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Cinco años sin ETA

Ya que siguen sin condenar el terror, los de la banda y sus herederos al menos deben dejar de reivindicarlo como inevitable

Lunes, 1 de mayo 2023, 07:12

El 3 de mayo de 2018 ETA emitió su comunicado de disolución en el que anunciaba que había «desmantelado totalmente el conjunto de sus estructuras», ... daba «por concluida toda su actividad» y aseguraba que no sería más «un agente» que manifestase «posiciones políticas», promoviese «iniciativas» e interpelase «a otros actores». El 5 de septiembre de 2010 la organización terrorista había comunicado su renuncia a «llevar a cabo acciones armadas ofensivas» y se mostraba dispuesta a acordar los mínimos necesarios para emprender lo que denominaba «el proceso democrático». A partir de entonces tardaría casi ocho años en desaparecer, escenificando hitos para consumo interno, incluida la simulación de un desarme. El objetivo de aquella liturgia no era otro que dar la apariencia de un proceso de decisión deliberado que evitase a toda costa la sensación de una derrota sin paliativos frente al Estado de Derecho y a la sociedad. Para ello, ni el grupúsculo de activistas que permanecían en libertad ni la izquierda abertzale tuvieron empacho en presentar el irremisible declive de la banda como consecuencia de un cambio de ciclo histórico en Euskal Herria que, cuarenta años y ochocientos asesinatos después de las primeras elecciones libres, ya reconocían como democrático.

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