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Carla Simon, Mitch Robles y Llucia Garcia. Reuters
Carla Simón emociona en Cannes con el cierre de su trilogía familiar

Carla Simón emociona en Cannes con el cierre de su trilogía familiar

La directora catalana lleva su sensibilidad cinematográfica al prestigioso certamen con 'Romería', un ambicioso filme de fantasmas con el que quiere redimir a la generación de sus padres devastada por el sida

Enric Bonet

Cannes

Miércoles, 21 de mayo 2025, 17:40

Un gran bloque de pisos enfrente del mar, con reminiscencias a un faro. La joven catalana Marina (interpretada por Llúcia Ramis), recién llegada a Vigo, lo mira desde la distancia. Cree que allí vivieron sus padres, a los que prácticamente no conoció al haber muerto de sida cuando era una niña. Con esa imagen cautivadora, empieza 'Romería' y desde su inicio la tercera película de Carla Simón no decepciona al espectador. Después de su éxito en Berlín —con un Oso de Oro incluido en 2022 con 'Alcarrás'—, la cineasta española, embarazada de ocho meses, desfiló este miércoles por la alfombra roja y presentó su último largometraje en el Festival de Cannes.

«Es un retrato general que no solo habla de mis padres, sino también de cómo vivieron esa época» en los ochenta, explica la cineasta catalana, de 38 años, en una entrevista con este medio en la terraza del hotel Marriot enfrente del paseo de la Croisette. Pese a su avanzado embarazo, justo por ese motivo ha viajado a Cannes en coche y acompañada por una matrona, Simón se muestra tranquila hablando de su obra más experimental. Como en sus trabajos precedentes, se inspira en su autobiografía, en la experiencia de haber quedado huérfana desde niña debido al VIH que la separó sus padres.

«Cuando terminamos 'Verano 1993' (2017), teníamos las dos ideas sobre la mesa —de grabar 'Alcarrás' o 'Romería'—, pero al final nos decantamos por la primera», recuerda Simón. Más que el cierre de una trilogía, su último filme parece en realidad una secuela de su primer largometraje, con el que ya se reveló como una cineasta muy prometedora. La niña que acababa de quedarse huérfana en 'Verano 1993' ha crecido y ahora es una joven que quiere ir a la universidad a estudiar cine. Por ese motivo, necesita que sus abuelos le firmen un documento que reconozca su orfandad paterna, lo que le permitirá obtener una beca. Eso motiva su viaje a Galicia, donde conocerá por primera vez a una parte de su familia.

De la ruralidad catalana a las costas de Galicia

Aunque había dejado el listón alto con su retrato de un mundo rural amenazado en Lleida, esta vez le sienta bien su paso del campo al mar. «Un año antes de empezar el rodaje, hicimos una primera aproximación» en la ría de Vigo «y lo primero que hice fue ponerme a grabar», recuerda Simón. Allí residieron sus padres pocos años antes de que ella naciera en Barcelona. En 'Romería' adapta ese pasado con mimo, pero con cierta libertad: «La realidad es que ellos no vivieron en la torre, sino en el edificio que al final de la película parece que no es. Pero la torre molaba más y decidimos grabar allí».

El gusto por filmar el mar se nota en la película, en que ha conseguido un buen equilibrio entre la fuerza de la imagen y el poder evocador de las palabras, ya sea a través de los diálogos como de una voz en off. Simón introduce por primera vez en sus filmes este recurso clásico —y que no está del todo bien considerado en el cine de autor—, pero lo hace con acierto. La voz en off aparece a través de la lectura de los diarios de la madre de la protagonista-directora. Han sido elaborados a partir de las cartas que la cineasta conserva de su progenitora.

«Paso de un estilo naturalista a algo más poético»

«El hecho de leer esas cartas me permitió sentir su voz, entender cómo hablaba y cómo se expresaba», recuerda sobre un material que ya utilizó para hacer en 2022 el cortometraje 'Carta a mi madre para mi hijo'. «Nunca he juzgado la historia de mis padres, sino que preferido entenderla y abrazarla», asegura la realizadora.

La directora considera que su obra también tiene «una función de memoria histórica». Es decir, quiere aportar una mirada desde el presente —y más indulgente— sobre esa generación de jóvenes en que hizo estragos el sida en esa época tan contradictoria, «en que ese virus supuso la cara b de un periodo feliz y de libertad» con los primeros años de la democracia en España: «Entre el tabú de la heroína y el sida, hubo una especie de miedo en las familias y una dificultad para confrontarse a eso. (…) Creo que hace falta liberarse de ese dolor».

Para lograrlo, Simón apuesta por un recurso nuevo en su cine: una parte más experimental en que introduce su relato en un mundo imaginado con tintes oníricos. «Cuando uno piensa que la película está a punto de terminar, de repente empieza una de nueva. Entonces, dejo de lado un estilo más naturalista para llevar a cabo algo más poético», afirma.

Pese al valor que tiene por el riesgo artístico que asume, se trata de la parte más irregular. Entonces, se alternan algunas secuencias algo flojas, en que se ven las costuras a los jovencísimos actores (Ramis y Mitch) que encarnan a los principales personajes, con otras de memorables. Rebosa genialidad el momento en que suena la mítica canción 'Bailaré sobre tu tumba' de Siniestro Total en una discoteca. Solo con ese instante la cineasta ya sumó méritos más que suficientes que justifiquen la larga ovación que recibió este miércoles por la tarde en Cannes.

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