La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) empieza a tomar forma. Las ciudades de más de 50.000 habitantes deben implantarla antes de final de año ... y el Ayuntamiento ya está dando pasos para cumplir el mandato legal. Hace unas semanas adjudicaba los primeros contratos para dotarse de la tecnología necesaria para controlar los s al Centro y también impulsó un proceso participativo con el objetivo de conocer las necesidades y sugerencias de vecinos y sectores afectados, un trabajo que le servirá para diseñar la movilidad del futuro. Estas son algunas de las propuestas recibidas.
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Aparcamientos disuasorios. En su escrito al consistorio, la asociación Erdian Bizi ha incluido un listado de ideas con las que lograr ese objetivo de reducir la contaminación que en último término persigue la normativa. Entre ellas destaca la creación de nuevos parkings disuasorios que permitan sacar el tráfico privado de las calles más céntricas, lo que redundaría en la calidad del aire. Consideran «urgente» construir equipamientos de este tipo en zonas «apropiadas» como Illunbe o Igara y reclaman que estén «bien señalizados y conectados mediante vehículos lanzadera». Entienden que es una inversión «factible y absolutamente imprescindible» que podría beneficiarse de los fondos europeos.
Los parkings, para residentes. Plantean asimismo desde Erdian Bizi que se aborde la «progresiva transformación» de los aparcamientos públicos del núcleo central de Donostia para uso de residentes, comerciantes y personas que eventualmente realizan trabajos en la zona. Y rechazan que se construyan nuevos parkings de rotación –en San Bartolomé se prevé uno de cuatro plantas– cuyos s agravarían «aún más» la congestión circulatoria.
Menos focos de contaminación. La asociación vecinal del Centro demanda un «control efectivo» de la entrada de vehículos contaminantes que carezcan del distintivo medioambiental de la DGT. En este sentido, creen «evidente» que esta exigencia no debe ser exclusiva para los vehículos privados, sino que debe aplicarse también al transporte público.
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Con objeto de reducir en lo posible la emisiones de dióxido de nitrógeno y dióxido de carbono, apuestan por realizar las inversiones «necesarias» para avanzar «con rapidez» hacia la utilización de vehículos eléctricos para transporte de pasajeros, recogida de basuras y limpieza viaria, para lo que proponen retirar las máquinas y vehículos de «más de diez años» de antigüedad.
El peatón, protagonista. La visión de la futura ZBE que tienen los vecinos del Centro contempla nuevas peatonalizaciones «consensuadas», una apuesta en la que coinciden con los de la Parte Vieja. Desde Parte Zaharrean Bizi ya han avanzado que su petición al Ayuntamiento consiste en cerrar el Paseo Nuevo a los vehículos desde la Sociedad Fotográfica, de modo que se eliminaría un tráfico que «no va a ninguna parte, contribuye al caos circulatorio y perturba el tránsito peatonal». Además, plantean convertir todo el Ensanche Oriental en zona de limitada únicamente a residentes y a vehículos de carga y descarga en el horario autorizado. En este diseño, las plazas de aparcamiento del paseo de Salamanca reservadas para OTA –la línea más próxima al Urumea– pasarían a ser de residentes.
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Todas estas actuaciones se complementarían con mejoras en el «mantenimiento y seguridad» de la red de bidegorris, la potenciación del sistema público de alquiler de bicicletas Dbizi y la creación de zonas verdes en ámbitos como la playa de vías de Easo o la ladera norte del cerro de San Bartolomé como arma para combatir el aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático.
El comercio pide tiempo. En el lado opuesto del tablero se sitúan los sectores económicos directamente afectados por las restricciones circulatorias en camino. Es el caso de los comerciantes, que temen que el cierre de los s a buena parte de los vehículos aleje a la clientela y perjudique sus negocios. Desde la Federación Mercantil solicitan al Ayuntamiento una «ampliación de plazos» para la puesta en marcha de la ZBE ya que, aún estando «en gran parte» de acuerdo con los objetivos, no comparten la «idoneidad» del momento. En su argumentario, inciden en las «circunstancias actuales» que atraviesa la ciudad, en especial el Centro, con «tensiones» derivadas de las obras, algunas «iniciadas y no rematadas» y otras que se encuentran en su punto de afección «más intenso».
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En su escrito, la asociación de comerciantes advierte de que «no conviene» avanzar en el desarrollo de la ZBE «únicamente» desde el prisma del cumplimiento por plazos de la normativa europea sin previamente realizar un análisis «de fondo» del modelo de movilidad vigente, del plan de movilidad proyectado y de las «fases de transición» con la ciudadanía y con los sectores económicos. Aluden principalmente a los «cambios de fondo» en materia de transporte que se están trabajando y a la necesidad de un «análisis de impacto» de las consecuencias que tendrán las restricciones al tráfico. Por ello, solicitan una moratoria en la implantación de la ZBE o, en su caso, una aplicación «de muy baja intensidad». Hace unos días se reunieron con la nueva concejala de Movilidad, Olatz Yarza, y ambas partes mostraron «buena sintonía» y «predisposición» a trabajar conjuntamente este y otros temas con «comunicación permanente».
Solo la Parte Vieja. Desde el Real Automóvil Club (RACVN), por su parte, apuestan por circunscribir la ZBE a la Parte Vieja, un barrio que de facto ya funciona como tal. Advierten de que las restricciones impuestas por Europa «discriminan» entre quien puede permitirse la compra de un vehículo que cumpla la normativa y quien no puede afrontar ese gasto.
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Los datos
Censo de vehículos. 114.920 matrículas hay en Donostia entre turismos, motos, ciclomotores, autobuses y otros.
Plazos. 2023 es la fecha límite establecida por la UE para implantar la Zona de Bajas Emisiones.
También critican que se discrimine «por zonas», ya que los residentes del Centro con coches contaminantes sí podrán circular por el resto de barrios y el tráfico que se expulse de la almendra central se desplazará a zonas colindantes, por lo que «no se disminuyen las supuestas emisiones, sino que se trasladan a otros lugares». Denuncia el RACVN que la ZBE «dificultará» la vida al ciudadano sin que, «a priori», eso tenga un «impacto directo» en la mejora de la calidad del aire, que en Donostia es «muy buena».
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