Borrar
Los jóvenes católicos son la mitad que hace 40 años, pero cada vez van más a misa
Religión

Los jóvenes católicos son la mitad que hace 40 años, pero cada vez van más a misa

Un 35,5% de los creyentes de 18 a 24 años son practicantes, solo superados por aquellos de 65 o más edad, entre quienes los que viven su fe en Dios de manera activa son un 44,2%

Miércoles, 21 de mayo 2025, 07:23

«Amigos, permitan a este anciano compartir con ustedes, jóvenes, un sueño que llevo dentro: es el sueño de la paz, el sueño de los jóvenes que rezan por la paz, viven en paz y construyen un futuro de paz», dijo Francisco en la última Jornada Mundial de La Juventud celebrada en 2023 en Lisboa, que reunió a un millón y medio de peregrinos, 100.000 de ellos españoles. El papa argentino intentó acercarse a los más jóvenes en un momento en el que la religiosidad ha experimentado un descenso notable en las últimas décadas que no parece tocar fondo: en todas las edades cuatro de cada de cada diez católicos han 'dejado de serlo' en España desde 1985, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y el 59,9% de las personas entre 18 y 34 años se identifica como no religiosa, de modo que se supera por primera vez el 50% en esta franja de edad.

Sin embargo, es precisamente entre los más jóvenes donde se aprecia un repunte en los últimos años, un legado que ahora recoge León XIV.

Con los datos disponibles en el CIS se puede analizar la evolución del catolicismo en España durante los papados completos de Benedicto XVI y Francisco. Son dos décadas, de abril de 2005 a abril de 2025, en las que se han producido el 80% de las bajas en total de quienes se definen como católicos.

De este modo, se observa cómo con el pontífice alemán predominó cierta estabilidad.

Y ha sido en los últimos años cuando la variabilidad ha sido mayor, con una gran bajada a partir de 2019.

AUX STEP FOR JS

La secularización de la sociedad española se refleja en el descenso de alumnos que solicitan cursar la asignatura de Religión, la caída de la celebración de sacramentos -bautizos y matrimonios según el rito católico- y el crecimiento de ateos y agnósticos en los últimos años. Para la responsable de investigación de la Fundación SM y coordinadora del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, Ariana Pérez Coutado, la Iglesia católica resulta poco atractiva para los jóvenes: «La perciben como una organización que impone normas sin ofrecer a cambio propuestas que realmente les interesen».

«Quienes estamos aquí lo hacemos porque queremos y porque amamos a Dios; nadie nos ha obligado»

Sofía Fernández

Católica practicante de 22 años

«Quienes estamos aquí lo hacemos porque queremos y porque amamos a Dios; nadie nos ha obligado», asegura Sofía Fernández, de 22 años y estudiante de Ingeniería en Tecnologías Industriales. Pertenece al Opus Dei, es católica practicante y en su familia la fe siempre ha sido importante. «Tengo amigos indiferentes al hecho religioso; con algún profesor agnóstico he hablado. Pero conozco a poca gente que se declare atea, porque es habitual que alguien que no cree en Dios sí cree, en cambio, en las energías o en un más allá».

Fernández reza, va a misa, asiste a charlas formativas y participa en actos de adoración eucarística, aunque no elige a sus amistades por su grado de religiosidad. Con hábitos de oración arraigados, no se siente una 'rara avis' en una sociedad profundamente secularizada.

En estas últimas cuatro décadas, desde 1985, las franjas de edad de 18 a 34 años han tenido la mayor caída en el catolicismo: comparando los promedios anuales, hoy son un 55% menos.

Pero si se tienen en cuenta solo los últimos 20 años, los más jóvenes, de 18 a 24, han caído un 40%, cinco puntos menos que los de las franjas de 25 a 44 años (45%).

AUX STEP FOR JS

Josep Mañé, coordinador de proyectos de la Fundación Ferrer i Guàrdia, una entidad dedicada al estudio de la laicidad, los derechos civiles y el pensamiento crítico, señala que «los jóvenes también se han visto influidos por el proceso general de secularización de la sociedad española». Este fenómeno se produce de manera acusada y progresiva, de suerte que a mayor edad, mayor proporción de personas que se identifican como católicas.

Con todo, Mañé destaca que entre los jóvenes que se definen como católicos, puede observarse un cierto repunte en la práctica religiosa. «En algunos casos, podríamos decir que son más practicantes, más comprometidos con su fe que generaciones anteriores», aduce. Sin embargo, advierte que es difícil determinar con claridad las causas de este fenómeno. «Seguramente se trata de un conjunto de factores que confluyen en estos jóvenes. Con los datos actuales no podemos señalar un motivo claro y concreto».

Más allá de la erosión de los lazos comunitarios, que afecta no solo a la religión, sino también a la participación política y cívica, la cultura y la vertebración social experimentan un debilitamiento de sus raíces católicas. «Si observamos una manifestación cultural de origen religioso, como una romería, vemos que muchos jóvenes participan desde una perspectiva festiva, sin considerar su significado religioso», argumenta Pérez Coutado.

Lo mismo ocurre con las procesiones de Semana Santa: numerosos jóvenes se integran con entusiasmo en cofradías y hermandades, pero, paradójicamente, no asisten a misa en todo el año. «Para ellos, la hermandad es más un espacio de socialización que un vínculo religioso», indica la experta de la Fundación SM, creada por la Compañía de María (marianistas).

«Si observamos una manifestación cultural de origen religioso, como una romería, vemos que muchos jóvenes participan desde una perspectiva festiva, sin considerar su significado religioso»

Ariana Pérez Coutado

Responsable de investigación de la Fundación SM y coordinadora del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica

Entre las posibles causas, Mañé apunta a hipótesis como la irrupción de nuevas ideologías y movimientos sociales con fuerte carga de compromiso -feminismo, ecologismo o nacionalismo-, la pérdida de influencia del pensamiento de la Iglesia en el orden civil y la creciente exposición a otras culturas y formas de espiritualidad menoscaban su predicamento. «Son fenómenos multifactoriales. El mayor a la información y a la educación, el o con otras realidades culturales, todo eso influye en el proceso de secularización, aunque es delicado establecer relaciones causales con precisión». Para Pérez Coutado, sin embargo, el ecologismo no compite con el catolicismo, toda vez que el medio ambiente ha sido una de las banderas del papa Francisco.

Al comparar el porcentaje de practicantes sobre el total de quienes se definen como católicos en la encuesta de CIS, solo los jóvenes de 18 a 24 años son ahora más que hace 40 años (un 5,5% más hasta suponer un 35,5%). En total, el descenso es de un 40,9% (33,3%).

A pesar de la pérdida de peso del sentimiento católico entre los jóvenes, Mañé destaca que todavía se mantienen ciertos vínculos con instituciones como la Iglesia católica española y el Vaticano. «La tendencia general es hacia un crecimiento de las personas no religiosas, especialmente en los tramos de edad más jóvenes. Pero eso no significa una ruptura total. Aún persisten algunas formas de identificación, aunque más débiles y simbólicas». El experto cree que una hipótesis que puede explicar la pujanza de la práctica religiosa en las nuevas generaciones radica en la identificación con la ultraderecha, cuya identidad en España cuaja con la ortodoxia católica, si bien se trata de una teoría que hay que «coger con pinzas».

Desde la Fundación Ferrer i Guàrdia se observa con atención esta evolución, enmarcada dentro de una tendencia global hacia la laicización. «Estamos asistiendo a un giro hacia la laicidad, aunque con matices. No se trata solo de un rechazo a la religión, sino de un cambio en la forma en que las personas se relacionan con lo espiritual y lo trascendente», concluye Mañé.

«Estamos asistiendo a un giro hacia la laicidad, aunque con matices»

Josep Mañé

Coordinador de proyectos de la Fundación Ferrer i Guàrdia

A Fernández le gusta el cine y la lectura, incluso lee libros que contradicen su fe, aunque procura evitar obras que puedan hacerle daño: «En cuestión de películas evito escenas de sexo y cosas así porque siento que no me ayudan, pero no me cierro ninguna puerta». Sí hay una serie de HBO Max, 'El minuto heroico', en la que participan trece mujeres que han roto con el Opus Dei, que no ha visto ni piensa ver: «No quiero visualizar algo que pueda dañar a la Iglesia; me hace daño a mí y hace daño a Dios».

Conceptos como pecado y culpa están cayendo en desuso, añade Mañé, gracias a una vivencia más sana de la sexualidad y la relación con el cuerpo. Además, los malestares se abordan desde la psicología, no desde el confesionario: lo que antes se veía como transgresión moral ahora se trata con terapia o psicofármacos.

Para Fernández, el desapego de los jóvenes hacia la religión obedece a muchos factores, entre ellos a que la sociedad actual es «muy cortoplacista y poco comprometida», tanto en su relación con la Iglesia como en los vínculos personales y familiares. «Somos una generación que se moja muy poco, que no sabe hacer las cosas por deber, sino porque le complacen».

Del mismo modo que una amistad o una relación afectiva exigen tiempo y dedicación, también la fe requiere perseverancia. A ello se suma, dice, que la sociedad vive desarraigada de su identidad: «Me puedo estar metiendo en un lío, pero creo que a la gente no le gusta verse débil ni mostrarse tal cual es», algo que se complica con las identidades de género y la revolución sexual. «En mi caso, me siento como un sagrario: mi identidad es la que Cristo puso en mí; para mí es perfecta».

Reconoce que los casos de abusos y pederastia empañan la imagen eclesial: muchos se quedan solo en esos escándalos y olvidan que la Iglesia, aunque fundada por Dios, «está constituida por seres humanos tan pecadores como los de cualquier colegio o empresa». Ese enfoque contribuye al distanciamiento de muchas personas.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Los jóvenes católicos son la mitad que hace 40 años, pero cada vez van más a misa