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«No hace falta cerrar antes porque no hay nadie»

Limitaciones. Los hosteleros de Bergara cumplen ya con las restricciones de aforo al 50%, horario reducido y cierre de la barra, que entrarán en vigor mañana, a pesar de que ayer no se registraron nuevos positivos

ana chueca

Miércoles, 22 de julio 2020, 05:51

Dunixi Olabarria, de Pol-Pol Taberna, en la plaza Joan XXIII de Bergara, tenía planeado sacar a los empleados que tiene en ERTE esta semana, «pero con esta que ha venido tendremos que seguir», se lamenta. El brote de Covid-19 que se registró la semana pasada en Eibar ha alcanzado también a las localidades cercanas. El lunes se notificaron en Bergara 11 positivos -17 en los últimos días- y aunque ayer no hubo nuevos casos, la localidad ya se mentaliza para hacer frente a las restricciones en hostelería que recuerdan a la fase 2 del desconfinamiento: limitaciones de aforo del 50%, horario reducido hasta las 23.30 horas y la prohibición de consumir en la barra. «Seguiremos con el ERTE al menos hasta agosto porque nos han dicho que las limitaciones durarán un par de semanas», explica Olabarria. Así, si lo habitual en Pol-Pol Taberna por estas fechas sería tener a los trece trabajadores, ahora para cumplir con estas limitaciones, el local funciona solo con ocho, algunos a media jornada.

Como en Ordizia, Zarautz, Tolosa y Eibar, las medidas para evitar que se expanda el coronavirus en reuniones de ocio en torno a los bares ya se están aplicando en Bergara, a pesar de que en este municipio y en Ermua las restricciones no entran en vigor hasta mañana. Será entonces también cuando los bares de Ordizia vuelvan a la 'nueva normalidad'.

Con todo, ayer ya se podían ver las barras de los bares vacías y las terrazas con menos sillas como en el Pol-Pol Taberna de Dunixi. Los hosteleros se han adelantado implantando unas condiciones de sobra conocidas por las localidades guipuzcoanas que han registrado focos en las últimas semanas. «Tampoco hacía falta que nos obligaran a cerrar antes, porque no hay nada», asegura Olaberria. «A la noche la gente cena y poco más. Menos mal que damos comidas. Eso nos está salvando. La gente no alterna. Si ya estábamos haciendo la mitad de la caja de un año normal, ahora todavía menos», dice señalando las seis mesas de su terraza.

«Las medidas son ilógicas. Si alguien quiere salir de fiesta, basta con que se coja el autobús a Mondragón»

Dunixi Olabarria | Pol-Pol Taberna

«La gente cada vez sale menos, se nota que están preocupados. Es como si hubiésemos vuelto a la segunda fase»

Jon Armendariz | Camarero Ganbara Taberna

«Si tenemos que volver a ir marcha atrás es porque se tendría que haber sido más responsable»

Sara Barrutibengoa | Dueña Bergarako Batzokia

«Se ha notado que viene menos gente a los bares desde que hay contagios. En Bergara se están quedando en casa»

Sergio Angulo | Camarero Depor Taberna

Con el local preparado para mantener las distancias de seguridad entre mesas, incluso cuando vienen grupos de diez, todavía no tiene claro cómo responderán los clientes a las nuevas medidas. No acaba de verle el sentido, ni le parecen bien las restricciones que quieren imponer a los bares de Bergara «porque el foco ha sido en Eibar». Además, aunque aquí esté todo cerrado «si alguien quiere salir como se hacía antes de la pandemia, basta con que se coja el autobús a Mondragón o a cualquier otro pueblo», describe destacando lo «ilógico» de la medida desde su punto de vista.

Sobre la expansión del virus que se ha dado en el territorio a causa de las fiestas de fin de curso que se celebraron en Zarautz, Olabarria exculpa a los bares asegurando que «la juventud es como es» y no cree «que muchos chavales paguen seis euros por un cubata, se llevarían sus cosas».

A pocos metros de distancia, en la misma plaza, Jon Armendariz, de Ganbara Taberna, prepara unos cafés que lleva a la terraza para que las clientas no se acerquen a la barra. «Son para unas vecinas que siguen viniendo todos los días a pesar de todo esto, cosa que se agradece porque no hay nadie. Ha habido bajonazo de clientes», coincide con el propietario de Pol-Pol Taberna. «El sábado me tocaba trabajar, pero había tan poca gente que al final no vine», cuenta este camarero, que ayer por la mañana atendía en el local hostelero él solo.

«La gente cada vez sale menos», lamenta, «se nota que están preocupados. Es como si hubiésemos vuelto a la segunda fase», se resigna sobre la vuelta a la restricción de aforo a la mitad y la limitación de apertura hasta las 23.30 horas. Esperanzado, opina que este cierre parcial «será cosa de dos semanas» y que «después volverá otra vez» la clientela. En este sentido, en Ganbara Taberna están «tranquilos», sobre todo «porque no ha pasado aquí, ha venido de rebote. Todos los casos son de Eibar».

La taberna del Depor extiende su terraza por la plaza Munibe, lo que le permite mantener la distancia de seguridad sin problema. Sergio Angulo se afana montando las sombrillas, aunque no cree que las mesas se llenen como al principio de la 'nueva normalidad' que Bergara abandona por los 17 casos positivos registrados en los últimos días.

«Se ha notado que viene menos gente a los bares desde que se conoce que hay más contagios. En Bergara la gente se está quedando en casa», asegura este camarero y añade que «para la economía del bar esta vuelta atrás va a ser dura». «Mejor esto que cerrar dos veces», claudica Sara Barrutiabengoa, dueña del Bergarako Batzokia junto con su marido. «Con dos cierres sí que no salen los números». Acuden a trabajar con miedo de que «nos vuelvan a confinar otra vez» y no les quede más remedio que bajar la persiana por segunda vez. «Si tenemos que volver marcha atrás es que no se han tomado las medidas debidas. La gente tendría que haber sido más responsable», critica esta pareja.

A ellos personalmente la restricción de horario, más pensada para locales enfocados al ocio nocturno, no les supondrá mucho problema: «Tendremos que decirles a los que vienen a cenar que se tienen que ir un poco antes y ya está. El servicio de terraza no está disponible por las noches. por lo que nunca se acumula gente».

Además, gracias a la amplitud de espacios de los que dispone en su local junto a los juzgados de Bergara en la calle San Pedro, puede hacer frente al limite de aforo del 50%. De momento la afluencia de clientes está siendo buena salvo algunas cancelaciones, aunque «habrá que ver cómo va la semana». A Barrutiabengoa le preocupa que la gente no acuda por miedo. «Estamos cumpliendo con todas las medidas de precaución que nos han dicho que hay que tomar. Desinfección y limpiezas. Y ahora volvemos a ser los hosteleros los primeros damnificados», lamenta.

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