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Por fin Harry encontró a Sally. Nada más y nada menos que a las 4.30 de la mañana –hora española– y no para volver ... a tontear como en la comedia romántica de 1989, sino para hacer entrega del Oscar a la Mejor Película. La Academia de Hollywood saca toda su artillería brillante en las galas de los Premios Oscar y la de este año no ha sido para menos. Ha tirado de comedia y con una Meg Ryan, contenida como de costumbre, que tuvo a bien anunciar que era 'Anora', de Sean Baker, el nombre de la ganadora. Logra así el cine independiente derrotar al academicismo y a lo comercial en Hollywood y reconvierte al 'alter ego' de 'Pretty Woman' en la flamante sucesora de 'Oppenheimer'. Baker todavía tiene que estar intentando bajarse de la nube. Logra 5 Premios Oscar por su «Cenicienta moderna»: Mejor Dirección; Actriz Protagonista para Mikey Madison, destronando a una segura Demi Moore, que las tenía casi todas consigo; Guion y Montaje.
Una guerra abierta que claramente pierde 'Emilia Pérez', mientras 'Cónclave' y 'The brutalist' tampoco es que salgan bien paradas. No solo por el rechazo de la industria a la película de Jacques Audiard, sino por el poco protagonismo a Karla Sofía Gascón, por fin presente, pero rezagada en mitad del Dolby, y muy discreta, para que apenas llamase la atención. La mención en el discurso a Mejor Canción Original bastó para hacerle sentir parte de la ínfima victoria. Ni siquiera su compañera de reparto Zoe Saldaña –Actriz de Reparto– menciona a su partenaire en la pantalla, en uno de los discursos más emotivos de la gala. No es de extrañar teniendo en cuenta la rumorología de su fiesta antecesora: los César ses, donde aseguran, las actrices premiadas en Cannes no se dirigieron la palabra –por el bien de todas, se supone–.
Quien sí mencionó a la de Alcobendas, más bien su polémica, fue el conductor de la gala, Conan O'Brien. El humorista, que se estrenaba como maestro de ceremonias en los Premios Oscar, aprueba con nota su debut al frente de la ceremonia. O'Brien se atrevió a espetar a Karla Sofía, a quien enfocaban como si una más del público se tratase: «Si vas a tuitear sobre los Oscar, acuérdate de que mi nombre es Jimmy Kimmel». Aludió también a su publicista, cuando comentó que en 'Anora', la finalmente vencedora, usan 'fuck' 479 veces, superándo así las veces que la habrá pronunciado el equipo de prensa de la protagonista de 'Emilia Pérez', a la que Netlfix ha costeado el viaje a Los Ángeles, con el fin de ¿hacer resurgir su carrera en América? Al menos de que compartiese nominación y el minuto de tensión hasta descubrirse el nombre, en vivo.
Ahí el cómico, que simuló salir del cuerpo de Demi Moore al inicio de la noche, estuvo 'sembrado'. Y contenido, puesto que era un tema complicado de parodiar. Un inicio apoteósico acompañado de la mágica e instrumental puesta en escena, a cargo de las dos protagonistas de 'Wicked'. Una Ariana Grande sublime, cálida, que al corte de la escena en la que Judy Garland junta los zapatos en 'El mago de Oz' (1939), que interpretó el 'Over the rainbow' junto a una orquesta y la panorámica nocturna de Los Ángeles. Rápidamente, cedió el testigo a su colega de cartel, Cynthia Eviro, con la que entonó –como ya se anunció–, el himno del filme de Jon M. Chu que ambas protagonizan, 'Defying gravity'.
Sin duda, esta 97ª edición de los Premios Oscar ha sido la gala del 'gag'. La comedia en su máximo esplendor se ha apoderado de las estatuillas y la entrega de las mismas. Quizá en tiempos de reivindicar que la risa es la única forma de hacer frente los problemas. Se han valido de un conductor, muy protagonista, con un abundante repertorio de chistes que, muy inteligentemente, ha sabido dosificar en una gala que se difuminaba a medida que iba transcurriendo. Los tiempos no estaban claros, y las aparaciones estelares fueron disminiuyendo. Adam Sandler podría haberse dejado ver más con ese ¿pijama? 'azul hortero' y haber subido incluso a escena. Ben Stiller hizo reir a carcajadas nada más aparecer en el escenario para entregar el Oscar a Mejor Producción, pero su aparición supo a poco.
A Goldie Hawn se le 'declaró' Andrew Garfield, a quien dio calabazas y únicamente aceptó como acompañante de escenario, porque con las cataratas «no veía nada». Kieran Culkin también confesó el «profundo amor» que siente hacia su mujer, a la que recordó la promesa que le hizo hace años: «Me dijiste que cuando ganase un Oscar, iríamos a por el cuarto hijo. Aqui me tienes, yo ya he cumplido», le dijo el hermano de Macaulay Culkin, que se alzó con el galardón a Mejor Actor de Reparto por 'A Real Pain', la película en la que sale casi todo el tiempo salvo cinco minutos, que también giran en torno a su personaje. Cómica e irónica la decisión de subir a Quentin Tarantino a entregar el Oscar a Mejor Dirección cuando él aún no tiene ninguno. Por supuesto, la Academia no entiende de justicia divina. Ni justos ni divinos.
Sí fueron brillantes algunos momentos en los que, forzadamente, quisieron provocar la lágrima. Les salió muy bien la puesta en escena, y los más de cinco minutos de ovación, al cuerpo de bomberos de Los Ángeles, en pie de guerra contra los incendios que obligaron a parte del star-system a desalojar sus mansiones. Otro sentido momento fue el 'In memoriam', al que dio paso un compungido Morgan Freeman, en recuerdo a la misteriosa y reciente muerte de su colega y amigo personal, Gene Hackman. Un más que merecido homenaje al que se sumaron minutos de oro en honor a los fallecidos: Maggie Smith, Gena Rowlans o Donald Sutherlands, entre otros.
El cambio de rumbo de la factoria 'James Bond' también obligó a la Academia a escenificar un homenaje al agente 007 y a todos los actores que, a lo largo de su historia, lo han hecho suyo. Roger Moore fue uno, Sean Connery, otro. Pierce Brosnan y Daniel Craig, los más recientes. Y sin embargo, voces nuevas para los temas de siempre. ¿Dónde está una todavía activa Shirley Bassey? Suponemos que en Mónaco, su lugar de residencia, pero una saga con tanto poso no puede resquebrajarse de la noche a la mañana. Y menos olvidando a los referentes.
Reivindicaciones políticas, pocas. A excepción de la «ayuda para Ucrania» que pronunció la actriz Daryl Hannah, no pasará a la historia esta 97ª gala de los Premios Oscar por ser una gala excesivamente 'valiente' en cuanto a manifiestos políticos. Quizá la Academia ha optado por un llamamiento a la calma por el, prácticamente, recién iniciado mandato del Presidente Trump. No obstante, a destacar el curioso y original llamamiento a la asistencia a salas. «¿Cómo se sujeta una pantalla de cine?» preguntaba un joven que venía de ver cine en su teléfono. «Esto se llama pantalla y proyecta películas a gran tamaño», le respondía instantes antes de que, a modo de colaboración, Martin Scorsese apareciese alegando que la gran pantalla es el único modo de ver cine. Al igual que manifestó Sean Baker, cuya ganadora obra merece también verse en salas. Como ha resultado la gran protagonista de la noche, seguro que no será dificil buscar una proyección cercana.
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