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La Real se pegó un castañazo en el Metropolitano de los que se tarda en recuperar. Se mostró más vulnerable que nunca sin balón y ... se quedó sin opciones de sacar algo positivo ante el Atlético en algo más de tres minutos que dieron al traste con todo. El juego es como la prueba del algodón, no engaña, suele ser incluso más fiable que el resultado para medir el estado de ánimo de un equipo. En ese escenario del juego la Real no supo responder al partido que planteó el conjunto colchonero. Fue un equipo irreconocible. Imanol buscó que sus jugadores salieran con valentía, buscando alto al rival, sin mirar atrás, y pecó de eso, de no cuidar sus espaldas para encajar una goleada de las que duelen en un tiempo de récord. La Real se ha quedado sin juego en el tramo final de la temporada. No está obteniendo los resultados necesarios para seguir aspirando a Europa y a la vez está muy lejos de conseguirlo con sus actuaciones. La Real ha descarrilado en las últimas jornadas y ese es un síntoma muy preocupante.
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Corría el primer minuto de partido y la Real protagonizaba una situación que no hacía presagiar nada bueno. El conjunto txuri-urdin salió valiente, con una línea defensiva muy adelantada, tirando el fuera de juego a la altura del centro del campo y pronto aparecieron los primeros desajustes. El Atlético abrió un balón a la banda derecha a Simeone, este prolongó a Barrios y Llorente rompió al espacio. ¿Qué pasó? Marín, Martín y Aramburu se quedaron formando una línea a diferentes alturas, intentando dejar en fuera de juego al colchonero de una forma horriblemente coordinada. La jugada acabó sin consecuencias, pero denotaba que no estaba demasiado entrenada. O por lo menos necesitaba algunas semanas más de práctica. La Real siguió jugando con fuego, llevando la línea muy arriba y se siguió quemando, porque el Atlético entendió la situación y buscó las rupturas al espacio a través de los hombres de segunda línea para evitar caer así en el fuera de juego. La Real se descosió.
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El dispositivo defensivo de la Real falló con estrépito. La altura de la línea tan alta no fue el único motivo de la goleada encajada. El Atlético leyó muy bien la presión inicial del conjunto blanquiazul y encontró una mina de recursos inagotable por su lado derecho del ataque, el flanco izquierdo de la Real. Los locales concibieron sus mejores ataques haciendo llegar el balón hasta Simeone, abierto en la banda derecha y llevándose la marca de Javi López. Cuando el argentino recibía el cuero, Barrios o Llorente, algunas vez los dos de manera simultánea, rompían por el intervalo central-lateral (Aritz y Javi López) del cuadro guipuzcoano para ganar el espacio y obligar a Aritz a salir de zona, provocando los desajustes en defensa. Zubimendi trató de corregir, pero su ayuda fue insuficiente. Ni Barrenetxea ni Marín colaboraron en esa tarea de acompañamiento y los colchoneros entraron como un cuchillo una y otra vez ante la impotencia de los realistas. Sorloth pudo marcar el quinto, mandó el balón al larguero, en otra acción de similares características tras recibir un centro de Llorente por derecha.
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Si la Real transformaba su dibujo en función de la posesión del balón, con él formaba en un 1-4-3-3 y sin él lo hacía en un 1-4-4-2, el Atlético también modificaba el suyo y se dibujaba sobre el campo en fase defensiva en un 1-5-4-1 con el que consiguió cerrar los pasillos interiores a los realistas. La Real en posicional no pudo inquietar a un Atlético bien plantado que no permitió que los Marín o Sucic pudieran percutir en vertical, tampoco Oyarzabal tuvo la posibilidad de sostener de espaldas ante tanto marcador y trató de caer al costado diestro para entrar en o con la pelota. Permutó en ocasiones la posición con Kubo. El japonés fue el único que desbordó, pero no encontró ningún aliado en el área.
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La Real tenía que volver al césped tras el descanso, aunque el partido estuviera ya más que finiquitado. Imanol tomó decisiones de calado. Dejó en el vestuario a Oyarzabal y Kubo y dio entrada a Mariezkurrena y Zubeldia para cambiar de sistema y formar con un 1-5-4-1 con el que cortar la sangría. La Real siguió sufriendo en defensa, aunque acumuló hombres en la última línea para evitar las llegadas de los hombres de segunda línea del Atlético. El conjunto txuri-urdin se centró en dejar de seguir encajando y perdió a su vez amenaza arriba. Solo algunos robos altos inquietaron levemente a los locales. No dio para más.
5
La Real no puede transmitir la imagen que ofreció este sábado en el Metropolitano. La etapa de Imanol no puede acabar así. Quedan tres partidos para limpiar la imagen de un equipo que el sábado estuvo más irreconocible que nunca. Si en algo se ha caracterizado la Real ha sido en su solidez defensiva, pero el sábado careció totalmente de ella. Solo dos victorias ante el Celta y Girona en los próximos encuentros en casa repararían en parte el desastre del sábado. A la Real no se le ha podido olvidar jugar al fútbol en el momento más decisivo de la temporada. Este ciclo no se lo merece.
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