Concierto de Totally Tina!

Tina, simply the best

En el otro extremo de la ciudad, Sagüés se preparaba para recibir a la sucedánea de la mismísima Tina Turner. Para ello, su público, el que en su día y siempre ha seguido a «la reina del rock and roll». Hombres y mujeres de mediana edad dispuestos a mover el esqueleto con los himnos de Turner que, visto lo visto, marcaron a toda una generación. Salvo las primeras filas, con gente más joven, en el resto de la explanada gente hecha y derecha y fan de «la suprema del rock».

Lo complejo de los homenajes a mitos tan seguidos y irados es que las comparaciones son odiosas y la pesada carga sigue estando ahí. Por muy bonito que se cante, nadie jamás lo hará como ellos. Es cierto que 'Totally Tina!' es un espectáculo de show. La puesta en escena, la luminosidad, los músicos, el cuerpo de baile, el colorido vestuario (lentejuelas, rojo, negro tupido...) y, cómo no, ella: Justine Riddoch, la protagonista. La de Liverpool se mueve como Turner, con la misma fuerza, garra, sentido, sensibilidad... literalmente, pisa igual, y canta sensacional, pero no es su voz porque Tina Turner solo habrá una en la historia. Lo dio todo en el concierto, arrancando con 'Steamy Windows'.

El espectáculo, hábil en hilar éxitos del repertorio habitual de la legendaria estrella del rock como 'Private dancer', 'Acid Queen', 'What's Love Got to Do with it' o la dinámica 'Jumpin' Jack Flash'.

Entre tema y tema, poca interacción con el público más allá del clásico: «¿Venís con ganas de pasarlo bien?». Tampoco hubo ninguna alusión a la ciudad ni a las fiestas. Por eso, en muchas ocasiones, los asistentes estaban tan fríos ante el derroche de movimientos del equipo al tributo a Turner. Visualmente, una gran puesta escena. Incluso con imágenes y videos de la propia Tina al tiempo que la biografía profesional y musical iba transcurriendo en la explanada de Sagüés.

Dejaron para el final las dos grandes apuestas de la lista de canciones. La conocida 'Proud Mary' y su 'Rollin, rollin on the river', para la que el aplauso fue multitudinario tras varios bailes, algunos coordinados, aunque da lo mismo porque la cuestión era vivirlo intensamente. El otro, tras una súplica un tanto inusual, y en inglés, 'The best'. El archiconocido tema con el que Tuner terminó por coronarse como una leyenda indiscutible de la música contemporánea. Todo el mundo lo reconoció, bailó y alabó. Pero Tina solo habrá una, por muchos grandes homenajes que se le hagan, y pese al titánico esfuerzo de Riddoch, no es lo mismo. Tina Turner, simply the best.