El café sabe a victoria

No hay recibimiento porque las campeonas llegan de forma discreta tras una noche en vela. A las 4.30 de la mañana era la cita para el desayuno. No ha dormido nadie, salvo las chicas de la base que acompañaron al primer equipo a Málaga y han conseguido al menos unas breves horas de sueño y son las primeras en bajar del autobús mientras la fiesta de las mayores sigue dentro.

«Campeonas de Copa, campeonas de Copa...». El equipo desciende del autocar cantando y tocando palmas. La portera Alice Silva, elegida mejor portera del torneo, llevaba el trofeo en sus manos. Los directivos y acompañantes bajan por la puerta delantera; las jugadoras, naturalmente, por la trasera. La fiesta siempre es en la parte de atrás del autobús.

Las brasileñas Alice y Mariane llevan la voz (la que les queda) cantante y la copa corre riesgo de sufrir alguna abolladura porque la tapa que la corona sirve como instrumento musical para marcar el ritmo. La expedición despegó a las siete de la mañana del aeropuerto de Málaga para aterrizar a las 8.10 horas en Bilbao y tomar el autobús directamente a Bidebieta, a donde llegó a las diez. La celebración había comenzado en el pabellón Martín Carpena la noche del domingo, y se notaba en los rostros de las protagonistas, felices y deseosas de tomarse un pequeño descanso. Han sido tres partidos en tres días y un cúmulo de emociones.

Muchos habituales peregrinaban a esas horas de vuelta desde la Costa del Sol tras asistir al vigésimo título de la década, pero aún así no faltaron las felicitaciones personales a las campeonas, entre ellas la de Nely Carla, medallista olímpica y mundial hoy en la estructura del club. Se respiraba un orgullo sereno en la mañana de Bidebieta.

La fiesta se desató sobre la misma cancha del Martín Carpena. Por megafonía empezaron a sonar diferentes canciones a petición de las jugadoras, que se pusieron a bailar en la pista llena de confeti. Reggaeton, bachata y hasta música típica de Brasil pusieron ritmo a una celebración que continuó en la cena y que se alargó hasta altas horas de la madrugada. Que no cesó hasta Bidebieta, en realidad.

El café sabe a victoria y el trofeo tendrá que esforzarse como las jugadoras del Bera Bera en defensa para hacerse un hueco en las vitrinas del club, a rebosar. El polideportivo de Bidebieta mantiene pegados al suelo los pies de uno de los clubes más exitosos de la historia del deporte vasco. Una instalación pública construida cuando el deporte como manifestación popular era incipiente, si no inexistente. Pionero en un barrio de trabajadores, antes y ahora, y por tanto de enorme potencial. Ahí, en Bidebieta, se han construido muchos sueños en todos estos años y también el del Bera Bera. Con esta Copa son 23 títulos, veinte en la última década.

Las jugadoras exprimieron las últimas fuerzas para cantar «Campeonas de Copa, campeonas de Copa...» y «alé, Bera Bera, alé, alé», antes de poner rumbo a casa para descansar un poco y regresar mañana para preparar la recta final de la liga regular, que se reanuda el viernes en Gijón.