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Los sexólogos se han convertido en una especie de sabios de 'lo desconocido' a quienes nos gusta escuchar revelar secretos, unos oráculos sobre temas que ... solo hemos tratado con parejas o amiguetes para solventar dudas (y, sinceramente, muchas veces sus tesis, basadas en la experiencia, dejan tanto que desear como las nuestras). Por eso, si una sexóloga se adentra en qué preliminares son los adecuados para tener un buen sexo, somos todo oídos, ¿no? Pues bien, es exactamente lo que va a hacer la sexóloga Lucía Jiménez que, sin embargo, antes de nada, lanza un mensaje a todos los interesados: «Los preliminares no existen». Pues estamos bien... «Lo que quiero decir es que la idea de preliminares pone en el centro de la relación sexual la penetración y despojarnos de esta idea es lo que nos llevará a que el sexo sea increíble».
Y ahora viene otra 'reprimenda': «La palabra 'preliminar' proviene del latín 'prae' (antes) y 'luminares' (de 'umbral', de la puerta). ¿Antes de qué? ¿Pero de qué umbral estamos hablando? Quitando la idea de que en el sexo hay un camino estipulado que debemos recorrer, ahí van algunas cosas que puedes poner en práctica si quieres disfrutar mucho más de tus relaciones sexuales (dejando a un lado, al menos por un rato, el coito)», abronca la experta de la firma de bienestar sexual Diversual.
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Si algo erotiza a una pareja es hablar de sexo o lanzarse mensajes picantones antes de entrar en faena. «Eso sí que es un verdadero preliminar», aplaude Jiménez. Además, no tiene por qué ocurrir inmediatamente antes de entrar en acción... ¡pueden durar días! «Es una forma cómoda de saber cuáles son los gustos de la persona con la que nos relacionaremos y de expresar los deseos propios, de forma que la conversación pueda subir de tono y la misma interacción se convierta en un algo muy placentero», añade.
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«Pon el temporizador del móvil para que te avise a los 15 minutos (se puede comenzar por menos tiempo si así lo preferís). Durante ese tiempo, una persona tiene que estimular una sola parte del cuerpo que elija... de todas las formas que se le ocurran. El siguiente nivel sería elegir las partes del cuerpo que se pueden acariciar y dedicarle esos 15 minutos al conjunto de ellas. Cuando suene la alarma, ¡cambio!».
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Puedes hacer todo lo que se te ocurra –besar, tocar...– con la única regla de que la otra persona no puede ponerte las manos encima en ningún momento. Una variante de esta práctica es la de las 'zonas prohibidas': «Cogemos aceite de masaje y acariciamos el cuerpo de nuestra pareja de arriba abajo, sin dejarnos un centímetro de piel sin manosear a excepción de… sus genitales. A veces no hay nada más excitante que la prohibición para agudizar los sentidos».
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Para quienes no lo sepan, Jiménez explica lo que es: «Se trata de una penetración superficial en la que el pene se queda en la entrada de la vagina, estimulando esa zona, también conocida como introito, y que cuenta con muchas más terminaciones nerviosas de las que creemos –recuerda la experta–. Además, el glande del pene también es de las zonas más sensibles del genital, por lo que esta práctica será muy placentera para ambas personas. De vez en cuando, se puede realizar una penetración profunda, pero la idea es que todo se quede 'en el umbral'».
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Lo importante en este caso es que nada entre dentro de nadie, vamos a olvidar –por el momento o no– lo de la penetración. «Se trata de estar cuerpo contra cuerpo, desnudos o con ropa, frotándose entre sí, ya sea genital con genital o con pierna, brazo, o lo que se nos ocurra», describe Jiménez.
Minuto a minuto
De 11 a 13 minutos es el tiempo que, de media, se dedican a los preliminares, según un estudio publicado por Journal of Sex Research. Aunque lo ideal serían unos 20. La investigación concluyó que después venían de 7 a 8 minutos de coito, de promedio. Y una curiosidad: los encuestados querían que el encuentro tuviese dos coitos.
Clave para el éxito Hay consenso en que el sexo no es solo el coito o el orgasmo. Por eso el 'antes' (besos, juegos, whastapps, gestos, roces) son tan importantes como el resto del proceso. De hecho, ese calentamiento es clave para que el encuentro se produzca en condiciones óptimas, ya que se estima que menos de un 20% de las mujeres llega al clímax solo con la penetración.
«Investigaciones recientes en sexología proponen una reevaluación de esta perspectiva, destacando la importancia y los beneficios de las actividades sexuales no penetrativas (ASNP) como componentes fundamentales del placer y el bienestar sexual», indica Adnane Kabaj - co-fundador de la marca de bienestar sexual IntyEssentials y Lovely Sins (tienda erótica sex positive en Bélgica). Según señala, un estudio en el International Journal of Clinical and Health Psychology señaló que la satisfacción sexual y el bienestar psicológico están estrechamente relacionados con la percepción reducida del estrés, «lo que sugiere que las interacciones sexuales, independientemente de la penetración, pueden servir como un mecanismo efectivo para la gestión del estrés». Otros estudios, como el de McCarthy y Metz (2018) argumentan que el énfasis en la respuesta sensorial sin la presión de la penetración o el orgasmo puede mejorar la comunicación, aumentar la conciencia corporal y reducir la ansiedad asociada con el rendimiento sexual, tal y como explica Kabaj.
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