Las circunstancias no son las que nos gustarían, pero son sin duda las más coherentes respecto a la situación sanitaria que atravesamos. Un partido sin público deja un sabor de boca agridulce y más en una final, donde se echará aún más en falta, si cabe, el apoyo y el empuje de la afición txuri-urdin. Porque es una lástima no poder estar ahí en un partido tan especial y esperado. Una final siempre es especial y, tras esperar casi un año, el hambre de ganar será inmenso y el hormigueo en el estómago, difícil de controlar. El del sábado será un partido diferente, preparado a conciencia con ilusión, sentimiento y, sobre todo, motivación por lograr la Copa y ganarla, además, en el gran derbi euskaldun. La constancia es más importante que nunca. Hay que jugar, luchar y pelear los 90 minutos del partido hasta el pitido final. El primer título que logré fue la Copa de la Reina y espero que, aunque del Rey, también sea éste el primero de esta generación y que llegue por fin el sábado. Aupa mutilak!
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