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Un sencillo análisis de sangre en vez de pruebas invasivas como la amniocentesis, que consiste en extraer una muestra del líquido que rodea al feto ... mendiante una punción abdominal con una aguja larga y delgada. Osakidetza ha incorporado un nuevo test a su programa de cribado prenatal que permite identificar durante el embarazo, y sin poner en riesgo la gestación o la salud del feto, alteraciones cromosómicas ligadas al síndrome de Down, síndrome de Edwards y síndrome de Patau. De esta forma, Euskadi es la primera comunidad autónoma que incluye esta nueva prueba en su programa de cribado prenatal. Comenzó a realizarla el 8 de abril y hasta el 13 de mayo ha permitido evitar 41 amniocentesis, según el Departamento de Salud.
«La incorporación de este nuevo procedimiento, que cuenta con una efectividad del 99%, persigue reducir el número de procedimientos invasivos durante el embarazo, como la amniocentesis, que conlleva una serie de riesgos y un porcentaje de pérdidas fetales de alrededor del 1%», explican fuentes de Salud.
Algunas mujeres embarazadas suelen acudir a centros privados a realizarse este cribado prenatal no invasivo, una prueba diagnóstica que permite analizar el ADN del feto a partir de una muestra de sangre materna y cuyo precio ronda los 600 euros. Osakidetza no realizará esta prueba a todas las mujeres embarazadas, sino a aquellas que den «riesgo intermedio» en el cribado o prueba combinada del primer trimestre, también conocido como 'triple screening'.
Esta prueba combinada del primer trimestre consiste en la realización de un cálculo de riesgo de anomalías cromosómicas a partir de factores maternos, como son la edad, el tipo de embarazo o antecedentes, pruebas bioquímicas y ecográficas que se realizan entre las semanas 11 y 13 de gestación.
La combinación de estos datos determina el riesgo de que el feto pueda presentar alteraciones cromosómicas, calificándolos como riesgo bajo, riesgo intermedio y riesgo alto. En caso de alto riesgo, a la gestante se le indica la realización de una prueba de confirmación como una biopsia corial o una amniocentesis, en ambos casos procedimientos invasivos.
En el caso de que el 'triple screening' concluya que existe un riesgo intermedio de alteraciones cromosómicas, resultado que arrojan cerca del 10% del total de test realizados, a partir de ahora se recomienda realizar el nuevo test, una prueba para detectar Ácido Desoxirribonucleico (ADN) en sangre materna.
10%
de las pruebas combinadas del primer trimestre arrojan un «riesgo intermedio» de anomalías cromosómicas.
Si el resultado es alto riesgo, también se le solicitará una prueba de confirmación como la amniocentesis. En el caso de resultado de bajo riesgo, no se realiza ninguna prueba y se indica a la gestante que continúe con el embarazo siguiendo los controles habituales.
Según los datos que maneja Osakidetza, la prueba del primer trimestre que se viene realizando hasta ahora tiene una alta sensibilidad para los síndromes de Down, Edwards y Patau, de hasta el 89-95%. La incorporación del nuevo test de screening de cromosomopatías mediante el análisis de ADN de origen fetal en sangre materna va a suponer un aumento de la sensibilidad hasta un 99% «y permitirá además la reducción de técnicas invasivas de confirmación», destacan desde el Servicio Vasco de Salud.
Desde su puesta en marcha en 2009, se han realizado más de 210.000 cribados a mujeres que han acudido a Osakidetza para el seguimiento de su embarazo, con una cobertura superior al 85%. «Es decir ,la mayoría de las embarazadas acuden a Osakidetza para el control de su gestación», valoraron desde el Departamento de Salud, que también informó de que el rechazo al cribado prenatal es inferior al 1%.
Además, más del 40% de las embarazadas que participan en el cribado tiene más de 35 años, lo que es importante dado que la edad es un factor de riesgo, por lo que añadir una nueva prueba de cribado prenatal «mejorará tanto el como la detección de fetos afectados por anomalías congénitas». Cabe recordar el creciente retraso de la maternidad. El porcentaje de mujeres que tiene a sus hijos con más de 40 años se sitúa en Gipuzkoa en el 11,4%, superando al de las menores de 25 (7,1%), mientras que dos de cada tres mujeres que dieron a luz el año pasado tenía entre 30 y 39 años.
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