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Tito Irazusta
Sábado, 25 de junio 2016, 07:48
En las últimas cuarenta y seis temporadas, Matías Jiménez (San Sebastián, 1954) ha sido delegado de alguno de los equipos de la Real Sociedad. Desde la playa, hasta terminar la pasada campaña con la primera plantilla en Mestalla. Pensaba cambiar el chip y de hecho la Real había agradecido sus servicios a la hora de la despedida, pero una llamada convincente de Jokin Aperribay esa misma semana para ofrecerle ser el director de partidos, una figura novedosa que impone la LFP a todos los clubes, le lleva de nuevo a prolongar su cometido en el club y a retrasar esa nueva vida que pensaba tener, alejado de los banquillos. Con Matías recorremos momentos importantes de su trayectoria, en la que llegó a ser doble campeón de España con el juvenil de Carmelo Amas. También recuerda disfrutar en la Champions... Nos citamos en Anoeta, no en los banquillos, retirados por las obras, pero sí en el palco, que ahora será su lugar para ver y controlar los partidos.
- Superdelegado desde 1970.
- Fue algo increíble. Entré con dieciséis años a llevar un equipo alevín de la Real, pero eran otros tiempos, es una historia larga la que me llevó a ello, pero de la noche a la mañana me encontré siendo muy joven en la playa, llevando el segundo equipo alevín de la Real. Allí empezó todo.
- Eran otros tiempos.
- Pues sí. Entonces se hacían convocatorias, no como ahora que los jugadores llegan vistos por mil ojos. En aquel año aparecieron jugadores que luego fueron importantes en el primer equipo de la Real, como Agustín Gajate, Vicente Biurrun y otros que recalaron en el club, algunos llegaron al Sanse y otros se quedaron en categorías intermedias, pero la verdad es que en aquellas convocatorias aparecía un montón de jugadores y se podía hacer una buena selección, como ocurrió.
- De la playa al campo.
- Estuve cuatro años en los equipos de la playa, efectivamente y luego Jesús Artajo, otro histórico del club, me propuso que hiciera de ayudante suyo en lo que ahora es el Easo juvenil. Se puede decir que empecé ahí la faceta de delegado, que luego ha sido mi labor principal en el fútbol. Estuve tres años en aquel equipo, me propusieron después un ascenso al primer equipo juvenil, con Carmelo Amas de entrenador, mi buen amigo Carmelo que había sido mi ídolo cuando jugaba en la Real antes de irse al Espanyol... Con él estuve nada menos que veintidós años que me sirvieron para aprender muchísimo de fútbol, porque casi todo lo que sé lo aprendí con él. Hemos forjado una amistad que perdura y nos vemos y hablamos continuamente. Carmelo logró, además, hacer a la Real juvenil campeona de España en sus dos últimos años como entrenador. Aquello fue muy bonito. Luego lo dejó en el 99 y llegó Roberto Olabe, con el que estuve dos años, casi tres, porque en el final del tercero salió para salvar al primer equipo. El último año con el juvenil lo hice con Javier Zubillaga de entrenador y después cuando se convirtió en director deportivo, Olabe me propuso pasar a ser delegado del Sanse y obediente como siempre allí entré. Siempre he estado muy a gusto en el sitio que estuve, aunque es verdad que cuando te proponen dar un salto te dices a ti mismo que por qué no y lo das a gusto. Estuve en el Sanse nueve temporadas completas, una en Tercera y las otras ocho en Segunda B y luego llegaron estos últimos cuatro años con el ascenso al primer equipo.
- ¿Le entró vértigo cuando le proponen el fútbol profesional?
- No negaré que un poco sí, por la trascendencia que tiene y empiezas a ver la dimensión que tiene a nivel mediático. Eso te obliga a hacer una labor impecable, no puede haber un mínimo error, porque todo tiene una trascendencia enorme. Como falles, por ejemplo, en una alineación indebida no te quiero ni contar la que se organiza... En otras categorías podía ser grave, pero nunca con la repercusión que acarrea fallar en Primera División.
- ¿Cuál fue su principal preocupación?
- Los últimos partidos miraba bien que no incurriéramos en alineación indebida, porque hemos estado llevando a cinco jugadores del segundo equipo y había que tener mucho cuidado de no romper las normas. Lo demás no tiene demasiado secreto, con ser una persona ordenada se puede decir que se lleva bien el cometido. Temas de viajes, hoteles, autobuses... Todo lo que es un desplazamiento, que no falle nada para que el equipo esté cómodo fuera del campo, que luego ya tendrán que pelear dentro.
- Pero la tensión del vestuario deberá ser diferente.
- Por supuesto. Siempre me ha gustado estar en un segundo plano. Estás porque tienes que estar y animas a los jugadores, pero dentro de un orden, tampoco soy demasiado efusivo en mi vida personal, me considero una persona calmada y en el vestuario he intentado ser exactamente igual, porque creo que en momentos de tensión de vestuario o banquillo, no es malo que haya una persona que pueda mantener el orden.
- ¿Algún entrenador ha sido incontrolable para el delegado?
- Tanto como eso no, pero un entrenador demasiado inquieto porque lo vivía a tope era Carmelo Amas en su época del equipo juvenil. Ponía una intensidad tremenda en todos los partidos y de los que he conocido más arriba no recuerdo a ninguno que se saliera de la normalidad. Ni lo fue Montanier, tampoco Arrasate, ni Moyes. Ahora Eusebio también me parece una persona bastante tranquila para lo que se estila en los banquillos.
- Y creyó que era el momento de cambiar la rutina...
- Es que llevo muchos años en los que renovaba de año en año pensando que sería el último, pero luego era el siguiente y el siguiente... Son muchos esos 46 años sin fines de semana completos libres, aunque reconozco que el club siempre me ha dado algún permiso si lo hubiera necesitado por un compromiso especial, pero lo que pensaba era disfrutar de otra vida que prácticamente no conocía de septiembre a junio y llegaba el momento. Me dije, ya está... Hasta que recibí la llamada de Jokin Aperribay y otra vez...
- ¿Le costó mucho a Aperribay convencerle?
- Pues no. Sinceramente más me costó convencer a mi familia, porque pensaba, en principio, que sería solo para Anoeta, pero será también en los desplazamientos, la temporada completa otra vez, incluyendo la Copa y todas las competiciones en las que participe el equipo. Lo que tendré más libre es el verano, porque mi trabajo llega cuando empiecen los partidos oficiales a finales de agosto.
- ¿Cómo va a llevar pasar del césped al palco?
- No sé, porque toda mi vida he estado cerca del césped o cuando empecé en la playa, en la arena... De la playa a Mestalla, es el pareado que tengo porque empecé en La Concha y terminaba en Mestalla, pero ahora hay prórroga.
- Siempre en su sitio.
- En cada época pensaba que era donde más a gusto estaba y estaría siempre. He vivido con toda intensidad todas mis etapas en la Real, aunque es verdad que la última ha tenido algo diferente.Siempre he dicho que soy un privilegiado por haber conocido todas las categorías del fútbol y lo he hecho desde un sitio en el que si haces una encuesta a todos los que vienen a Anoeta, te dirán que es ahí donde quieren estar, en el sitio en el que estaba Matías.
- ¿Algún conflicto que recuerde?
- Grandes ninguno, porque ya digo que me considero una persona conciliadora, pero por recordar lo más cercano, quizás el día del debut de Moyes en A Coruña, que me tocó ponerme en medio en la discusión que tuvo con el preparador físico del Dépor, pero por decir algo. No me he visto en situación complicada en ningún momento. Los comentarios a los árbitros siempre los hice con educación sobre algún lance que nos ha podido parecer que era un error flagrante. Si vas con buenos modos, los árbitros son más o menos dialogantes. Cuanto más arriba, mejor te atienden.
- Como hombre del fútbol. ¿Cómo ha visto a la Real este años?
- Se habían creado unas expectativas que luego no se cumplieron. Se critica fácil, oyes cosas que estando dentro sabes que no son así. No es que quiera ser políticamente correcto, pero doy fe de que todos los jugadores saltan al campo en cada partido con la ilusión de un juvenil y las ganas de ganar los partidos a toda costa. Luego son las circunstancias de estados de forma de los jugadores y rivales, que también juegan, las que pueden hacer que las cosas no salgan como uno quiere. Con la llegada de Eusebio se ve el comienzo de lo que creo que va a ser la Real. Si las cosas salen medianamente bien y hay un comienzo de temporada diferente a los de los dos últimos años, con un nivel de resultados que hemos tenido desde que llegó él, creo que podremos disfrutar mucho con esta Real.
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