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Euskadi Etorbidea se convirtió a lo largo de este fin de semana en una pasarela por la que desfilaron media docena de comparsas y ... numerosas cuadrillas. Unas y otras protagonizaron un amistoso mano a mano que concluyó en tablas. Así volvía a suceder este domigo. Tras la salida de los gigantes provistos de antifaz de estilo veneciano, grupos de amigos y familias al completo tomaban el centro urbano de Trintxerpe para hacer disfrutar a vecinos y visitantes con sus ocurrencias. Uno de los que más éxito tuvo fue el que se inspiró en la Pasaia de décadas atrás.
«Hemos recreado el Bar Exportadores, que estaba en la antigua lonja pesquera de San Pedro y abría las 24 horas. Allí coincidían pescadores, trabajadores del puerto, prostitutas...», explicaban. Entre los personajes a los que se rendía tributo se encontraba el ya desaparecido Varela, a quien daba vida Pedro Andueza, mientras simulaba comprar kokotxas con un fajo de billetes de las antiguas pesetas en mano. En pesetas también ponía a la venta Itziar Fenández Neira las karrakelas servidas en cucuruchos de papel, mientras las rederas se afanaban en arreglar los aparejos.
Otra cuadrilla se metía en el papel de los turistas que siguen a su guía. En ella se camuflaba, con peluca rubia y camiseta hawaiana, el alcalde Teo Alberro. A solo unos metros, el concejal de Cultura, Aitor Brion, se vestía de pastelero para repartir dulces entre los jóvenes que hacían de cabezudos.
Por la tarde, las comparsas volvieron a actuar ante miles de espectadores. Lo hicieron, esta vez sí, junto con las carrozas que el día anterior tuvieron que ser retiradas a consecuencia de las fuertes rachas de viento que se registraron en la bahía. Lezoko Eztandak, Thamesis, Txasiss, Show Time, Fama y Bóveda animaron las horas finales de la fiesta con sus coreografías y elaborados disfraces.
El cierre del Carnaval 2025 llegó, como manda la tradición, con el entierro del bacalao, que en Trintxerpe destrona a la sardina. El pescado capturado en las gélidas aguas de Terranova fue estrellado en el muelle del Hospitalillo entre las lágrimas y sollozos de la comitiva fúnebre.
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