Gaza es un experimento sociológico. Israel no tiene ningún objetivo en la Franja. Hace tiempo que renunció al único que podría quedarle, la liberación de ... los rehenes, y se ha pasado a una fase que parece un plan para estudiar el comportamiento humano en situaciones límite, el efecto que el terror absoluto puede generar y el nivel de tolerancia de la comunidad internacional ante los excesos más terribles.

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Para ello, además de toneladas de bombas, recurre al hacinamiento, al desplazamiento masivo de poblaciones, la tortura, el asesinato, la privación de alimentos y medicamentos, el aislamiento, la destrucción de viviendas, escuelas y hospitales, los cortes de agua y luz, a eliminar las opciones de trabajo y ocio, a no dar descanso psicológico con bombardeos día y noche... incluso a la destrucción del ecosistema natural de árboles frutales básicos para la subsistencia y para la recuperación, en caso de que pueda ser posible algún día.

Objetivo no menos importante es calibrar hasta dónde se puede llegar sin que la comunidad internacional reaccione de verdad. Israel superó la línea roja del castigo colectivo contrario a cualquier precepto básico del Derecho, luego la del genocidio y después la terrible de la limpieza étnica con su proyecto de expulsar a toda la población. Y todo, televisado. Sin respuesta.

La primera señal de que puede haberse alcanzado el límite llegó el martes: 'La ONU advierte de que 14.000 bebés pueden morir de hambre en Gaza en 24 horas'. El Reino Unido y Europa parecen haber dicho que hasta aquí. Quizá alguien se ha dado cuenta de que este experimento podría ser útil para cualquiera que quisiera utilizarlo en el futuro en otra parte.

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