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Desde 1947, cada mañana, a eso de las diez, lanzan un cubo al agua desde el balcón del Aquarium de Donostia. Esperan a que ... se sumerja un par de metros antes de izar la muestra, cuya temperatura se mide con un termómetro. En los últimos años, Iosu Monasterio y Yosu Tamariz se turnan para cumplir minuciosamente con esta tarea y anotar, ahora en una tabla excell que ha sustituido a los cuadernos de antaño, los grados del agua de la bahía donostiarra. De esta forma, el Museo Oceoanográfico guipuzcoano ha llegado a atesorar una de las series de datos más valiosas no solo de España, sino también europea, para analizar la situación de nuestros mares. Y sí, estas cifras parecen corroborar que la temperatura del agua ha aumentado en los últimos años, uno de los motivos que aducen los expertos para explicar la masiva llegada de 'carabelas portuguesas' a las costas vascas este verano.
Tras la retirada, el pasado viernes, de cientos de ejemplares de pequeño tamaño que el temporal arrastró a las playas de Donostia y Getaria, la jornada de ayer resultó mucho más tranquila. No se detectaron 'falsas medusas' en los arenales guipuzcoanos, donde los bañistas pudieron disfrutar de una jornada con suaves temperaturas, aunque sí en cinco vizcaínos, como la playa de Arrigunaga de Getxo, que tuvo que ser cerrada por la presencia de estas 'carabelas' que han comenzado a reproducirse en el Golfo de Bizkaia. Jamás se habían criado en aguas tan cercanas a la costa vasca, un nuevo fenómeno que ya estudia Azti, centro especializado en el medio marino y la alimentación.
El experto en tecnologías marinas Luis Ferrer explicó en estas páginas que las temperaturas altas aumentan la supervivencia de las 'carabelas portuguesas', de las que hay «muchos individuos, muy cerca uno de otros en el litoral» guipuzcoano. Un caldo de cultivo perfecto para que sean arrastradas hasta los arenales vascos.
Estos organismos coloniales «siempre» se han reproducido en aguas abiertas del Atlántico. «Son aguas cálidas». Y las que bañan la costa vasca cada vez son menos frías. En caso de que las temperaturas de la bahía donostiarra se mantuviesen como hasta ahora y también las del Golfo de Bizkaia, «con tantos ejemplares, lo normal es que se reproduzcan de forma masiva» y sean arrastradas hasta las playas por las corrientes.
Desde el Aquarium explican que las temperaturas que registran están muy condicionadas por la meteorología y las jornadas de lluvia o de temporal bajan, de ahí que ayer se registraran 22,2 grados, una cifra inferior a otras jornadas precedentes. No obstante, el análisis de las anotaciones diarias permite inferir un aumento de la temperatura en las últimas dos décadas, con cifras récord en primavera.
El pasado mes de julio no batió ningún récord, aunque el agua estuvo 1,7 grados más caliente que los julios precendentes. La temperatura media del mes fue de 22,7º, una cifra alta que iguala a la de 2005 pero no alcanza los 23,5º de julio de 2006. Los días 13, 15, 16 y 18 de julio fueron las jornadas con temperatura más alta, con 23,2º. Si se echa un vistazo a años anteriores, llegan a sorprender los 25,5º que marcaban las aguas donostiarras el 27 de julio de 2006.
En junio sí se registró una efeméride. La temperatura media del agua de la bahía fue de 21,4º, la más alta desde que hay registros. La media de junio desde 1947 es de 18,4º, cifra que se ha superado todos los años desde 2003 a excepción de 2013, cuando apenas se alcanzaron 16,5 grados. En las últimas dos décadas se han registrado cuatro meses de junio, además del presente año, con temperaturas medias superiores a los 20 grados: 2022 (20,7º), 2017 (20,3º), 2005 (20,1º) y 2003 (20,1º). Entre 1947 y 2003 solo se superaron los veinte grados de media en tres meses de junio: 1989 (20º), 1960 (20,3º) y 1950 (20,8º).
La primavera de este año también ha dejado una cifrá récord en el archivo del Aquarium. La temperatura media de los tres meses de la estación que precede al verano ha sido de 17,5º, la más alta desde 1947. En todos estos años, el agua junto al muelle ha estado de media a 15,7º en los meses de primavera. Además de este 2023, el año pasado la media de abril, mayo y junio alcanzó también los 17º, y en 2020 fue de 17,4º. En 2011 (17º), 1961 (17,1º) y 1950 (17,3º) también se superararon esos 17 grados.
La temperatura media de la superficie de los océanos alcanzó esta semana un récord de 20,96 ºC, según datos divulgados del observatorio europeo Copernicus. Ese pico, que se alcanzó el 30 de julio, superó el récord anterior de 20,95º de marzo de 2016. En la costa de Florida, en Estados Unidos, el pasado lunes se registró una temperatura récord de 38,3ºC, la correspondiente a la del agua de un jacuzzi. Este sobrecalentamiento de los océanos tendrá efectos sobre la biodiversidad, como la llegada de especies invasivas amenazando a las reservas de peces y por tanto, la seguridad alimentaria de ciertas partes del planeta.
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