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Subir escaleras puede ser muy beneficioso… o el principio de una lesión. La advertencia del fisioterapeuta Juanma Ortega sorprende. ¿No nos están diciendo cada día ... que nos olvidemos del ascensor y subamos a pie? Los dos pisos en el trabajo, los tres que tengo en casa. Si es solo eso, todavía... pero si es más, habría que prepararse antes. «Subir escaleras es un ejercicio aeróbico potente: eleva la frecuencia cardiaca rápidamente, mejora la resistencia y activa el metabolismo, incluso en sesiones cortas», desgrana los beneficios Ortega, experto en salud muscoesquelética. Y advierte inmediatamente: «Que algo te haga sudar no significa que sea saludable. Y no lo es si tu cuerpo no está preparado para esa carga. Para que el beneficio cardiovascular no se convierta en una lesión lumbar o articular, hay que preparar la base. Subir escaleras con un cuerpo desequilibrado es como cambiar las ruedas de tu coche porque desgasta más de un lado que de otro. Si no le haces el reequilibrado al vehículo, seguirás teniendo el mismo problema incluso con las ruedas nuevas».
El problema es que, como subir escaleras no exige de equipamiento ni necesitamos para ello apuntarnos al gimnasio, ni siquiera dedicarle mucho tiempo, «mucha gente lo incorpora a su rutina diaria como si fuera saludable por definición. Cuando, en realidad, es una actividad de impacto moderado que exige una buena movilidad de cadera, una alineación postural correcta y una musculatura funcional».
Esto es, «si los isquiotibiales están rígidos, si el cuádriceps no tiene fuerza o si hay déficit de estabilidad en tobillos o caderas, el movimiento repetido puede convertirse en una fuente de desequilibrio y sobrecarga. Y eso termina afectando a la columna lumbar», señala el fisioterapeuta, que lo ha visto muchas veces en consulta. «He tratado a decenas de personas que empezaron a subir escaleras, caminar cuesta arriba o hacer series en cuestas corriendo todos los días como hábito saludable y terminaron con dolor lumbar o con sobrecarga en las piernas», advierte.
¿Por culpa de las escaleras? No, por culpa de una falta de preparación previa. ¿Y si ya nos hemos lanzado a ejercitarnos escaleras arriba y abajo? Entonces, habrá que estar atentos a las tres señales que nos indican que nuestro cuerpo no está tan preparado como creíamos.
Dolor en la parte frontal de la rodilla
«Suele indicar un mal funcionamiento del cuádriceps o una sobrecarga de gemelos e isquiotibiales debido a una mecánica defectuosa al subir», alerta Juanma Ortega.
Tensión o dolor en la zona lumbar tras varias repeticiones
«Es el síntoma más claro de que la musculatura de las piernas no está absorbiendo bien la carga y ésta empieza a quedarse cada vez más rígida, lo que aumenta el riesgo de lesión músculo-tendinosa y favorece el deterioro articular prematuro (artrosis)».
Sensación de sobrecarga en una sola pierna o cadera
«Tenemos una pierna que trabaja más que la otra y eso, con una actividad repetitiva, puede provocar un aumento de ese desequilibrio», señala el experto.
Cualquiera de estas tres señales nos deberían hacer parar. «Subir escaleras no tiene instrucciones, no tiene técnica aparente y eso puede hacerlo peligroso. Porque una cosa es subir a tu casa desde la calle y otra muy diferente es que durante varios minutos y de forma intensa te dediques a subir escaleras. Y así varias veces por semana».
Ahora bien, si la musculatura está preparada, no hay problema. Es más, «es una de las actividades más completas y accesibles que existen». En esta línea, los responsables del equipo de fisioterapia del Hospital Vithas Vitoria recuerdan que este ejercicio «mejora la salud cardiovascular, fortalece músculos como los glúteos, cuádriceps, isquiotibiales, gemelos, tibiales y peroneos». Por otro lado, «es un ejercicio idóneo para la quema de calorías, lo que ayuda a controlar el peso, además de mejorar la resistencia».
Para quienes tengan el cuerpo preparado, Marcos Vázquez, autor del popular blog Fitness Revolucionario, propone un sencillo ejercicio, un 'snack' como llama él a las «pequeñas dosis de movimiento que incluimos varias veces al día». Por ejemplo, las escaleras: «Tres 'snacks' diarios de subir tres tramos de veinte escaleras (sesenta en total) tres días a la semana es suficiente para mejorar en pocos meses la capacidad cardiorrespiratoria», asegura.
Espalda recta: «Hay que evitar inclinar el cuerpo hacia adelante. De esta manera, activaremos el core y aportaremos mayor estabilidad en la faja abdominal», orientan los especialistas del equipo de Fisioterapia del Hospital Vithas Vitoria.
Apoyo y la distribución del peso: «Debe ser homogéneo, controlado y suave, sin impactar fuerte, repartiendo el peso del cuerpo de manera equitativa en ambas piernas. Para ello, nos aseguraremos de apoyar toda la planta del pie sobre el escalón».
El ritmo: «Debe de ser constante, controlando la respiración, inhalando antes de pisar y exhalando al avanzar el escalón. En caso de fatiga, deberemos descansar».
Calzado: «Es importante llevar calzado con buen agarre, y también es recomendable el uso del pasamanos».
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