El escultor rumano Constantin Brancusi definió la simplicidad como la complejidad resuelta. Una frase que el diseñador Pierpaolo Piccioli tomó como suya para acompañar una fotografía de un escultórico diseño nupcial de aire monacal que Cristóbal Balenciaga confeccionó en 1967. La imagen fue la primera que compartió el romano en su cuenta de Instagram, en mayo de 2018. «No sé si debería tomarlo como una señal», apuntó el modista en un comunicado tras hacerse público que será el nuevo director creativo de la firma homónima del maestro de Guetaria.
Publicidad
«Estar aquí hoy, para moldear una nueva historia de una casa donde la creatividad siempre ha sido una cultura y la innovación una ciencia, me hace sentir honrado y orgulloso de continuar la historia que quienes me precedieron ya contaron con respeto y asertivos puntos de vista. Balenciaga es lo que es hoy gracias a todas las personas que han allanado el camino: Cristóbal, Nicolas —Ghesquière—, Alex —Wang—, Demna. En todas sus etapas, aunque en constante evolución y cambio, nunca ha perdido de vista los valores estéticos de la casa», proclamó Piccioli en un guiño a sus predecesores, entre los que se olvidó de nombrar al gran Michel Goma y al desconocido Josephus Melchior Thimiste.
«El legado y el archivo de Cristóbal Balenciaga es probablemente uno de los más influyentes de la moda de todos los tiempos. Lo ha hecho todo antes que nadie; ha inventado literalmente la cultura de la creatividad; ha infundido la idea de la alta costura en todos los aspectos de su carrera, y ha demostrado, a través de sus creaciones, el poder de la evolución y la innovación. Lo que recibo hoy es una marca llena de posibilidades que resulta increíblemente fascinante», afirmó en modo de agradecimiento a Demna, del que dice irar «su talento y su visión. No podía pedir un relevo mejor. Ha rendido homenaje a Cristóbal a su manera, compartiendo su punto de vista y manteniendo viva la identidad de la casa».
Una opinión que no todos comparten del transgresor diseñador que, escudado en el simbolismo que va más allá de la impactante imagen, puso la etiqueta de Balenciaga a arriesgadas propuestas como las terribles crocs con tacón, el abrigo similar a los utilizados por los barrenderos o las bolsas clásicas de cuadros para ir al mercado que convirtió en el bolso por el que se pirraban las prescriptoras de moda. Influencers que antes se pirriaron por su pieza estrella, las zapatillas Triple S. Y es que, aunque muchos se rasguen las vestiduras, el georgiano es el líder indiscutible de la moda urbana actual.
Pese a que esa moda de la calle choque con la visión romántica del italiano, Pierpaolo no quiere partir de cero, sino respetar el legado de sus compañeros, consciente de que su etapa es un capítulo más en la historia de la firma. De hecho, Demna y él se han reunido en varias ocasiones y trabajarán mano a mano durante un mes, por lo que la transición de la firma no se espera que sea abrupta, aunque eso se verá a partir del 10 de julio, cuando el georgiano traslade sus bártulos a Gucci y Piccioli se mude a París desde Roma, donde estuvo un cuarto de siglo al frente de Valentino. Allí demostró su amor por la alta costura y el respeto por su equipo, con el que siempre salía a saludar tras sus desfiles.
Publicidad
Un hombre tan generoso como respetado y ambicioso que incluso tiene su propio color, el rosa PP —por sus iniciales—, que se popularizó tras un espectacular desfile monocromático con el que comenzó la tendencia que algunos achacan erróneamente al fenómeno Barbie.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.