Una familia que habla de ti

En la familia protagonista de la obra, magníficamente escrita, hay mucho amor y también mucha posesión. Mucha necesidad de estar y de alejarse. Un enorme deseo por parte de cada uno de sus seis de encontrar su espacio y, en algunos casos, de rescatarlo.

Estamos ante una pieza coral perfectamente ordenada y movida por el director, que dispone con elegante disimulo a los personajes alrededor de uno de ellos: la madre. La madre es el núcleo alrededor del cual todos giran. Pero, además, la madre es Verónica Forqué, que ofrece todo un recital. Da sentido a lo que ocurre, desde una enorme complejidad que potencia, a la vez que la diluye transformándola en una lección de serenidad y fuerza.

Ocurren muchas cosas en las dos horas de dura la representación. Quizás el autor plantea demasiados conflictos, que se suceden prácticamente sin descanso. Eso contribuye a mantener la tensión dramática, muy bien rellenada de momentos divertidos, pero es posible que agote un poco, que reste espacio para desarrollar las historias que suceden. Puede ser un problema, pero de no mucha importancia porque estamos ante un texto repleto de buen teatro que ha sido llevado a escena por un grupo de intérpretes más que solventes que, en esta tarde noche, fueron claramente de menos a más, finalizando la obra con enorme emotividad. Una pena que solo esté un día en cartelera.