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Las elecciones celebradas el pasado domingo en Portugal, Rumanía y Polonia desecharon los peores augurios sobre el ascenso imparable de las opciones de ultraderecha en ... esos tres países de la Unión Europea. Pero aunque el temor a la doble influencia de la autocracia de Vladímir Putin y del populismo de Donald Trump se haya disipado, el nacionalismo de derechas se está consolidando como una de las dos corrientes principales de voto en un número creciente de socios de la UE. Tanto en los países de mayor peso –Alemania, Francia e Italia– como en otros condicionados por su ubicación en el Este europeo.
La victoria de la conservadora Alianza Democrática en Portugal permitirá la continuidad de Luís Montenegro como primer ministro, pero el empate a 58 escaños obtenido por la ultraderechista Chega! (Basta) respecto al Partido Socialista ha dejado de lado cincuenta años de bipartidismo como sinónimo de estabilidad. Hasta el punto de que Chega! puede jactarse de haber atraído voto de izquierdas como para empujar al socialismo luso a una crisis sin precedentes tras cuatro convocatorias electorales en cinco años y medio. Y eso, ganando con autoridad las legislativas de 2022 con António Costa al frente de la candidatura. Santiago Abascal felicitó a André Ventura, nuevo líder de la derecha extrema, por «romper la estafa bipartidista» en el país vecino. A diferencia de Vox, Chega! está sujeto al cordón sanitario que Montenegro convirtió en su lema, y en el que coincide el resto de grupos de un Parlamento dividido. Otra cosa es qué tipo de pactos urdirá Montenegro con un socialismo a la baja para recuperar la estabilidad en Portugal.
La movilización de los rumanos frente a los pronósticos que ofrecían ventaja al ultraderechista George Simion, ganador de la primera vuelta, dio un vuelco a los comicios a favor del alcalde de Bucarest, el europeísta Nicusor Dan. Un electorado polarizado entre quienes viven en Rumanía y aquellos que votan desde la diáspora acabó desbaratando la gran jugada que albergaban tanto Trump como Putin: añadir una tercera pieza al lastre contra la Unión representado por Viktor Orbán en Hungría y Robert Fico en Eslovaquia. Con Ucrania como rehén directo de la operación. La segunda vuelta de las presidenciales en Polonia, el 1 de junio, podría devolver Europa a los europeos, si el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, pasa a hacer tándem con el primer ministro, Donald Tusk, frente al ultranacionalista Karol Nawrocki.
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