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JOSEMARI ALEMÁN AMUNDARAIN
Machacado hasta el final

Machacado hasta el final

El sector más beligerante del tradicionalismo católico censuró a Francisco para tumbar su pontificado y ahora aspira a influir en el cónclave que elegirá al sucesor

Jueves, 24 de abril 2025, 02:00

La muerte del Papa Francisco ha suscitado una ola de emoción mundial, seguramente por su sencillez y cercanía al pueblo, más allá de una identificación ... con su ideario evangélico. Los que rezaban para que más pronto que tarde se reuniera con el Padre celebran una sede vacante en espera de un volantazo, que no parece previsible. El sector más abierto de la Iglesia católica confía en que se apuntale la senda reformista desbrozada por Bergoglio, mientras que el ala conservadora aspira a un golpe de timón, a un giro involucionista que proporcione cobertura moral al integrismo que galopa a uña de caballo, manipulando y explotando el sentimiento religioso. Es lo que están esperando desde que el primer Papa no europeo, el primer Papa jesuita, apareció en el balcón de la logia de la basílica de San Pedro y se presentó como un obispo, desacralizando la figura del papado y con un lenguaje propio. Doce años después, que Francisco se mostrara en el corazón de la cristiandad sin los atuendos papales, con una camiseta de lana y una manta a modo de poncho de la pampa argentina, como un abuelo o un bisabuelo enfermo, fue el último episodio para recibir críticas virulentas. Ya no solo estaba vaciando el depósito de la fe, acusación recurrente de los rigoristas, sino que estaba infligiendo «una herida» a la dignidad del papado en el contexto de una «sede impedida», una referencia despectiva por el estado de salud del Papa.

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