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Leonardo da Vinci realizó una cantidad ingente de dibujos y bocetos en papel, muchos de ellos sobre la anatomía humana, para lo que se atrevió a coger, desmembrar y diseccionar dicen que una treintena de cadáveres de hombres y mujeres, ajusticiados o fallecidos que nadie reclamó, con el objeto de aprender de primera mano, arriesgándose a ser denunciado en aquella época pues era una práctica prohibida, sobre todo por cuestiones religiosas. Y entre sus dibujos de partes de personas, muchos hay dedicados a cabezas, donde una vez más demuestra su maestría. Casi siempre humanas, aunque el simple boceto de una testa de un oso se convirtiera en 2021 en el dibujo más caro del artista vendido hasta el momento (10,3 millones de euros en Londres).
Con algunas de ellas, Da Vinci mostraba la belleza, como con la 'Cabeza de Leda', y también la deformidad o la fealdad, es el caso de sus famosas 'Cabezas grotescas'. También las de soldados, como en los bocetos que hizo para un fresco que adornó el Palazzo Vecchio de Florencia titulado 'La batalla de Anghiari', que desapareció hace mucho pero del que quedan los dibujos preparatorios, uno de los cuales se podrá irar desde este viernes en el Guggenheim gracias a la exposición que hasta el 25 de mayo acercará a grandes artistas de los últimos siete siglos para «arrojar luz sobre las centenarias tradiciones del dibujo y la estampa, revelando su constante apertura a la innovación, diversidad técnica, rasgos esenciales y característicos efectos estéticos», explican fuentes del museo.
Esta muestra es posible gracias a la colaboración con el Museo de Bellas Artes de Budapest, institución que alberga joyas internacionales desde la Antigüedad hasta el siglo XXI. Se encuentra en un proceso de renovación que ha posibilitado este préstamos a Bilbao de 150 piezas, ejemplos de la producción sobre el papel de artistas como Alberto Durero, Leonardo da Vinci, Rafael, Rembrandt, Francisco de Goya, Miklós Barabás, Henri de Toulouse Lautrec, Pablo Picasso, Egon Schiele, Victor Vasarely, Vera Molnar, Judit Reigl, Dóra Maurer, Georg Baselitz, Katharina Grosse y Gerhard Richter. De hecho, conviven en la muestra las cabezas que Da Vinci dibujó allá por 1504 con los 'Pájaros (vertical) que Judit Reigl plasmó con tinta china sobre papel en 2012.
En la rueda de prensa de inauguración de la muestra participaron, además de Juan Ignacio Vidarte, director del Guggenheim; László Baán, su homólogo en el Museo de Bellas Artes de Budapest; Kinga Bódi, responsable de la colección de estampas y dibujos del museo húngaro, y Marta Blàvia, curator del Guggenheim. Vidarte: «Esta muestra se enmarca en esas exposiciones con las que el museo pretende ampliar, trascender el marco temporal habitual de nuestra colección y de nuestras exposiciones del siglo XX y XXI, en este caso remontándonos hasta el Renacimiento».
Añadió el director del Guggenheim que posibilitará al público acercarse a «la historia del dibujo y del grabado, ver la influencia que han tenido en nuestra historia visual a lo largo de todos estos años, cómo eso refleja también la propia evolución de la historia del arte, y para nosotros es una oportunidad muy especial porque, separados simplemente por una pared, a un lado y simultaneamente tendremos esta exposición sobre la técnica primordial del arte, que es el dibujo, y la que estamos preparando para la semana que viene, una instalación de Refik Anadol, donde la creatividad se expresa utilizando una tecnología absolutamente contemporánea».
Comentan los responsables del museo bilbaíno que la exposición se articula en «doce secciones temáticas que muestran las características distintivas de cada época, resaltando al mismo tiempo las conexiones y cuestiones más relevantes en el ámbito del dibujo y el grabado». Se exhiben cronológicamente y respetando la división por periodos históricos, pero advierten de que si resulta pertinente, «se opta por una aproximación narrativa que trasciende las clasificaciones tradicionales, ofreciendo una comprensión de mayor calado, que permite la exploración de diferentes perspectivas y contextos en el arte».
En la exposición se pone de manifiesto la diversidad técnica de estas obras, con ejemplos que van desde dibujos al carboncillo, al clarión, a tinta china y a la acuarela hasta otros realizados a lápiz y mixtos (a tinta y lápiz), y desde las xilografías, calcografías y litografías hasta las serigrafías y las últimas tecnologías digitales de impresión. Por otro lado, desvela diversas funciones de estas piezas, que pueden servir como bocetos, estudios y dibujos preparatorios o bien adquirir el carácter de dibujos autónomos o experimentales, piezas individuales, series, u obras que se transforman en otros medios. La experiencia de contemplar esta gran selección de dibujos y grabados brindará una visión profunda sobre su impacto en la cultura visual y su capacidad para inspirar y provocar reflexión a lo largo de la historia, enriqueciendo el entendimiento del arte.
El visitante comprobará la diversidad de técnicas empleadas para impresionar el papel, con dibujos al carboncillo, al clarión, a tinta china. a la acuarela a lápiz (o tinta y lápiz), pasando por xilografías, calcografías y litografías, y hasta las serigrafías y las últimas tecnologías digitales de impresión. Algunas de las piezas sirvieron como bocetos para otras, pero otras son obras de arte en sí mismas. «La experiencia de contemplar esta gran selección de dibujos y grabados brindará una visión profunda sobre su impacto en la cultura visual y su capacidad para inspirar y provocar reflexión a lo largo de la historia, enriqueciendo el entendimiento del arte», aseguran sus responsables.
Las secciones 'Aquí y ahora' y 'Emociones en el foco' son el punto central de la exhibición, donde se aprecia cómo los impresionistas se dedicaron a capturar la atmósfera y los sentimientos del momento presente, con ejemplos de artistas como Courbet, Degas y Pissarro, «que, como sus coetáneos realistas, demostraron maestría en el dibujo, logrando no solo reproducir formas, sino también la esencia de la vida misma. Posteriormente, los postimpresionistas, como Van Gogh y Munch, exploraron las pulsiones del alma humana, creando obras que unían la naturaleza con emociones intensas. La intersección entre arte y psique también se evidenció en Viena, donde Klimt, Schiele y Kokoschka abordaron audazmente temas de sexualidad y psicología, desafiando las convenciones de su tiempo».
Entre las obras, una de Schiele, 'Dos mujeres abrazadas', de 1915, año importante en su vida pues se separó de su compañera y se casó con la joven de familia acomodada Edith Harms, un amor romántico que funcionó como musa para su arte. En este caso abordó el lesbianismo, que no era tema nuevo para él, pues la representación abierta de cualquier tipo de sexualidad era habitual en el arte vienés del cambio de siglo. En esta escena acometida con acuarela, gouache y lápiz sobre papel, se aprecia perfectamente el trazo característico que delimita los dibujos de Schiele.
Concluyen los responsables del museo: «La exposición brinda una panorámica de la rica y azarosa historia de la Colección de Estampas y Dibujos del Museo de Bellas Artes de Budapest, la colección de obras sobre papel más valiosa de Hungría, complementada con una serie de documentos de archivo que narran sus orígenes a partir de los fondos de la importante familia noble húngara de los Esterházy».
El museo exhibe la que es la obra más famosa del pintor y grabador italiano Ugo da Carpi, 'Diógenes', una muestra del arte de la xilografía a colores y al claroscuro, una técnica que emplea varias planchas de madera para un mismo grabado, y donde cada plancha produce un tono diferente del mismo color.
La muestra incluye piezas de reciente creación, como las de Iris Schomaker, nacida en 1973 en Alemania. Su obra se enmarca dentro de un estilo figurativo que exhibe personajes de trazos esquemáticos, a veces casi abstractos. Utiliza una técnica mixta sobre papel en la que mezcla acuarela, guache o acrílico y lo cubre con barniz.
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