Sucursal en el barrio de Altza donde trabajaba el empleado detenido por el atraco. Gorka Estrada
Reacciones

«Solía venir con el director de la oficina y siepre tomaba lo mismo; le apodábamos 'el tónicas'»

Vecinos y comerciantes del barrio donostiarra de Altza reaccionan con incredulidad al descubrir que el joven empleado de la sucursal, conocido como 'el tónicas', estaba detrás del asalto que fingió sufrir

Ion M. Taus

San Sebastián

Miércoles, 21 de mayo 2025

Hace apenas cinco semanas, la mañana del 14 de abril comenzó con sobresalto en Altza. Un atraco a una sucursal bancaria de Caixabank, en ... plena hora de apertura, movilizó patrullas y alarmó al vecindario. La escena parecía clara: dos encapuchados habían abordado con violencia al joven empleado que abría la oficina, le habían obligado a acceder a la caja y habían huido con una considerable suma de dinero. El trabajador, aparentemente en estado de shock, acabó siendo atendido en una ambulancia, visiblemente afectado.

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Pero lo que parecía un caso más de delincuencia escondía una trama de engaño cuidadosamente tejida. Este miércoles, la Ertzaintza ha informado de que el atraco fue en realidad un montaje. El propio empleado de la oficina, de 29 años y pocos meses de antigüedad en el puesto, ya que estaba realizando una sustitución, supuestamente urdió el plan junto a su hermano —uno de los supuestos atracadores— y un amigo común. Los tres han sido detenidos. En los registros efectuados, la policía autonómica ha hallado parte del botín (11.050 euros), así como objetos usados durante el falso asalto: una mochila y un guante.

La clave para desmontar la versión del atraco con violencia fue, según fuentes de la investigación, «las numerosas contradicciones» en el testimonio del empleado, así como su reiterado incumplimiento del protocolo de seguridad interno. A eso se sumó el rastro de dinero que los autores dejaron tras de sí: apariciones en salones de juegos, gastos llamativos en locales comerciales y el cruce de datos que permitió a los agentes establecer vínculos familiares entre el supuesto atracado y uno de los atracadores.

'El tónicas'

En Altza, la noticia ha generado un revuelo difícil de ignorar. Los comerciantes del entorno de la sucursal, que conocían de vista al joven empleado, tratan de encajar lo ocurrido. En un bar contiguo a la oficina bancaria, el dueño no disimula su sorpresa. «¡Qué máquina!», exclamaba al enterarse de la implicación del empleado. «Solía venir con el director, era el pequeñito», precisó mientras rememoraba sus visitas esporádicas al local.

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Allí, él y algunos clientes lo conocían por un mote: 'el tónicas'. «Le llamábamos así porque cuando venía, solía pedirse una tónica. Era muy discreto, tímido, saludaba con la cabeza y poco más», recuerda el hostelero. «Los jueves, que hacían horario largo en la sucursal, a veces se pasaban a última hora a tomar algo». «Parecía un chico reservado, educado… pero mira», añadía sorprendido. «Parece que la timidez se pierde rápido».

Un cliente habitual del bar recordaba que en la jornada del atraco, «lo vimos entrar en la ambulancia, decían que le había dado un mareo. Otro que le había dado un 'yuyu'. Y claro, todos pensábamos: pobre chaval, menudo susto. Pero aquí el que no corre, vuela».

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«Como 'Atraco a las tres', pero con mal final»

La incredulidad se mezcla con el escepticismo en la reacción de los vecinos. Algunos no se sorprendían tanto por el desenlace. «Yo lo vi raro desde el principio», afirmaba Maite, vecina del barrio. «Un atraco así, en plena mañana, con las cámaras, los sistemas de seguridad que tienen ahora los bancos... Era todo muy raro»

Gabriel, otro vecino de Altza, aseguraba que toda la historia le recordaba a «'Atraco a las tres', la película de los 60, pero a estos les ha salido mal. Fingir algo así no tenía mucho futuro, la verdad».

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Virginia, clienta habitual de la sucursal, aseguraba no conocer al detenido: «Debía de llevar poco tiempo, porque no lo he llegado a conocer. En esta sucursal cambian muchísimo de empleados. Yo suelo pasar por el cajero, pero hacía tiempo que no entraba». A su vez, censuraba la torpeza del plan, y es que «se habrán llevado miles de euros, que son mucho dinero, sí, pero no tanto como para jugarte así tu futuro. Ya que te metes a atracar un banco, llévate un millón, ¿no?».

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