

Secciones
Servicios
Destacamos
María Rego | María de Álvaro
Miércoles, 14 de mayo 2025, 11:09
Trípoli trata en las últimas horas de recuperar la normalidad tras el alto el fuego declarado por las autoridades libias para frenar la escalada de ... violencia que desde principios de semana ha salpicado la ciudad de tiroteos y explosiones intermitentes. El asesinato el pasado lunes de Abdelghani al Kikli, alias 'Gheniua', un importante líder de la poderosa milicia Aparato de Apoyo a la Estabilidad (SSA), enfrentada a la Brigada 444, afín al Gobierno de unidad, ha desembocado en los peores enfrentamientos –con al menos media docena de muertos– entre facciones rivales en la ciudad en años. Una situación que ha obligado a la población local –casi 1,7 millones de personas– a encerrarse en sus casas y que ha sorprendido a decenas de españoles desplazados a la capital del país africano por motivos laborales. El Ministerio de Exteriores que dirige José Manuel Albares confirmó este miércoles que «en cuanto las condiciones de seguridad lo permitan» serán evacuados de Libia si así lo desean.
UNSMIL condemns the rapid escalation of violence in Tripoli and the mobilization of forces in other parts of the country. It warns that the situation could quickly spiral out of control. The Mission is deeply alarmed by reports of civilian casualties. UNSMIL reiterates it calls… pic.twitter.com/iuEIQyOogo
— UNSMIL (@UNSMILibya) May 14, 2025
La expedición organizada por la Cámara de Comercio de Tarragona con empresarios de Cataluña, Madrid, Valencia, Málaga o Asturias es una de las afectadas por el conflicto. Aterrizó en Trípoli horas antes de que comenzaran los combates y de que el aeropuerto fuera clausurado. «La situación entonces estaba bien, con una calma tensa, como siempre es aquí, pero bien», relata a este medio la gijonesa Begoña Fernández Costales, directora general de la compañía Bego Costa África, con más de una década de experiencia de negocios en este continente y un par de años de trabajo en Libia. Ella y otros ocho españoles quedaron encerrados en el Hotel Radisson, donde llegaron a pasar la noche refugiados en el sótano «oyendo tiroteos y bombardeos» a muy poca distancia. Otra docena de integrantes de la delegación se enfrentaron a esta crisis repartidos en otros alojamientos de la capital. El Ministerio de Exteriores tiene a todos los nacionales «localizados».
La tregua anunciada este miércoles por las autoridades libias «en todas las zonas» podría facilitar su regreso –o su traslado a la embajada española como primera medida– tras devolver una relativa tranquilidad a las calles de Trípoli, donde los choques de los últimos dos días han dejado vehículos calcinados, marcas de balas en los edificios y más de 160 detenidos por saqueos en comercios. Hacía tiempo que la ciudad no se veía envuelta en un conflicto de tanta gravedad aunque todo el país lleva años sumido en una inestabilidad crónica, con enfrentamientos periódicos entre los múltiples grupos armados que operan en el territorio en busca de mayor influencia. Incluso la misión de Naciones Unidas en Libia (UNSMIL) se mostró «profundamente alarmada por la creciente violencia en barrios densamente poblados», con el consecuente riesgo para los civiles. El secretario general de la ONU, António Guterres, fue más allá y advirtió sobre posibles «crímenes de guerra» en vista de la intensidad de los combates prácticamente a las puertas de las casas.
El conflicto estalló en la noche del pasado lunes a raíz del asesinato de Al Kikli, cuyo grupo –SSA– está acusado de asesinatos, detenciones arbitrarias, torturas y trabajos forzados, entre otras violaciones de los derechos humanos, por organismos como Amnistía Internacional. Su muerte –de la que no han trascendido detalles aunque algunas fuentes culpan a fuerzas gubernamentales– provocó combates en diferentes puntos de Trípoli, con especial actividad a lo largo de este miércoles de la Brigada 444, afín a las autoridades de la capital, y de la Fuerza Especial de Disuasión (Rada), la única gran facción armada que queda en la ciudad. El máximo temor antes del acuerdo para un alto el fuego era que estos enfrentamientos atrajeran a grupos violentos del resto del país y que los incidentes en la capital derivaran en un conflicto a gran escala. Un extremo, eso sí, que aún no se descarta.
Los españoles atrapados en Trípoli, sin embargo, trataron de enviar un mensaje de tranquilidad al exterior. «No hemos recibido amenazas o hemos tenidos la sensación de que nuestras vidas corran peligro», compartió Roberto Barros, director del área de Internacional en la Cámara de Comercio de Tarragona, en un vídeo desde el hotel donde se encontraba refugiado por la mañana junto a otros de la misión de negocios. Del sótano del establecimiento pudieron subir al vestíbulo tras la tregua. La embajada está desde el estallido de la crisis en permanente o con los viajeros, que no ocultaban este miércoles que «la situación es complicada». «Nos dicen que las guerrillas no van a atacar extranjeros», apuntó Fernández Costales, quien preside la Federación de Mujeres Empresarias de Asturias.
Exteriores informó a última hora de este miércoles de que, además de los 21 integrantes de esta expedición, que inicialmente tenía previsto volar el jueves de vuelta a casa, hay otros 24 españoles en Libia por motivos laborales. Casi la mitad se encontraba al cierre de esta edición en la residencia del embajador, Javier Soria Quintana, mientras que el resto continuaba repartido en diversos hoteles. El ministerio que dirige Albares tiene constancia, además, de 160 nacionales inscritos como residentes, la mayoría familias hispano-libias que en el pasado ya han rechazado ser evacuadas en caso de conflicto.
A todos se les pidió «extremar las precauciones» mientras sigan en el país que, pese a su enorme potencial, como exportador de petróleo, por ejemplo, no logra salir del caos que arrastra desde el derrocamiento del dictador Muamar el-Gadafi en 2011. El territorio quedó tres años después dividido entre facciones rivales orientales y occidentales, con un Gobierno reconocido por la ONU en Trípoli y una istración enemiga en el Este bajo control de la familia Haftar.
Las guerras dejan a su paso un paisaje derruido. Los empresarios y técnicos que se encuentran en Trípoli se dedican en su mayoría a tareas relacionadas con la construcción. «Libia es un mercado bastante atractivo para las empresas españolas gracias a la demanda centrada sobre todo en la reconstrucción, por lo que los productos y servicios relacionados con materiales de construcción, alimentación, mobiliario, menaje del hogar, ferretería y derivados del petróleo son muy apreciados», señaló Roberto Barros, director internacional de la Cámara de Comercio de Tarragona. «Debemos tener en cuenta que en los últimos años el al país ha sido complicado, eso explica que ahora las oportunidades de negocio sean destacables y los exportadores sean muy bien recibidos», explicó en el 'Diari de Tarragona'.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.