Las diez noticias clave de la jornada
Imanol Alguacil

Se va el entrenador y el líder; Anoeta gana un realzale

Imanol se despide recibiendo la insignia de oro y brillantes pero sin querer ser el protagonista, como si no hubiera sido uno de los grandes artífices de la mejor Real del siglo XXI tras haberle elevado a otro nivel

Domingo, 18 de mayo 2025, 00:01

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e va Imanol. Toda historia tiene su final. También la de la Real más exitosa del siglo XXI, solo comparable con la mejor Real de ... la historia de los ochenta. El ascenso en 2010 nos recordó que, por mucho que cueste, los tiempos de tinieblas acaban por iluminarse, mientras que la marcha de Imanol nos despierta para alertar de que también los periodos de paz deportiva llegan a su fin de manera irremediable. La Real de Imanol desaparece. Los años de gloria volverán, pero será con otro al frente. Incluso si regresa el oriotarra no se vivirá de la misma forma que en esta etapa que se cierra.

Imanol Alguacil dice agur por decisión propia. Deja el equipo de su corazón. No sentirá ningún otro banquillo tan propio como el de Anoeta en los años venideros. Ningún equipo como la Real. Entrenador y aficionado. Imanol quería ganar fundamentalmente porque se sentía un realzale más y luego para mantener su trabajo. No hubo teatralidad en la sala de prensa de La Cartuja aquel 3 de abril cuando se vistió la camiseta de la Real y agarró la bufanda para dirigirse a la afición. Fue un gesto espontáneo. Sentido. Real.

Nunca ha sido protocolario en sus formas, pese a la rigidez de las normas que gobiernan el fútbol actual y que se empeñan en distanciar al aficionado del equipo. Imanol ha querido trascender a esa relación virtual con el seguidor heredada de la pandemia, pese a que también ha adoptado medidas impopulares como cerrar los entrenamientos en Zubieta. Cuando ha sentido que ha dejado de conectar ha decidido dar un paso a un lado. Estaba convencido de que no quería ser el problema.

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En ningún otro lugar se sentirá más responsabilizado por su trabajo. No importa que en un futuro pueda dirigir al Bayern de Múnich o al Sporting de Portugal. Recuerden. «Para mí la Real Sociedad es el equipo más grande». No es una frase impostada. Ha sufrido con cada derrota. Le dolía a él, a su familia y a su cuadrilla. No temía por su puesto, temía por la Real. «Me echarán los resultados», se ha encargado de repetir durante estos seis años, pero ha optado por marcharse antes de tensar la cuerda hasta ese extremo. Mejor así.

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Este triste epílogo de su etapa en la Real no debe ni va a emborronar su trayectoria en el banquillo. El club se ha modernizado junto a él. También por supuesto de la mano de Aperribay y Olabe. No es casualidad que esta época haya coincidido con la eliminación de las pistas de atletismo. Con la reconversión del estadio en un campo de fútbol. Una demanda y necesidad histórica que se tardó más de dos décadas en atender. La reinauguración se produjo el 14 de septiembre de 2019 ante el Atlético de Madrid. La victoria y la atmósfera que se vivió aquella tarde fue el preludio de una nueva era y en ese banquillo estaba sentado Imanol.

Hacer historia

Va a costar entender y acostumbrarse a la nueva Real. Como sucede siempre en este tipo de situaciones, se comprenderá mejor su trabajo y sus resultados se valorarán desde otro prisma con el paso del tiempo. Imanol se ha ganado el derecho a ser mencionado en la misma frase junto a Alberto Ormaetxea y John Benjamin Toshack. Para poner en contexto sus logros ha habido que rebuscar en las páginas más brillantes de la historia del club, que no son pocas.

En los años venideros no llegará a sentir un banquillo tan propio como el de Anoeta

Se va sin poder alcanzar en número de partidos dirigidos a Benito Díaz o al galés, pero con la promesa de regresar para poder superarlos. Imanol ha sido muy sincero en reconocer que quería hacer historia en la Real. Lo ha hecho con las cinco clasificaciones consecutivas a Europa y la conquista de un nuevo título más de treinta años después del último. Iba a por el sexto billete seguido y a por una nueva final, esta vez con público. Seguro que le quemará algo por dentro por no haberlo logrado.

Nunca se ha conformado. Ha sido como su equipo. Siempre ha salido a ganar. En la Liga, en Europa, en la Copa, en la Supercopa o en los amistosos. No ha querido diferenciar. No ha dejado de competir. No ha permitido que sus jugadores dejasen de competir. Solo de esta forma se ha conseguido la reconciliación con un torneo como la Copa, que hasta su llegada había sido despreciado. Imanol ha sabido ver cada competición como una oportunidad, aunque haya tenido que pagar un peaje por ello cada temporada. Nada sale gratis. Pero Imanol no descansa. El jueves el primer equipo tenía jornada de descanso, pero él estaba en Zubieta preparando el partido ante el Girona como si se tratara de la cuarta jornada de la Liga.

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Su Real ha hecho las paces con la Copa -no deberán pasarlo por alto sus sucesores-, pero ha sido eminentemente europea. De hecho, ha disputado más partidos de competición continental que del torneo del KO y eso que siempre ha llevado al equipo hasta fases avanzadas de la competición de la que salió campeón. Si Aperribay considera que la Real no es europea, sino que está en Europa, Imanol ha puesto mucho de su parte para ponerle en el camino de serlo en un futuro. Se le seguirá discutiendo que no ha logrado superar una eliminatoria, más allá del playoff de dieciseisavos de esta temporada ante el Midtjylland, pero no se podrá negar que su equipo no lo ha intentado.

No ha sido menos que el Manchester United, Nápoles, Inter, Benfica, Ajax, PSV Eindhoven o Mónaco y ha tuteado a la Roma, Paris Saint-Germain o RB Leipzig. No está nada mal para un equipo que se asomaba una vez cada década por Europa. Inglaterra, Francia, Alemania, Italia o Portugal se han familiarizado con la Real y han reconocido el fútbol de esos chicos desconocidos de Imanol. Los nombres de Oyarzabal, Zubimendi, Isak o Kubo se han hecho conocidos en el Viejo Continente a la vez que el del propio técnico.

Ha reconciliado a la Real con la Copa, pero su equipo se recordará por ser sobre todo europeo

Ha sido entrenador y a la vez portavoz. No ha querido ofrecer entrevistas individualizadas fuera de los partidos. Pero ha sido la voz más escuchada en el seno txuri-urdin para explicar la actualidad del club. Se ha puesto 674 veces delante de los periodistas que siguen la información de la Real. Ha contestado a lo que creía oportuno y ha dado largas otras veces. Su última oferta de renovación, desestimada finalmente, ha sido una de las cuestiones más planteadas en los últimos meses sin querer esclarecer.

Sin hacer ruido

Imanol se arrepiente de salir. No lo va a reconocer, pero es consciente de ello. Quizás no ahora o cuando acabe la temporada, pero sí con el paso del tiempo. Hoy recibe la insignia de oro y brillantes, una condecoración que pocos jugadores llegan a recibir, pero aún menos los entrenadores. La recogerá y se irá sin hacer mucho ruido, tal y como llegó. Nunca ha buscado ser el protagonista. Tampoco ahora cuando le toca serlo.

El líder no se denomina a sí mismo de esa manera. Simplemente ejerce como tal. Imanol ha sido el patrón que necesitaba la Real. Ahora los caminos se separan. Imanol se va. Los años de gloria volverán. Así ha sucedido a lo largo de los 116 años de existencia de este club. A partir de ahora, cuando se eche un vistazo a su historia, se recordará este capítulo con satisfacción. Imanol se ha encargado de escribir su nombre con letras de oro, aunque esa no fuera su intención. Se van el entrenador y el líder, permanece el aficionado.

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