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Estamos en Cannes, naturalmente. Más exactamente en la sala Debussy, la segunda en importancia cinematográfica y en aforo, tras el Grand Auditorium Lumière. Estamos en ... Cannes, en la Debussy, es viernes y dentro de nada serán las dos de la tarde. Es la fecha, el lugar y la hora pactados para que empiece la lección magistral de cine y vida de Sylvester Stallone, alias 'Rocky', alias 'Rambo', alias últimamente uno de los 'mercenarios' siendo los otros Schwarzenegger, Gibson y compañía.
En este intensísimo conglomerado de cine de autor, arte y ensayo e inmenso espectáculo que ha desplegado el Festival International du Film en su edición 72, como queriendo demostrar a las plataformas que su poder es inmensurable, incondicional e invencible conviven el cartel oficial con Agnès Varda en actitud de lo que siempre fue, cineasta, y el sombrero de vaquero de Robert Rodriguez que presentó en la Quincena 'Red 11' y dijo que simplemente el logo de su productora había costado mucho más que los míticos 7.500 dólares que se gastó en su primera 'machada', 'El mariachi'. Conviven los zombies con las colas interminables para ver 'Matthias et Maxim', de Xavier Dolan. La han odiado a placer (aquí se ama y se mata siempre a lo grande) pero es una delicia de desbarajustes emocionales con escenas de pura comedia disfuncional, referencias jugosas a Almodóvar, líos de idiomas canadienses, madres sin remedio aparente y momentos sublimes como los del nadador en el lago. Piden para ella simultánea e indistintamente la Palma y el Gaólgota- Como sucede con 'Roubaix, une lumière', de Desplechin, adorada por los ses, vituperada, con bastante razón, por los demás.
Casi todo, menos las plataformas llamadas Netflix o Amazon, es compatible en y con Cannes. Por eso se abrirá el telón, aparecerá Stallone y estaremos en el Cannes donde Oliver Laxe, un gallego nacido en Francia, vivido diez años en Marruecos, premiado por la Fipresci por su espléndido 'Todos vosotros sois capitanes' de 2010, ha presentado 'O que arde' sobre los fuegos que arrasan con Galicia, filme casi portentoso con escenas grabadas a ras de incendio en las que uno juraría que las cámaras tuvieron que derretirse mientras filmaban.
Por tanto, porque todo es compatible, hasta la aparición de comandos que se declaran irreductiblemente en contra de la de Tarantino, Stallone no solo dará una clase magistral en la Debussy sino que al anochecer mostrará las primeras imágenes de 'Rambo V: Sangre Final' antes de la proyección en 4k de la recién restaurada 'Acorralado' de 1982.
Todo es compatible en Cannes, las tapas en las tabernas, los trajes de etiqueta (sic) para los perros que entran en los bolsos Vuitton, la devoción provenzal a Santa Rita, que 'Le jeune Ahmed' de los Dardenne se proyecte ya en las salas comerciales de Niza, que pidan la Palma para Almodóvar o que digan que la de Taranto y la de Dolan son películas 'demasiado masculinas' porque las mujeres ocupan pocos fotogramas. Curioso. Porque por otras pantallas arrasa lo mejor de la filmadora de 'Bande de filles', Céline Schiamma que se crece en la Sección Oficial con su 'Portrait de la jeune fille en feu'.
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