

Secciones
Servicios
Destacamos
El ataque duró menos de un minuto. La condena, 25 años. El juez David Foley impuso ayer al estadounidense de origen libanés Hadi Matar la máxima pena, al considerarla necesaria para impedir que vuelva a perpetrar otros ataques, como el que hace tres años dejó malherido, ciego de un ojo e imposibilitado de la mano izquierda al escritor Salman Rusdie, perseguido por la maldición de una fatua de los ayatolás desde que en 1988 publicase su libro «Versos Satánicos».
La maldición que le obligó a esconderse durante una década y vivir el resto de su vida atemorizado, con grandes precauciones de seguridad, se materializó en el anfiteatro de un idílico centro educativo de Chautauqua (estado de Nueva York) el 12 de agosto de 2022, cuando Matar se abalanzó contra él en el escenario y le asestó una puñalada tras otra en plena cara sin descanso. Durante esos traumáticos 30 segundos que tardó alguien del público en quitárselo de encima, Matar le asestó 15 puñadas que acabaron con su ojo izquierdo, destrozaron el tendón de la mano izquierda, marcaron la mejilla, el cuello, la mandíbula, el torso, la cintura, el abdomen, la pierna … Rusdie recuerda que la sangre le brotaba a borbotones. «Pensé con mucha claridad que me estaba muriendo», contó en el juicio. Pero lo que más le impactó fue «la furia y la intensidad de su oscura mirada», rememoró aún estremecido.
Esa rabia no ha desaparecido. El atacante no ha mostrado ningún remordimiento durante el proceso, lo que no ha ayudado a aminorar su sentencia. De hecho, ayer, al escucharla, utilizó esa oportunidad para protestar por lo que considera «una falta de respeto» del escritor «a otras personas». El juez, que ya había reconocido haberse sentido muy impresionado por lo que vio en el juicio, sacudió la cabeza y dio por concluida su sentencia.
El vídeo del ataque no dejaba lugar a dudas. Los testimonios de los presentes, incluyendo la víctima, tampoco. La defensa no llamó a un solo testigo y el jurado fue unánime al declararle culpable en febrero pasado. Rusdie salvó la vida de milagro, gracias a que recibió los primeros auxilios de un médico de entre el público. Fue evacuado en helicóptero al hospital de Hamot (Erie, Pensilvania), especializado en traumas, donde pasó 17 días ingresado antes de que pudiera ser transferido a NYU Langone's Rusk de Nueva York, donde permaneció un mes en rehabilitación. Las heridas le dejaron «físicamente debilitado» para el resto de su vida y traumatizado. «Quería sentarme en una sala con él y decirle 'Cuéntamelo'. Que me mirase al mi único ojo y me dijera la verdad», escribió en el libro «Cuchillo: Meditaciones después de un intento de asesinato».
Hubiera sido en balde. Muerte le considera «un hipócrita», dijo ayer en el tribunal. Su esposa y madre de sus tres hijos declaró a la prensa que su compañero había cambiado mucho con el paso de los años, radicalizándose en la fe islámica y volviéndose cada vez más aislado y huraño. La única declaración que el detenido hizo a la prensa fue para manifestar su sorpresa -y decepción- de que Rusdie sobreviviese al ataque.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
¿Por qué ya no vemos tantas mariposas en Cantabria?
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.