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Imanol Alguacil, pensativo durante un entrenamiento en Zubieta. LOBO ALTUNA
El triste epílogo de un libro con páginas brillantes

Real Sociedad

El triste epílogo de un libro con páginas brillantes

Hundimiento. El anuncio de la marcha de Imanol no ha revertido la situación de un equipo que ha perdido sus constantes vitales en el juego y se ha alejado de los resultados en el último mes

Imanol Troyano

San Sebastián

Lunes, 12 de mayo 2025, 02:00

Decía Imanol en la previa de la visita al Metropolitano que no hacía mucho que su equipo había ofrecido una de sus mejores actuaciones de la temporada en la vuelta de las semifinales de la Copa contra el Real Madrid. Aquello sucedió el 1 de abril. No había llovido demasiado y por eso ansiaba recuperar esa versión del equipo, no ya para el encuentro ante el Atlético de Madrid, sino para las últimas cuatro jornadas del campeonato. La Real volvió el sábado a Madrid, pero en ningún momento se acercó a la versión deseada por el oriotarra.

La escuadra blanquiazul solo ha ganado un partido desde la noche en el Bernabéu. En Las Palmas. Ha perdido tres encuentros y empatado otros dos en ese periodo de tiempo, para decir prácticamente adiós a sus aspiraciones europeas. El anuncio de la marcha del técnico al final de la temporada no ha servido como acicate para revertir la situación. Lejos de conseguirlo, ha perdido sus constantes vitales en el juego y por consiguiente se ha alejado de los resultados.

La triste noche de Mendizorrotza en la que el equipo naufragó y desperdició una buena ocasión para asomar la cabeza en la clasificación sigue pesando como una losa en la moral de una tropa que no se reconoce. Los jugadores aseguraron días antes del derbi ante el Athletic que iban a hacer todo lo posible para brindarle a Imanol la mejor despedida posible. Pero el empate ante el conjunto vizcaíno dejó una profunda sensación de impotencia en la afición. La goleada ante el Atlético de Madrid no ha hecho más que intensificar ese sentimiento que complica una despedida a la altura del legado de Imanol.

El oriotarra vuelve mañana a Anoeta, en el que será su penúltimo partido en casa en esta etapa gloriosa al frente del conjunto blanquiazul que no está teniendo un final feliz. Es el triste epílogo de un libro con páginas brillantes a lo largo de estos seis años. No es el final que merece, pero es el único que se puede escribir en estos momentos.

Sin regularidad

La temporada arrancó torcida, lo que provocó que el equipo tuviera que ir a remolque en diferentes frentes a lo largo de los meses. En la Liga ha llegado al tramo final con opciones de conseguir su sexto billete consecutivo a Europa, pero la posibilidad es más matemática que real ahora mismo, a pesar de que hasta ocho equipos vayan a obtener el pasaporte continental esta temporada. En Europa el equipo cumplió el expediente superando la fase de liguilla en el nuevo formato de la competición, pero cayó eliminado en cuanto tuvo enfrente a un rival de nivel. Esta vez, eso sí, condicionado por un arbitraje nefasto. Posiblemente la mejor Real se haya podido ver en Copa, torneo en el que compitió hasta el último minuto para poder acceder a otra final.

La Liga es el campeonato que mide la regularidad de un equipo y la Real no ha estado fina en ese apartado en ningún momento del curso. No ha podido enlazar tres triunfos seguidos, a pesar de haber tenido la oportunidad de hacerlo en varias ocasiones. Ahora encadena cinco jornadas consecutivas sin poder sumar los tres puntos, misma racha que sufrió a comienzos de temporada. Cuando todo empezó a torcerse.

La cara de desolación de los realistas sentados en el banquillo del Metropolitano en la segunda mitad ilustran fielmente el estado de ánimo del equipo. Imanol asumió toda la responsabilidad de lo sucedido durante el partido y excusó a sus jugadores agarrándose a su juventud. El oriotarra trató de ir a por el partido desde el primer minuto con un planteamiento novedoso tirando la línea del fuera de juego hasta el centro del campo, pero sus futbolistas no supieron interpretarlo adecuadamente. El Atlético sacó ventaja de la disposición táctica de los guipuzcoanos y arrasó con todo.

No está siendo una despedida agradable. No lo ha sido tampoco toda la espera que se ha producido hasta conocer la decisión final de Imanol. La Real ha vivido con la incertidumbre instalada en el banquillo durante demasiados meses.

Imanol no ha tenido ningún final de temporada sencillo. Siempre ha estado muy condicionado por la condición física del equipo, pero esta temporada esa no es la razón principal del bajón de los suyos. La Real se ha quedado seca en cuanto a juego, pero todavía quedan tres encuentros por delante, dos de ellos en casa, en los que no se puede permitir dejarse llevar. Este libro no lo merece.

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