Izaro cantando durante el concierto del domingo en el Kursaal. De la Hera

Izaro canta con 'su familia' en una deliciosa cena de Navidad

La cantante de Mallabia llenó este domingo el Kursaal en un animado y emocionante convite musical en el que presentó su último disco 'Izaro gabonetan'

Iker Elduayen

San Sebastián

Domingo, 22 de diciembre 2024, 22:34

Ha logrado su objetivo: hacer de 'sus navidades' una reunión familiar. Izaro Andrés, en un virtuoso despliegue de aplausos, cantos y colores temáticos, congregó este ... domingo a 'su familia', esa que ha ido formando a lo largo de sus ya diez años en la música y que espera poder «conservar durante mucho tiempo». Para la ocasión, preparó un convite navideño, de lo más icónico, presidido por una gran mesa repleta de delicias sonoras, sentidas dedicatorias y perspectivas navideñas para todos los gustos en la que dispuso a sus músicos en una puesta en escena muy lúcida y diferente.

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Para esta cita «tan especial» en la que presentó su último álbum 'Izaro gabonetan', su público volvió a serle fiel. Así llenaron sus seguidores el Kursaal por tercera vez este año. Las dos primeras con su gira Cerodenero, el pasado enero. «Fueros unos conciertos brutales», agradecía Andrés a los allí presentes que, por cierto, los había para todos los gustos. Desde familias que se fabrican su propio 'merchandising' («enfocad esto, por favor», pedía a los cámaras que filmaban el concierto para la proyección) a su vecina Brígida, que con sus 89 años, ocupó la primera fila del escenario donostiarra. «¿De verdad vas a salir así vestida?», le dice a la cantante sobre su ropa de escenario, pasando por críos que veían por primera vez un recital. Incluso provocó que familiares se reencontrasen. «Doce filas más atrás está la tía», le decía una hija a su madre.

En su tercer 'lleno' en el Kursaal, Izaro volvió a entregarse a su público, al que ya considera «de la familia»

La del domingo fue «algo especial» e Izaro brilló en todos los sentidos, incluso en el atuendo que eligió, de lo más representativo para estos días, presidido por una gran falda de tul rojo y una chupa negra que se iba quitando y poniendo a su antojo. Así irrumpió en el escenario, que poco a poco se fue iluminando, interpretando la intimista 'Ihintza', para después dar paso a la oportuna 'Gure gabon gaua', la participativa versión de 'Koilarak' (refrescando sus orígenes) o la compartida adaptación de 'París'. Le cantó a la nieve en 'Elurra', a la ausencia y al duelo en 'Falta zarenetik', le pidió atención a su carismático 'Limoiondo' y le dedicó la múltiple 'Delirios' a su 'amatxo', «porque es su canción favorita».

Ofreció un convite navideño, de lo más sentido, en el que dispuso a sus músicos a lo largo de una gran mesa de Navidad

De los siete asientos que ocupó en la fila 33, bajó como una especie de diva 'a lo Hollywood' Aiora Zulaika, que «vestida normal» y agradeciendo a su «querida niña» el haber contado con los payasos que marcaron su infancia, revivieron a Pirritx para cantar a Olentzero en el hit que hizo bailar a todos los asistentes. Así, y con el esperanzador deseo que cantó en 'Urte berri on', despidió la intérprete la Navidad de este año «tan especial». No sin antes dedicar el improvisado 'Ordu bik eta laurden' a toda su familia profesional, a ese equipo al que abrazó emotivamente al final de la 'sorpresa'. «No concebía otra forma de celebrar la Navidad que reuniéndoos en el escenario, en familia», dedicó Andrés. Sus trenzas y su espíritu navideño tienen este lunes otra cita, aunque aseguró, «cada directo es único». Como ella.

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