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Domingo, 27 de abril 2025, 07:57
Responde Ane al lector I. Alberdi: «Estimado señor, ignoro cuántos y de qué color posee o le gustan a usted los toldos, cuál es su ... tipo de urbanismo favorito y qué es lo que considera cutre. Sí sé que yo no tengo toldos, el urbanismo que me gusta es el que permita un general a un piso, con o sin toldos y de color indiferente. ¿Sabe por qué, verdad? Pues eso. Y por favor, no utilice ese tono displicente y prepotente, queda feo».
Escribe Ana: «Acabo de leer sobre el proyecto de ascensor para acceder al ambulatorio de Altza. Me parece muy necesario. Como veo que es un proyecto dentro del Plan de Regeneración Urbana del barrio, les doy una idea para incluir: por favor, ensanchen la acera de la calle Elizasu que sube frente al ambulatorio hasta los números 13 y 15. Es estrechísima, empinada y las personas mayores y sillas de ruedas tienen que rodear las torres para ir al médico. Hay mucho terreno para ampliarla».
Denuncia Josetxo Ikazategi: «El Ayuntamiento no solo nos miente y trata de engañar sino que además se ríe de nosotros. En el panfleto que convoca a la participación ciudadana para la renovación de la plaza Zaragoza adjunta una foto en la que se ve lo que le estamos pidiendo desde el primer día, que en la calles San Martín y Zubieta cambien al sentido original la circulación».
Expone Nora Aldasoro: «Es una pena tener que talar árboles en Donostia por no haber sabido revisarlos y podarlos cuando es necesario. En el Centro tenemos hermosas arboledas como la del paseo de Bizkaia y a menudo hay quejas a través de los medios pidiendo que se poden, que hace años que no se hace, cuando hace una década se podaban tradicionalmente cada cinco años. Ahora esto ha dejado de hacerse y no podemos perder más arboledas. Han sido más de 1.000 árboles talados por la construcción de nuevos barrios como San Bartolomé, Morlans y Riberas de Loiola y la construcción del metro. No podemos permitirnos perder ni un solo árbol más, el medio ambiente nos lo agradecerá y la salud física y mental de los donostiarras actuales y de las generaciones futuras».
Comenta J. D. Robles: «En la subida del paseo del Faro no hay día, sobre todo en esta época, que no haya que corregir el rumbo a algún peregrino que yerra su camino y, además de la dura etapa que le espera, se harán una media subida a Igeldo por el Faro como anticipo. No creo que cueste mucho, en la profusa señalética que existe en el único lugar de confusión, ayudarles con la correspondiente y casi obligada señalización correcta. Muchos caminantes de edad avanzada, cuando no todos ellos, nos lo agradecerán».
Expone Ana Odriozola: «Me parece vergonzoso que después de haber trabajado más de 40 años, cobrando una nómina a la cual ya descuentan los impuestos pertinentes, después de declarar todos los años en Hacienda lo que consigues ahorrar con esfuerzo y pagar por ese mismo dinero otra vez, al final no puedo hacer lo que quiero con mi dinero. Si se lo quiero donar a un hijo, tengo que volver a pagar. ¿Pero qué es esto? ¿Es que nadie va a decir nada? Ya está bien. ¿Y todo para mantener cada vez a más inútiles? Es una vergüenza. Somos víctimas de otro tipo de dictadura».
José Antonio da las «gracias a los servicios de Mantenimiento por haber cortado las hierbas altas de la rotonda existente junto a Lore Toki, que presentaba una situación peligrosa por la vegetación de los parterres de . La visibilidad era casi nula y para entrar en la glorieta desde Errekalde los conductores íbamos a ciegas porque no se veía si venían coches».
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