Fotografiando la respiración
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Impulsa un proyecto de Biomagune para desarrollar una herramienta que permita visualizar la ventilación pulmonarCada vez que inspiramos, el aire llega a todas las partes de nuestros pulmones, siempre y cuando los tengamos sanos. Si tuviéramos alguna dolencia que afecte a la ventilación, como la enfermedad pulmonar obstructiva (Epoc), cáncer de pulmón, asma o covid, el aire llegaría mal o no lo haría a todas partes. Conocer los lugares donde se produce esta anomalía es esencial para realizar un diagnóstico temprano de enfermedades respiratorias, evaluar su gravedad y evolución, así como la respuesta del paciente a los tratamientos.
Ya hay herramientas para saber qué es lo que ocurre con el aire cuando llega a nuestros pulmones. Los métodos utilizados en la actualidad, basados en el uso de aerosoles marcados radiactivamente y visualizados mediante tomografía por emisión de fotón único, permiten comprobarlo, pero tienen unos cuantos problemas. No resultan lo bastante precisos, suponen una dosis de radiación significativa para el paciente y presentan inconvenientes operativos para los centros de salud.
Para eliminar estas complicaciones, un equipo del centro donostiarra Biomagune liderado por el investigador Jordi Llop ha desarrollado un radiofármaco que, aplicado junto con la tomografía de emisión de positrones, permite evaluar la ventilación pulmonar de forma mucho más precisa y eficiente que hasta ahora. El interés de este proyecto ha llamado la atención de la Fundación la Caixa, que lo ha seleccionado junto con otras catorce innovaciones de todo el país en el marco de la convocatoria CaixaResearch Validate. A todas ellas la entidad les dará un apoyo económico de hasta 100.000 euros y formación especializada en ámbitos clave como la transferencia de tecnología y la comercialización.
Visualizar la ventilación pulmonar no es tarea sencilla. La espirometría, esa técnica médica por la que soplamos en un aparato para medir el flujo de aire que exhalamos y a qué velocidad lo hace, nos indica si tenemos una ventilación correcta en todo el pulmón, pero si hay algún problema no dice en qué lugar concreto se localiza. Para llegar a ver esa zona se utiliza un agente de contraste «que se diluye con el aire y cuando el paciente lo inspira se puede sacar una especie de foto o vídeo tridimensional de cómo llega ese aire a las diferentes partes del pulmón», explica Jordi Llop. «Saber esto permite, por ejemplo, conocer en qué grado de Epoc estás o si respondes bien al tratamiento, y en un cáncer de pulmón te permite planificar mejor la radioterapia. Tiene utilidad en diferentes patologías», añade el investigador de Biomagune.
La mayor complicación del sistema que se utiliza en la actualidad es la radiación ionizante del agente de contraste. «Es como un aerosol, unas partículas muy pequeñas que están suspendidas en el aire. El paciente las inhala, se quedan en el pulmón, sacas la foto y sabes dónde se han quedado esas partículas y dónde no. El problema es que esas partículas permanecen bastante tiempo en el pulmón, entre cien y 200 horas, con lo que el paciente se lleva la radiactividad a casa durante un par de días». Por el contrario, prosigue Llop, el radiofármaco diseñado en Biomagune «es un gas que inhala el paciente y cuando lo exhala ya se ha ido, con lo que la cantidad de radiación que recibe es mucho menor».
La nueva herramienta ha sido utilizada con éxito en animales. Si todo va bien y no se producen demoras, dentro de un año y medio estará lista para ser probada en humanos. El proyecto ha recibido un impulso con el apoyo económico de la Fundación la Caixa, que inicialmente es de 50.000 euros pero puede aumentar hasta los 100.000, según cómo evolucionen las investigaciones. «El dinero está bien, pero lo que yo valoro más de este programa es la formación, el acompañamiento y la red de os con inversores que pueden estar interesados en el proyecto», asegura Llop.
Del total de quince investigaciones seleccionadas, ocho se enmarcan en el campo del desarrollo de nuevas terapias y fármacos, cuatro son nuevos dispositivos clínicos, dos son técnicas de diagnóstico y el último es un proyecto de salud digital. Se trata de proyectos en estadio inicial a los que la entidad quiere apoyar para acelerar su llegada al mercado y acercarlos, así, a los pacientes que lo necesiten.
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