Iñigo Lamarca atraviesa la historia reciente de Euskadi con una novela coral sobre relaciones personales

Las relaciones personales entre un grupo de amigos con la convulsa historia vasca del último medio siglo vertebran el debut de Iñigo Lamarca (Donostia, 1959) en el género novelístico con 'La suerte de Regi' (Ed. Alberdania). La homofobia, el terrorismo y las distintas violencias políticas desde las postrimerías del franquismo hasta los prolegómenos de la pandemia sirven al autor como telón de fondo para armar un relato coral que, en ningún caso, pretende ser un retrato generacional.

«Lo consideraría arriesgado e incluso equivocado porque frente a la homofobia, por ejemplo, hubo quien apostó por el activismo y por disfrutar de la vida, quien se quedó en el 'armario' y hasta quien se hizo homófobo. Y respecto al terrorismo, no digamos la de posturas distintas que se adotaron», señaló el autor hoy, durante la presentación de la obra.

Jurista de formación, activista en favor de los derechos LGTBI al frente de Gehitu y Ararteko entre 2004 y 2015, Iñigo Lamarca evocó su pulsión escritora, que afloró ya en la primera adolescencia, pero que no se tradujo hasta 2009 con la publicación del autobiográfico 'Diario de un adolescente gay'.

La trama de 'La suerte de Regi' está relatada en tercera persona, a través de un narrador omniscente, pero abundan los diálogos e incluso el género epistolar, primero a través de cartas y a medida que avanza la historia, con emails. En este sentido, el autor apuntó a 'Crónicas de San Francisco', de Armistead Maupin, como obra que en cierta manera ha influido en su novela.

A través de cinco largos capítulos, los personajes recorren los años que van desde 1974 hasta la primavera de 2019, cada uno tratando de llevar sus respectivas circunstancias como mejor puede, en medio de un ambiente de represión, institucional y social, hacia los homosexuales y bajo la permanente sacudida de la violencia vivida en Euskadi durante estas últimas décadas.

Lamarca explicó que «los diálogos y los intercambio epistolares sirven para expresar las opiniones y reflexiones de todos los personajes, que se desnudan en su intimidad y en sus relaciones sexuales». Reconoció que podía haber escrito una crónica sobre la época, pero señaló que optó por una ficción que aunque ha tardado sólo dos años en terminar, «estaba ya precocinada» en su mente. «He sido siempre muy observador, me ha gustado conversar en grupos reducidos y aquí he reunido acontecimientos de ficción con recuerdos y vivencias».

Aunque en la novela aparecen «personas reales conocidas y reconocibles», Lamarca defendió la condición de obra de ficción de 'La suerte de Regi', de la que dijo no saber si tendrá una continuación ya que la trama «no se cierra, sino que termina con unos puntos suspensivos». Y recalcó que la ficción «era la mejor manera de contar lo que quería decir y además, aunque el contexto histórico tiene mucha importancia, lo más importante en la novela son las relaciones humanas», concluyó.

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