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A veces una llamada es el germen de historias como la que sigue. El lasartearra José Carlos Lopera, casado con una sueca, se fue a vivir al país escandinavo hace trece años. Su labor y ocupación siempre ha estado ligada a las carreras de caballos y al hipódromo. Con 53 años se planteó volver a subirse a un caballo por una causa preciosa.
– ¿Dónde le cojo?
– En coche volviendo a casa. He montado una carrera en Estocolmo y me pillas de vuelta.
– ¿Qué tal le ha ido?
– Bah. Cuarto. Y no he llegado muy lejos. Pero... uno está mayor. 54 años ya. ¡Y he estado veinte sin montar!
– El que tuvo retuvo, ¿no es así?
– Algo retengo, sí (risas). Mira, seguro que López Ufarte sigue teniendo una zurda maravillosa pero, ¿a que le costaría jugar en Primera? Esto es parecido.
– ¿Cuánto lleva en Suecia?
– Trece años.
– Y ahora me dirá que tiene morriña y esas cosas...
– Pues no. Para nada. Aquí vivo muy feliz.
– ¿No me diga?
– A ver, no podemos comparar la vida aquí en Suecia, vivo a 45 minutos de Estocolmo, que en Donostia o Lasarte. La vida es otra totalmente diferente. Al principio me costó mucho por el idioma, por la soledad. Aquí los suecos son mucho más de estar en casa, no tienen casi vida social a diario. Lo que nosotros vivimos de tomar un café con amigos, leer el periódico, ir al bar. Aquí eso no existe.
José Carlos Lopera
Jockey en Suecia
– Pero, ¿nada de nada?
– Cero. Sales de casa por la mañana con el tupper, el café y todo. Currar y vuelta a casa.
– ¿Es muy cara la vida?
– Mucho. Pero los sueldos son muy altos también, si no sería imposible.
– ¿Cómo le da por volver a montar después de tantos años?
– A ver. Tuve que ir a Madrid por unos asuntos particulares y pasar algunos días allí. Y claro, aprovechas y vas a visitar a la gente del hipódromo. Y nada, me piden un favor, les monto un caballo en los entrenamientos y me veo bien.
– Y le entra el gusanillo...
– ¡Es que el que es jockey, es siempre jockey! Ves que empiezas a perder peso, te cuidas la dieta, te pones en forma... y eso, a montar.
– ¿Y es igual que hace veinte años?
– Igual, igual no es. Por ejemplo, la forma no es la misma ahora que tengo 54 años. Pero lo que es táctica de carrera, eso no se pierde. O cuando ves un hueco, tirarte a por él.
– Siga, por favor.
– Y nada, me dieron una carrera en Madrid hace casi un año, volví a Suecia, me picó el gusanillo, monté y la primera carrera la gané.
– Y ha ganado otra hace poco, ¿no?
– Sí, en Sevilla, con 'Pasapalabra'. Después me fui al Villamarín porque jugaba la Real contra el Betis.
– Entonces, todo esto de volver a montar, ¿tiene algún fin?
– Pues sí, quiero coincidir en una carrera con mi hija Adriana. Eso sería el mayor y mejor de mis triunfos.
– ¿Cómo así?
– A ver, mi mujer también montaba, con lo cual el mundo de los caballos siempre ha estado en casa. Adriana ya montaba casi de bebé y es algo que le gusta mucho.
– ¿Qué edad tiene?
– Catorce años. Está montando ahora ponis grandes y va a representar a Suecia en el Pegentry Junior que es un campeonato para gente de su edad y montan en varios hipódromos por todo Europa.
– De casta le viene al galgo...
– Es que ha estado entre caballos desde que nació. Yo empecé a montar a los 16 años. Ya le digo, que me saca más de diez años de ventaja.
– Para que monte con ella, deben pasar algunos años, ¿no?
– Eso es. Intentaré mantenerme en forma, seguir montando y cuando coincidamos los dos con licencia, poder coincidir en una carrera juntos.
– Y lo de quién queda por delante, lo dejamos para otro día.
– Adriana es muy competitiva. Me dice que ha ganado dos carreras como yo, pero ella dos de dos y yo dos de cuatro (ríe).
– Ha montado en Madrid y Sevilla, así que solo le queda Lasarte.
– Espero montar este verano, para mi es un subidón. Y así me ve mi ama.
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