interpelación tan profunda, llenando las paredes con sus deseos y emociones. Esta iniciativa se fue expandiendo y esta semana en distintos municipios de Gipuzkoa, como Orio, Zarautz, Elgoibar o Irun, proponen esta reflexión en el marco del festival Dando vida a la muerte , que se celebra a nivel estatal y de forma virtual casi en su totalidad, por razones obvias.

Pero los murales han logrado salir a la calle, y al menos los donostiarras tienen ganas de escribir. Tanto, que los tres es que colocaron delante de Tabakalera el domingo, Día de Todos los Santos, se completaron en 24 horas y ayer, Día de los Difuntos, tuvieron que ampliar el espacio con uno más. «Fue muy curioso. La gente pasaba y algunos miraban y se iban. Otros escribían. Hubo quien se quedó con la pregunta y volvió horas después a escribir su frase», cuenta Txema Ormazabal, miembro de Bidegin, asociación de apoyo al duelo, que ha organizado esta iniciativa en colaboración con Donosti Lagunkoia y la sección de Promoción de la Salud del ayuntamiento.

«Fluir con la vida», «volver a recuperar la confianza y la sonrisa», «estar más con mi familia», «agradecer, perdonar y vivir».

El objetivo del mural, «un cuadro de emociones», es contribuir «a normalizar la muerte como parte de la vida, siempre nos viene mal hablar de ello», señala Ormazabal. Aunque si se crea un espacio adecuado, sí se habla. «Los 'death café' se llenan, la gente se expresa y comparte».

Aunque cada vez menos, la muerte aún sigue siendo tabú. «Cuando se nos muere alguien, pasa el tiempo y estamos con esa tristeza, por no querer dar pena no hablamos de lo que estamos sintiendo. Y ese es precisamente, hablar, expresarse, el camino de realizar bien el proceso de duelo». Incluso en los 'talent show' infantiles se reprimen los sentimientos, apunta Ormazabal. «Cuando un niño es eliminado le dicen: 'pero no llores'. ¿pero por qué no? Que saque su pena, rabia o lo que sienta. Porque si lo vamos guardando, la mochila se va agrandando».

Imagen principal - Murales en distintos pueblos de Gipuzkoa proponen dejar por escrito emociones en torno a la muerte
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Otras frases: «Crear mi oenegé en Uganda», «bizi nahi dut pakean» (quiero vivier en paz), «antes de morir quiero dar las gracias», «bizitza opari bat da eta gozatu!» (la vida es un regalo que hay que disfrutar).

«Ser feliz cada día»

En plena pandemia del Covid, los mensajes escritos a tiza adquieren un sentido aún más profundo, si cabe. «Es que nos hemos dado cuenta de que nos puede pasar a cualquiera». Nos ha enfrentado a nuestra propia vulnerabilidad. «Por sacar algo positivo de esta situación, es que nos está poniendo las cosas más claras, hay gente que ha muerto sola, nos confinan, no puedes estar con tu padre, por ejempo... Cuando lo que necesitamos es tocar, hablar, recuperar esa relación, aspectos que el trajín del día a día nos está haciendo olvidar y que son lo importante», reflexiona Ormazabal frente al mural.

La pandemia está presente en el mural, como lo está en las actividades que sigue haciendo Bidegin de forma virtual. En el servicio Zurekin, por ejemplo, han participado profesionales sanitarios. «Hay muchos jóvenes que se han tenido que enfrentar a situaciones que no son tan habituales, como a sedaciones... Están muy tocados».

En el mural hay quien pide «conducir una Harley», aunque los curiosos fijan su mirada y móviles en otros deseos, como «ser feliz cada día», «que mis hijas se acuerden de mí con amor», «familiari eskerrak eman» (agradecer a la familia) o «en cuanto sea posible, multiplicar hasta el infinito los besos, abrazos y sonrisas sin mascarilla». Que así sea.

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