Borrar
Rufi Etxeberria | Dirigente de la izquierda abertzale: Rufi Etxeberria: «Debemos mirarnos cara a cara para reconocernos el daño»
Rufi Etxeberria | Dirigente de la izquierda abertzale

«Debemos mirarnos cara a cara para reconocernos el daño»

Rufi Etxeberria se convirtió en la voz más autorizada de la izquierda abertzale tras la encarcelación de Arnaldo Otegi quien le pidió «que tomara las riendas»

Jorge Sainz

San Sebastián

Sábado, 16 de octubre 2021

Con los principales dirigentes de la izquierda abertzale, como Arnaldo Otegi, encarcelados, Rufi Etxeberria (Oiartzun, 62 años) tuvo que liderar a la entonces ilegalizada Batasuna en aquel debate interno que desembocó en el cambio de estrategia, culminado con el cese de la violencia de ETA.

- Tanto usted como Otegi son ahora abuelos. Sus nietos han nacido sin la violencia de ETA. ¿Viven en una Euskadi mejor?

- Sin lugar a dudas. Ahora bien, también es una realidad que persiste una violencia estructural del Estado con el no reconocimiento de la capacidad de decisión de la ciudadanía vasca y está pendiente la solución a la problemática de presos, huidos y deportados.

-¿Pero el balance de estos diez años es positivo o negativo?

- De los cuatro puntos de la declaración internacional de Aiete, solo el primero, el que pedía el final de la lucha armada de ETA, se ha resuelto. El resto no se ha dado por la no intervención de los gobiernos español y francés. Sí que en 2017 hubo un punto de inflexión con el desarme de ETA al que el gobierno francés dio un final ordenado. Y en 2019 fue importante el cambio del gobierno en el Estado Español que supuso el fin del inmovilismo del PP en materia de presos, aunque los grandes avances han sido gracias a la sociedad civil. Por lo tanto, es una valoración de claroscuros.

- ¿Después de tantos años de violencia y sufrimiento, no tiene la sensación, agravada por la pandemia, de que la sociedad ha pasado página de las cuestiones políticas que esgrimió ETA para utilizar las armas?

- La desaparición de la lucha armada ha favorecido el trabajo en común por el derecho a decidir. Esa reivindicación, aun estando adormecida o con menos intensidad que cuando emergió la cuestión de Cataluña, sigue muy presente en la sociedad. El acuerdo de autogobierno entre el PNV y EH Bildu fue un paso importante aunque ahora falta que tenga desarrollo. Pero a la larga esta será la vía que tenga que dar salida al conflicto político de fondo.

- ¿Cómo fue el proceso para convencer a ETA de que la violencia debía acabar, dado que había posturas encontradas?

- Fue un proceso largo y la pregunta es si se pudo haber hecho antes ya que a partir de Lizarra Garazi (1998) se abrió un nuevo debate, al igual que con el atentado de las Torres Gemelas. Finalmente, la izquierda abertzale abrió en canal el debate sobre la estrategia, con la participación nada menos que de 9.000 militantes, y se llegó a la conclusión de que para favorecer el proceso soberanista, lo más eficaz era superar el ciclo de la lucha armada. La preocupación era que ese proceso se desarrollara sin escisiones que originaran costes a la sociedad vasca, pero esa preocupación se disipó rápido.

-Se les ha reprochado que se apostó por el fin de las armas por una cuestión de mero utilitarismo político. ¿Hubo algún componente ético de llegar a la reflexión de la injusticia de asesinar al semejante?

-La cuestión política fue la determinante pero también afloraron cuestiones éticas. Aunque estas ya existían antes, ya que en la izquierda abertzale nunca ha habido solo una visión. El debate no fue una cuestión utilitarista.

- Diez años después la izquierda abertzale tiene el debe de no haber condenado la violencia de ETA o decir que matar estuvo mal. ¿Por qué no ha dado ese paso? ¿Lo dará algún día?

- La izquierda abertzale ha dado más pasos significativos que ninguno en este país, o la propia ETA con su disolución, pero se tratan de esquinar y la cuestión del relato se utiliza como arma arrojadiza. Además, a día de hoy es surrealista hacer peticiones al 'mundo de ETA'. ¿Qué habría que pedir al 'universo del suelo ético' con el agujero negro de la guerra sucia de los GAL, las torturas o los últimos episodios desvelados de cartas bomba a de HB. Hay que salir de este lodazal de reproches, cambiar de guión y pasar a actitudes constructivas. La izquierda abertzale está dispuesta. Yo creo que deberíamos mirarnos cara a cara los actores que hemos intervenido en política estos 45 años y reconocernos el daño que nos hemos causado. Sería algo saludado por la sociedad vasca y habría que crear una Comisión de la Verdad para el encuentro.

- ¿En esas condiciones la izquierda abertzale daría el paso a una mayor autocrítica?

-En ese marco, la izquierda aber-tzale estaría dispuesta a un ejercicio en el que las víctimas tendrían su participación y cuya finalidad sería conocer la verdad de todo lo acaecido y la reparación de las víctimas, que es cierto que es una demanda de la sociedad. Toca restañar heridas, no seguir abriéndolas.

- Los ongi etorris a presos causan dolor a las víctimas. ¿Se han planteado evitar estos actos?.

- Es una realidad patente que, aparte de la utilización política que se hace de este tema, los ongi etorris a la antigua usanza ya no se llevan a cabo, salvo algún caso esporádicos. El entorno de los presos está intentando que las salidas de los presos no generen ningún daño a las víctimas. Ese trabajo y esa sensibilidad existen.

-¿Ha visto la película 'Maixabel'?

-No, no la he visto.

- Los encuentros restaurativos de los que habla el filme, entre víctimas y presos, pueden ser una vía para la reconciliación?

-Debemos saber en qué van a consistir esos programas y en función de eso los presos tendrán que decidir si participan. Y si deciden hacerlo, habría que sacar este tipo de programas del foco mediático y desarrollarlos en un ámbito discreto y constructivo, y en ese caso podrían servir. Pero es un escenario todavía por visionar.

-Con sus compañeros de Batasuna en la cárcel, usted tuvo que liderar a la izquierda abertzale en aquel momento clave de 2009. ¿Personalmente cómo lo vivió?

-Justo venia de dos años de cárcel por el sumario de Segura, pero vi que los prolegómenos del debate estaban muy avanzados. Antes de su detención, Arnaldo me pidió que tomara las riendas y me vi política y moralmente obligado pese a la atosigante presión policial que sufrimos.

- ¿Y ahora, tras más de tres décadas en política, dónde esta su futuro?

-No voy a decir que haya llegado el momento de hacer el balance definitivo, pero los años no pasan en balde y mis funciones en los marcos de dirección deberían tener un final de singladura a no mucho tiempo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¿Tienes una suscripción? Inicia sesión

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco «Debemos mirarnos cara a cara para reconocernos el daño»